A estas alturas vamos a hablar de nosotros, de los que somos o estamos en
camino de ser Discípulos de Jesús, nuestro Buen Pastor a quien los Salmos llaman:
"El Fuerte en la batalla" (Sl 24,8).
Jesús nos enseña a vencer al
Tentador, en lo que San Pablo llama, el combate de la fe. (2 Tm 4,7). Es un
combate en el que equipados con el "Evangelio de la Fuerza de Dios" -
así lo llama San Pablo, nos hace victoriosos. Victoria que, como subraya Juan
en su primera carta, es sobre el mundo porque hemos nacido de Dios (1Jn 5,4). Alguien
podrá objetar: ¿Y cómo puedo yo nacer de Dios, como dice Juan? Es un nacimiento
gracias a la Fuerza de la Palabra.
Esto no es una corazonada, ni una revelación pía. Lo leemos en el Prólogo
del Evangelio de Juan quién proclama que alcanzamos a ser hijos de Dios,
gracias a la Palabra acogida, guardada, protegida frente a la tentación...En
definitiva, abrazada en nuestras entrañas. Leemos a Juan: "...A todos los
que recibieron la Palabra (esta) les dio poder para hacerse hijos de Dios... "
(Jn 1,12.).
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles com
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