Hoy nos dice Jesús: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente". Todos queremos amar así a Dios, pero ¿Como, con el corazón tan inestable que tenemos, como dice Jeremías? (Jr 17,9).
"¿Quién soy yo para que Dios me engrandezca
tanto...? Tú mi Dios me prometes esto... y tus palabras se
cumplen..." (2Sm 7, 18…). A causa de tanto Amor se supone que
David sería totalmente fiel a Dios. Pues no; David cayó en adulterio,
asesinato...etc. Ante tanta debilidad, su grandeza consistió en no
desesperarse; no tiró la toalla, al contrario, se acercó más a Dios en su
oración y le suplicó: ¡Dios mío, crea en mí un corazón nuevo! (Sl 51,12). David
comprendió que solo con un corazón nuevo podría amar a Dios con total
fidelidad.
P. Antonio Pavía
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