Acoger,
abrazar, extender los brazos hacia quien llega y cruza su mirada con la mía.
Acoger porque le miro con los ojos del corazón, renunciar a mi juicio y
desplegar misericordia, como hizo Jesús.
Buscar
sin descanso un lugar común, un sitio donde encontrarnos y dejar que Dios nos
recuerde que somos hermanos.
Mirar
tu miseria y reconocer la mía, sentir tu dolor y querer curarte.
Defenderte,
amarte, llorar con tu pena y recorrer el camino del por qué.
Bajar
a tu lado desde mi mirada alta, cruzar mis ojos con tu decepción y darte
esperanza.
Acoger,
abrazar, sentirte mi hermano, responder a Dios con el mismo gesto con que nos
amó y nunca olvidar que yo fui salvada y que ahora es mi turno de entregarte a
ti lo que me fue dado.
Olga
Alonso
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