lunes, 31 de octubre de 2022

LIBRO EL DISCIPULO AMADO

 


El Padre, Antonio Pavía Martin-Ambrosio, Misionero Comboniano, muy conocido por todos nuestros seguidores de “Pastores según mi corazón”, recientemente ha publicado este nuevo libro, manifiesto personal de sus ya largos años de fecundo apostolado.

Sus páginas son, eminentemente una profunda reflexión y evidencia de los testimonios y de las huellas transparentes e inspiradoras que Dios nos va dejando, invitándonos a seguirle como discípulos suyos, ya que sentimos la urgencia de recogerlas en nuestro corazón, para seguir bebiendo de sus fuentes, como lo hacemos, en la Comunidad Bíblica: María Madre de los Apóstoles, una familia que nos sentamos en la misma mesa, bien servida, para compartir en común.

Se puede adquirir en las Librerías San Pablo,

o bien en la Editorial San Pablo.

Teléfono 91 742 51 13.

 

LIBRO EL DISCÍPULO AMADO




 

domingo, 30 de octubre de 2022

Charla entre dos

 


  Oye ¿Sabes que la puerta del cielo es estrecha?, yo creo que por ahí no entra casi nadie.

- ¡Eso está claro! pero estrecha... lo que pasa es que no hay puerta que aguante nuestro súper tamaño, nos vamos de aquí tal que esferas aerostáticas ¡Menuda acumulación”! No no, así no hay manera de entrar...

- Entonces el purgatorio debe ser la pera, no debe tener ni puerta...

- Es verdad, pero lo peor no es eso, es que he oído que la del infierno es bestial, ancha a tope, más que un agujero negro...  

- ¡Jopé tía, y arrastrará que no veas...! Ya no es que seas una mesa camilla es que te vas rodando desde que “desapareces”, pues... habrá que hacer algo ¡digo yo! 

- Creo que hay unas “dietas geniales” solo tenemos que tomarlas en serio y empezar.

- Va a ser que sí. Se me ocurre que hoy depositemos “nuestras gorduras”, en Alguien que me han dicho absorbe todo, y si Le escuchamos y hacemos lo que nos pide... Tema resuelto, ya verás cómo aflacamos.  

- No hay otra, o adelgazamos aquí o lo vamos a tener fatal pero fatal; además la “descarga” es gratis.   

Y las dos muchachas marcharon a buscar a ese Alguien que les diría cómo agradar a Dios para entrar por la Puerta del cielo, por cierto, tan amplia como el universo para quien desee pasar por ella según el Evangelio Católico (Nihil obstat imprimatur) ¡NO OTRO!: Apoc.22, 8-21.

   Emma Díez Lobo    

 

sábado, 29 de octubre de 2022

Partiendo la Palabra XXXI Dom. T.O. (Lc 19,1-10)

 


Zaqueo, jefe de publicanos y rico es aparentemente un triunfador. Un día oye bullicio en la calle, se asoma y le dicen que Jesús está entrando en la ciudad. Todos desean verle, también él.  Si le preguntamos porque quiere conocer a Jesús nos diría que le necesita porque aun habiendo alcanzado la meta de sus sueños: riquezas, prestigio, posición social...etc, tiene una especie de vacío interior que le bloquea la felicidad que ansía.

 Zaqueo es un pecador, pero tiene un soplo de honestidad que le lleva a admitir, cansado cómo está de engañarse a sí mismo, que su felicidad hace aguas. Es esta honestidad, hermana de la sabiduría, la que le mueve a decirse, ahora o nunca; la que enciende en su corazón el deseo de conocer a Jesús.

 Alentado por estos razonamientos sale a la calle y ve que está abarrotada. En un primer instinto desea dar marcha atrás, sin embargo, ignorando su ego, se sube a un árbol como un chiquillo más, porque era bajo de estatura. Ve que Jesús se va acercando y tiembla ante la posibilidad de que pase de largo sin reparar en él.! ¡No conoce a Jesús! Al llegar al árbol dónde estaba, Jesús elevó su mirada hacia él y le dijo: Zaqueo quiero hospedarme en tu casa...y podría añadir: "Porque todo el que busca encuentra " (Lc 11,9-10).

 

P. Antonio Pavía

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jueves, 27 de octubre de 2022

Como Tú quieras

 

  Hoy se me saltaron las lágrimas de alegría escuchando a Dios. Me hacía saber que no tenía que hacer cosas especiales para un día decirLe: “Yo lo hice pensando en estar junto a Ti”.

Gran error creer que yo me salvaba por mi misma ¡Pretensión la mía!, pues ¿quién era yo?    

Pues nadie, como si la salvación dependiera de mí. Me dijo que solo tenía que hacer una cosa “colgarme de Él” y dejarLe hacer. Me recordó aquella Parábola de los leprosos que se encuentra en el camino y los envió al templo para su curación milagrosa; solo uno que no era judío volvió y Le alabó reconociendo su gloria. Los demás se curaron, pero ¿se salvaron?

La autosuficiencia de pensar que nuestros grandes méritos nos salvan, no es de Dios, es de nosotros. Somos simplemente un instrumento de sus manos ¿Queremos ser parte de su “caja de herramientas”? Pues yo sí, aunque tengo que aprender a utilizarlas mejor, la verdad.  

Y me fui tan contenta, relajada por primera vez dando gracias por reconocerLe en mí y agradecer por ello como el extranjero de la parábola.   

Sostengámonos en Dios y confiemos. Eso sí, como te desenganches de su túnica y te creas genial autor de “tus bondades” para ser premiado, estás perdido.  

- “Señor, Señor ¿No profeticé en tu nombre y…?”  (Mt 7:22.23) ¡Pues hala fuera por fariseo, no os conozco!!!

¿Ves? Es lo que pasa si nos falta humildad.   

  Emma Diez Lobo    

miércoles, 26 de octubre de 2022

Partiendo la Palabra (Lc 23,39-44)

 


Tenemos presente el texto anterior y volvemos a Dimas el buen ladrón que como sabemos dio testimonio de Jesús sin pedirle que le librase de la Cruz. Era como si morir junto al Hijo de Dios fuese el gran acierto de su vida. La actitud de Dimas es en parte una denuncia de ciertas acciones interesadas que todos habremos tenido en el pasado. Me refiero a prometer sacrificios, limosnas...etc a Dios a cambio de que nos haga Los que le pedimos.

 

Dimas no actuó así, por eso su testimonio de Jesús estaba limpio de intereses ocultos. Además, al no unirse, como el otro ladrón al coro infame de los que maldecían a Jesús burlándose de El por sus pretensiones mesiánicas y de ser Hijo de Dios, se expuso al desprecio de todos. Desprecio y escarnio sufrido por Jesús y que había sido profetizado: " Las afrentas con las que te afrentan, caen sobre mi" (Sl 69,10).

  Al asegurar Jesús a Dimas su salvación, cumplió esta promesa suya: “A aquel que se declare por mi ante los hombres, yo me declararé por él ante mi Padre " (Mt 10,32).

  Dimas se declaró por Jesús, y Jesús se declaró por él. He ahí la cumbre del Amor perfecto.

 

 P. Antonio Pavía

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martes, 25 de octubre de 2022

Partiendo la Palabra (Lc 23,39-43)

 

 Conocemos la historia de Dimas el buen ladrón que dio testimonio de la inocencia de Jesús en el Calvario y también de su divinidad al decirle: " Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino. "No creo equivocarme si digo que, al menos instintivamente nos sorprendió la respuesta de Jesús: "Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Cielo".

  Aparquemos la sorpresa; tengamos en cuenta que, al dar testimonio de la inocencia y divinidad de Jesús, Dimas crucificado como El, no le pidió nada; era consciente de que él si era culpable y por lo tanto merecedor del castigo. Así se lo hizo saber al otro ladrón que por cierto se unió a los que maldecían y se burlaban de Jesús groseramente: Tu que presumes de ser Hijo de Dios, el Rey de Israel...etc. baja de la Cruz.  Confabulado con ellos dijo a Jesús: " ¿No eres tú el Cristo? Sálvate a ti y a nosotros" En medio de tanta inmundicia verbal Dimas dijo a este hombre: ¿No temes a Dios tú que sufres la misma condena? Nosotros con razón, él, sin embargo, nada malo ha hecho. 

 Hasta aquí la primera parte sobre Dimas el buen ladrón la segunda la veremos, si Dios quiere, este miércoles.

 P. Antonio Pavia.

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lunes, 24 de octubre de 2022

Yo soy bueno

 


 Vamos a ver, ¿qué tú eres bueno? Y yo reina de Francia... ¡Que el pecado anda en nosotros como “Pepe” por su casa! que no que no, que de buenos nada; somos tal que pecadores irresistibles. Grave error creer que las “faltillas” que cometemos son inapreciables y no cuentan. ¡Ya! y el demonio dándote la razón para que acumules tropecientos mil pecados sin confesar.   

¡Madre mía, qué presunción de bondad!, ¿Pero no quedó claro que Jesús vino por nuestras imperfecciones y maldades? Pues parece que muchos no se enteran.  

La condición de humano te hace constante vulnerable al mal: No tan bueno, no tan humilde, no tan piadoso, no tan caritativo, no tan comprensivo, no tan hermano de tu hermano y tienes millones de hermanos. ¿Rezar por los que se pueden condenar?, o pensar ¡Ojalá les caiga encima!... En fin, pecadores en cuanto nos levantamos de la cama.  

Yo, es que no doy una... Y mirad que lo intento, pero me falta un montón para parecerme a como Dios me pide; por eso voy a misa, por eso me confieso con frecuencia, por eso pido que el Evangelio inunde mi pensamiento.  

Y veo un atisbo de cambio -al final del túnel ¡claro! - sobre mi actitud ante los locos de este mundo. No rezamos para que no hagan el mal, sino por los que lo sufren y así nos va, sufre que te sufre.    

Mejor sería pedir por ellos y ¡Cuántos males se eliminarían!   

No, no somos geniales...

       Emma Díez Lobo     

sábado, 22 de octubre de 2022

Partiendo la Palabra. Domingo XXX del T.O. (Lc 18, 9-14)

 


Jesús presenta hoy dos hombres, uno fariseo y el otro publicano que suben al Templo a orar. El fariseo airea satisfecho de sí mismo, sus obras: Ayunos, limosnas... etc. En realidad, es un pobre hombre; está en las antípodas de María que alaba a Dios por las obras que Él ha hecho en Ella: "El Poderoso ha hecho obras grandes en mi" (Lc 1,49).

 Este hombre está tan engañado, es tan necio, que se cree con autoridad para juzgar a "los malos":  ladrones. adúlteros, injustos... etc. y termina cargando contra el publicano que, al fondo del Templo, compungido se golpeaba el pecho": "Señor, ten piedad de mí que soy un pecador."

 El fariseísmo en su peor versión llevó a Jesús a la crucifixión.

 Jesús por ese Amor tan suyo, que no alcanzamos a comprender, agonizante suplicó al Padre: "Perdónales porque no saben lo que hacen "Escribe Lucas que al morir con su perdón en los labios” todos se volvieron golpeándose el pecho" (Lc 23, 48)  como el publicano de quién Jesús había dicho que salió del Templo justificado; que en la Escritura quiere decir: ¡Inocente!

 

P. Antonio Pavía

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miércoles, 19 de octubre de 2022

Partiendo la Palabra (Sl 16)

 

Empieza así este salmo: " Protégeme Dios mío porque tú eres mi refugio, mi único bien..." A lo largo del Salmo vemos que este fiel israelita ha llegado a intimar con Dios que es el lote de su heredad.

 Lo explico. Al llegar Israel a la Tierra Prometida, la dividieron en 11 lotes para las distintas tribus dejando aparte la de Levi que por estar al servicio de Dios y por El, al pueblo recibirá el diezmo de las demás tribus. Este salmista, sin duda un levita, se considera privilegiado porque le ha tocado a Dios como lote de su heredad.

 Los miembros de las otras tribus producen en sus lotes frutos y bienes de toda especie, los hijos de Levis les ofrecen el culto a Dios y su Palabra rebosante de Sabiduría, alimento para sus almas.

 Hay un paralelo bellísimo entre este salmo y el siguiente texto del libro de los Proverbios: "La Sabiduría se ha construido una casa...ha preparado un gran banquete. Venid y comed de mi pan, bebed de mi vino..." (Sb 9,1...)

 Los discípulos de Jesús tenemos la misión, cada cual, según su carisma, de ofrecer a los hijos de este mundo - siempre insatisfechos alcancen lo que alcancen - el Pan Vivo y el Vino Nuevo que brotan del Santo Evangelio de Jesús: La Palabra y la Eucaristía…"porque Dios es Dios de vivos no de muertos."(Mc 12,27).

 

 P. Antonio Pavía

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lunes, 17 de octubre de 2022

Partiendo la Palabra (Sl 123)

 


Hay días en los que nuestra vida nos parece tan desoladora que   hasta nuestra fe se debilita. Dios que tanto nos ama viene a nuestro encuentro con palabras de vida como por ejemplo estas del salmo 123 que nos invitan a elevar nuestros ojos a Él buscando su protección. Dice a Dios este salmista: "A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en el Cielo, como están los ojos de los esclavos fijos en los ojos de sus señores...  " Este israelita sirviéndose de la imagen de los esclavos cuyas vidas están - como era en aquel tiempo- en las manos de sus amos, depositado su dolor y desesperación en las manos de Dios.

 Sólo que Él no quiere esclavos como dirá su Hijo siglos más tarde a sus discípulos: " Ya no os llamo siervos porque el siervo no sabe lo que hace su Señor, a vosotros os llamo amigos..." (Jn 15,15) Palabras del Señor Jesús que nos elevan hasta el infinito al saber que el vocablo amigo significa, en la Escritura: " Mi otro yo". O sea que los discípulos de Jesús estamos llamados a ser " Su otro yo " en la tierra... y también en el Cielo. Vivamos con nuestros ojos fijos en El (Hb 12, 2...)

  

P. Antonio Pavía 

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sábado, 15 de octubre de 2022

Domingo XXIX T.O. (Lc 18,1-8)

 

Dios cuida de ti 

 Jesús nos presenta hoy una pobre viuda a la que alguien aprovechándose de su desvalimiento la ha despojado de sus bienes sirviéndose de artimañas. El juez la ignora despiadadamente. Tiene en otros casos que le dan más renombre, pero como ella insiste un día y otro, decide atenderla para quitársela de encima. Entonces dice Jesús: Si este juez, siendo inicuo, hizo justicia a esta viuda, solo para que la dejase en paz…  ¿No hará Dios justicia a sus elegidos que le invocan sin cesar? 

 En la Escritura, que un hombre invoque a Dios significa escogerle como único Defensor de sus causas; esto implica no buscar otras salidas como:  devolver mal por mal, ofensa por ofensa, injuria por injuria; en definitiva, que se tome la justicia por su mano.

 Esto es invocar a Dios. Jesús termina este Evangelio diciendo: "Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará "está fe" sobre la tierra?

 

P. Antonio Pavía

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miércoles, 12 de octubre de 2022

Partiendo la Palabra (Sl 135,5)

 


 Exhortación del salmista: "Alabad al Señor porque es bueno tañed para su nombre que es amable porque el Señor se escogió a Jacob, a Israel como posesión suya" Dios elije a Israel como posesión suya. Si esto nos parece estremecedor, que podremos decir al saber que, en el texto original, el hebreo, el salmista escribió: " El Señor se escogió a Israel como su tesoro " No termina aquí nuestra sorpresa; sabemos que el Nuevo Testamento es la plenitud de la revelación de Dios iniciada en el Antiguo Testamento.

 Nos quedamos pues sobrecogidos al descubrir que cuando Jesús eligió a sus discípulos para que estuviesen con El (Mc 3,13-14) los escogió y   sigue escogiendo considerándolos como su tesoro.

 Nos toca ahora a nosotros saber escoger, o sea, decidir si deseamos que Jesús sea o no nuestro Tesoro para que florezca el Amor perfecto.

 Para esta elección sobran palabras bonitas y promesas. Es cuestión de imitar a aquel hombre que encontró un tesoro en un campo, San Agustín lo llamaría los verdes prados de las Escrituras, y vendió cuanto tenía para comprar ese campo, para guardar, como María, la Palabra en sus entrañas. (Mt 13,44) 

 

 P. Antonio Pavía

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martes, 11 de octubre de 2022

Comulgar a Dios


 Comulgar a Dios es tenerLe contigo literalmente, pero no Le vemos y ¡Claro!...  ¿Cómo va a estar contigo Quien hizo el universo, inventó tus venas o tu alma? Y sin más, nos aventuramos a la Sagrada Comunión.  

¡Somos templo de Dios!, habrá que ser conscientes y estar en Gracia para recibirLe, porque llegará el día en que salga “volando” de nuestra lengua o nos aplique Corintios 11, 27-29, que es peor.  

¿Sabéis que dice este pasaje? Que, si no eres digno y Comulgas, te comes tu propia condena. La Comunión es tan seria y de tanta responsabilidad...        

Con pecados capitales o un montón de veniales, no se puede Comulgar; Solo faltaba que te dé un “patatús” y te condenes por hacer lo que te parece.     

Inciso: No sé yo la reina de Inglaterra... mucha flor en Buckingham por su muerte, pero ese país se alejó del Santo Evangelio hace más de 5 siglos. Que acepten a Cristo no significa seguir su Palabra. Advertencia en Apoc 22:18-19.                

Jesús en vida dio el pan en la mano a sus ministros, pero nosotros, pueblo a rescatar para Dios... Me cuesta levantar la rodilla del suelo o tocarLe con mis manos.  

Después de Morir por nuestra causa y perdonarnos en confesión miles de veces, me hace sentir lo mucho que Le debo y por ser Dios a Quien recibo, sigo diciendo “Amén” aunque ya muchos  tampoco digan “Cuerpo de Cristo”.       

Roma, Roma... No te entiendo ¿Debería?

Emma Díez Lobo     

lunes, 10 de octubre de 2022

Partiendo la Palabra (Jn 1,1-5)

 


Comienza Juan su Evangelio diciéndonos qué en la Palabra estaba la Vida; Luz de los hombres que brilla en las tinieblas venciéndolas. Por eso Jesús dice que sus discípulos somos la luz del mundo (Mt 5,14). Efectivamente somos la luz que vence al mundo; a Satanás que engañó a Adán y Eva asegurándoles que serían como dioses (Gen 3,5) y nos convirtió en esclavos, en perritos suyos. Dios que es amor abolió está esclavitud y nos convierte en hijos suyos. 9,9-12)

 Nos envió a su Hijo para que con su Fuerza y su Luz sometiésemos al "padre de la mentira" (Jn 8,44) Irradiamos la Luz de nuestro Buen Pastor al mundo en la misma dimensión que la irradiaron los Apóstoles, por medio de la Palabra: "Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y palpado con nuestras manos acerca de la Palabra de la Vida, porque la Vida se nos manifestó... os lo anunciamos ... (I Jn 1...) 

 Desde entonces sus sucesores en el Discipulado, hoy día nosotros, vemos, oímos, palpamos, con los sentidos del alma, como dice San Agustín, la Vida que se manifiesta, se hace visible en la Palabra y la anunciamos. Nada hay mayor y más sublime en el mundo que esto.

 

P. Antonio Pavía

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sábado, 8 de octubre de 2022

Partiendo la Palabra Domingo XXVIII del Tiempo Ordinario

 


Veamos uno de los muchos puntos catequéticos que nos ofrece este Evangelio.

 Diez leprosos ven a lo lejos a Jesús y le piden que les cure. Le suplican desde lejos, porque la ley obligaba a los leprosos a marcar una distancia con los demás y esto tiene un gran matiz catequético simboliza la distancia abismal entre la impureza del hombre y la Santidad de Dios. Solo Él podía abolir está distancia y lo hizo con su Encarnación: Jesús hecho hombre se acercó a nosotros y tomó sobre sí nuestra impureza, que en la Biblia es sinónimo de lepra. Isaías profetizó que el Mesías llevaría en su carne nuestras heridas, nuestra lepra y nos curaría. (Is 53, 4-5) 

 Es la curación exterior, signo del resplandor de nuestra alma. Así, nos dice Pablo, Jesús nos presenta ante el Padre, "Santos e Inmaculados." (Ef 1,4).

 Este Evangelio nos insta a perder nuestros miedos a causa de nuestros pecados por enormes que sean. Recordemos estas palabras de Jesús: 

 "Al que venga a mí no le echaré fuera" (Jn 6,37)


 P. Antonio Pavia

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miércoles, 5 de octubre de 2022

Partiendo la Palabra (Mt 28,19-20)

 

Jesús, al subir al Padre, confío a sus discípulos la misión de anunciar el Evangelio de la salvación a todos los hombres. Llevamos cumpliendo esta misión 2000 años y podemos decir que se ha cumplido y sigue cumpliendo en infinidad de personas este texto de la Escritura: "Encuentran la Sabiduría - la Palabra - los que la buscan...ella misma va al encuentro de los que son dignos de ella..."(Sb 6,12-16).

 Nos preguntamos: ¿Quiénes son dignos de la Sabiduría? No es cuestión de cultura, condición social, cualidades...etc., sino de ser buscadores de Dios, aquellos que aún sin ser conscientes de ello, representan a la esposa - imagen del alma - del Cantar de los Cantares que hambrienta de amor susurra así a Dios: ¡Déjame oír tu voz! (CT 8,3) Le está suplicando que la enseñe a "partir la Palabra" para beber su "Espíritu y Vida" (Jn 6,63).

 El Hijo de Dios está ansioso por enseñarnos a partir su Palabra que encierra su Amor insondable por los que le buscan con sincero corazón. Ella, la Palabra nos capacita para amar a Dios en espíritu y verdad; con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas (Dt 6,4-6).

 

P. Antonio Pavía

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martes, 4 de octubre de 2022

Se lleva dentro

 


Ser católico no se lleva por fuera, se lleva en el alma. No nos ponemos una cruz al cuello para adornarnos ni lo vamos diciendo por ahí. Es intentar aprender de Jesús en el trato con los demás, llevarle en las cosas de la vida:

Recuerdo que como tripulante en mis vuelos “complicados”, que por cierto hubo un montón, mordía la cruz que llevaba sin dejar de rezar; si supierais como quedó... llena de marcas de mis “paletos” delanteros ¡Pobre cruz, menos mal que era maciza! Pero cuánto me acompañó allí arriba...          

Ahora veo cruces colgando en orejas o tatuadas en la piel... Me da tristeza. La Cruz no puede ser tatuada -Lev 19,28, lo prohíbe-; es absurdo e irreverente; si conocieran a Cristo sabrían que no Le gusta estar pintado en la piel de ningún humano.

Cuando la gente nos importe, cuando la caridad circule por nuestra sangre, seremos católicos. El tema está en que, si no escuchamos a Jesús y no Comulgamos en Gracia, difícilmente amaremos al hombre o rezaremos por la conversión de muchos.    

Ser católico se lleva dentro y la Iglesia es el apoyo necesario. Rezar por el que necesita, por el desconocido que te cruzas y te conmueve, por quién ves morir en las noticias...         

Pero no intentemos ser “buenísimos” ni hagamos cosas extraordinarias pensando en el premio de Dios. No, no funciona así la cosa, es más sencilla: CONFIANZA plena en la Palabra no alterada, nos hará mejores sin darnos cuenta. 

 Emma Diez Lobo

lunes, 3 de octubre de 2022

Partiendo la Palabra (Ez 37,13-14)

 


 El profeta Ezequiel anuncia el retorno del pueblo elegido, cautivo en Babilonia, a su tierra.  Les dice que Dios abrirá sus tumbas - su muerte interior- infundiendo su espíritu en ellos. Ante su escepticismo, sella la promesa con esta garantía: "Yo lo digo y lo hago" Así hay que acoger el Evangelio de Jesús. Sus palabras son vivas y eficaces porque al apretarlas contra nuestro corazón, El las "hace Vida" dentro de nosotros.

 Fijémonos en María. Oyó el Anuncio del Ángel cómo tú oyes el Evangelio. En un primer momento queda perpleja, entonces el Ángel le dice que será madre de Jesús por obra y gracia del Espíritu Santo. Nos recuerda la promesa de Dios a Israel:  "Yo lo digo y lo hago" Con esta garantía del mismo Dios, María responde al Ángel “Si Dios va a hacer en mi lo que me has anunciado, ¡Hágase en mí!

 Hay una analogía preciosa entre María y los que deseamos ser discípulos de Jesús. Al escuchar su Evangelio también quedamos perplejos, pero le decimos: ¡Señor, haz en mi lo que me dices!

 

P. Antonio Pavía

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sábado, 1 de octubre de 2022

Partiendo la Palabra Dom XXVII T.O (Lc 17,5-10

 


Señor, auméntanos la fe, dicen los apóstoles a Jesús. Todos hemos hecho esta petición a Jesús sobre todo cuando nos afligen las contrariedades.

 Hablar de la fe que agrada a Dios es hablar de María de Nazaret. La propuesta que le hace el Ángel, en nombre de Dios, que de ser madre de su Hijo la descoloca por completo. El Ángel la ilumina diciéndole que el Espíritu Santo vendrá sobre ella y que el poder de Dios la cubrirá con su sombra. (Lc 1,35) María da el paso majestuoso de una fe apoyada en sus posibilidades a la fe que nace de la Fuerza de Dios, que hace posible lo imposible. No pregunta nada más al Ángel; poniendo confiadamente su vida en manos de Dios y le responde:  Hágase en mi según tu Palabra.

 A los que emprendemos el camino del Discipulado nos pasa algo parecido. Recibimos el Evangelio que está a años luz de nuestras posibilidades, pero sabemos que el Espíritu Santo que aletea sobre el “Libro Santo" también nos cubrirá con su sombra para llegar a ser discípulos de Jesús. Para ello, el Evangelio ha de ser nuestro Libro Santo noche y día.

  Entonces podremos decir a Dios: ¡Hágase en mi según tu Evangelio! Esta es la fe que hemos de pedir a Jesús

  

P. Antonio Pavía

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