Continuamos con
la llamada y su cumplimiento, de Jesús a Pedro y Andrés al Discipulado. Jesús
es detenido en el Huerto de los Olivos. Pedro quiere seguirle, pero su
debilidad se impone y le niega tres veces. Tres caídas, previsibles, ya que
Jesús no había culminado aún su obra en él. La desolación de Pedro es inenarrable.
Piensa que su ruptura con Jesús a quien ama a pesar de su cobardía, es
definitiva. Pobre Pedro; tres veces había proclamado que no le
conocía...y en realidad era normal creer que su ruptura con Él no tenía vuelta
atrás, de ahí sus lágrimas amargas como la hiel. (Lc 22,62) Esas sí que fueron
lágrimas de amor y no las que vemos en ciertas películas salidas a base de
cebollas. Repito, pobre Pedro; aún no conocía el Amor en estado puro propio de
Jesús.
Nos imaginamos su
sorpresa cuando Jesús resucitado le coge aparte y por tres veces le pregunta: ¿Me
amas? (Jn 21,15) Pedro está al borde de un infarto; Jesús le otorga no solo el
perdón incondicional, sino que le confía sus ovejas para que se las apaciente.
O sea que le confía sus ovejas y también " sus Palabras de Vida Eterna (Jn
6,68) para alimentar sus almas. Este Amor loco de Jesús volvió loco a Pedro;
también a todos sus discípulos a lo largo de la Historia.!
Bendita locura de estos millones de hombres y
mujeres que vivieron y viven abrazados al Evangelio; si, porque es esta locura
de amor la que libera al hombre caído de las crónicas incongruencias, que todos
hemos vivido, hasta que alguien nos anunció el Santo Evangelio de Jesús...y nos
abrazamos a Él.
P. Antonio Pavía
comunidadmariaadreapostolescom
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