Hemos oído a la súplica desgarradora de Isaías, súplica a Dios que en
consonancia con otros profetas clama así: ¡No te deshagas de nosotros!
Vimos también que la única posibilidad de que el hombre sea fiel a Dios es
que descienda entre nosotros y siempre en nuestros corazones la fidelidad a Él.
Dios, Padre y también Madre, es, sobre todo, Corazón y por eso está pendiente
de nosotros, recibe en sus entrañas nuestros gritos de auxilio y, como hemos
dicho, decide encarnarse, viene en medio de nosotros, que esto es lo que
significa su Nombre: Emmanuel.
Viene como el Buen Pastor que se preocupa más de sus ovejas, que dé El
mismo; así nos lo presentó proféticamente, Ezequiel: "Yo mismo cuidaré de
mi rebaño, velaré por él. las recobraré de los lugares donde se habían
dispersado en el día de oscuridad y tinieblas.
Dispersos quedaron los discípulos en las tinieblas del Calvario (Lc 22, 44...)
Jesús murió...resucitó y los recuperó como por ejemplo a los dos de Emaús (Lc
24, 13... En los dos discípulos de Emaús nos busca a todos.
Padre Antonio Pavía
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