miércoles, 30 de octubre de 2024

Partiendo la Palabra A los pies de Jesús, escuchaba su Palabra (VIII)

 



Insistimos en lo que dijo Jesús a Marta: “María ha elegido la mejor parte". Le está diciendo que su hermana ha elegido seguirle como Discípula suya. (Lc 10,38-42). 

Es cierto que la elección de Jesús puede desvanecerse si no decimos como nuestra Madre: Hágase en mi según tú Palabra. O lo que es lo mismo: Hágase en mi según tú elección. El "Hágase" de María de Betania fue propiciada por su " inclinarse ante Jesús; ante las palabras que le iba diciendo. Al escucharlas así, nuestra amiga sintió el estremecimiento del corazón y del alma de quienes "saben escuchar el Evangelio de Jesús".

El gozo y estremecimiento de quienes así lo escuchan, no es de este mundo. Es el gozo de quienes, buscando apasionadamente a Dios, reciben el Evangelio como un abrazo suyo. En María de Betania y en los que como ella buscan así a Dios se cumple la Bienaventuranza profetizada por el Salmista: "Bienaventurado el que tú eliges y acercas para que viva en tus atrios" (Es decir, junto a ti) (Sl 65,5).

Una última buena noticia: La elección de Jesús, surca el aire buscando quien la desee y acoja con toda su alma.

 

P. Antonio Pavía 

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lunes, 28 de octubre de 2024

Partiendo la Palabra VII " A los pies de Jesús escuchaba su Palabra" (VII)



Recordemos la escena: María de Betania no estaba embobada mirando a Jesús; está toda ella escuchando con tanto Amor su Palabra, que deja el camino libre y abierto, para que esta se adueñe de   su corazón y de su alma.

La disposición de María nos recuerda el deseo imperioso de David de estar cara a cara con Dios, expresado en este Salmo: "Una cosa pido al Señor y eso buscaré: habitar en la casa del Señor los días de mi vida, gozar de su dulzura." (Sl 27,4...).

Esta mujer, llena de Sabiduría, supo que estaba ante el Hijo de Dios, y... ¡Se olvidó de todo! Comprendió que las cosas por hacer en la casa podían esperar, que su prioridad era escuchar con el alma y el corazón inclinados, el Evangelio que salía de la boca de Jesús y gracias a ello, encontró... ¡el Tesoro de todos los tesoros, que daba resplandor divino a su vida!

Al escuchar así al Hijo de Dios se cumplió en ella esta exhortación de San Pablo: "El que se une al Señor, se hace un solo Espíritu con El”  (1 Co 6,17).

 

P. Antonio Pavía 

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sábado, 26 de octubre de 2024

Partiendo la Palabra Dom. XXX T. Ord. (Mc 10,46-52) ¿Para qué sirve el Evangelio?

 



 

Este Evangelio narra la curación de un ciego por parte de Jesús. Varios son los Manantiales de Vida que surgen de este pasaje. Veamos algunos: el ciego, al saber que Jesús pasa a su lado, le grita para que le cure; el aparente desinterés de Jesús por él; la presión de la multitud para que deje de importunar a Jesús; El ciego que contra toda esperanza (Rm 4,22)   siguió gritando a Jesús; Jesús que dice a sus discípulos que le llamen. Este hombre que al saber que Jesús si se interesa por él, arroja su manto, figura del hombre viejo, (Ef 4,22) y corre saltando hacia El...

Y tantos manantiales más, pero voy a decantarme por uno que me parece esencial para nuestro crecimiento como Discípulos de Jesús. Fijémonos en que cuando Jesús abrió los ojos de este hombre le dijo: " Vete, tú fe te ha curado". Bartimeo, así se llamaba este hombre, no se fue a su casa, ni a sus cosas. Decidió seguir a Jesús iniciando así el sublime camino del Discipulado. Una reflexión: ¡Cuantas maravillas e incluso milagros ha hecho Dios en nuestra vida y quizás no hemos dejado la maraña de nuestras cosas, descuidando así, nuestro seguimiento a Jesús!  Y recordemos, que no hay otro camino para seguir a Jesús que el de su Santo Evangelio.

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 23 de octubre de 2024

Partiendo la Palabra VI A los pies de Jesús escuchaba su Palabra

 



 Ante las quejas de Marta, Jesús le dice que María, escogió la mejor parte, o como dijo un buen hombre de Dios: "María eligió ser elegida por Jesús".  Si, eligió el Amor sin fisuras, sin carcoma que lo deteriore; el Amor sin vuelta atrás... escogió el Amor que solo conocía "de oídas" como diría Job (42,5).

 Supo que el Amor del que había oído hablar en el Templo, se había grabado en su alma, gracias a la Palabra escuchada a Jesús: ¡¡¡El Evangelio!!! María exultó de gozo incontrolable, al sentir en sus entrañas, ¡¡¡¡que el Amor de Dios que le habían predicado tantas veces los rabinos...!!!! ¡¡¡Era Verdad!!! Era Verdad y había llegado hasta ella por medio del Hijo de Dios.

 Sin contar a María de Nazaret, María de Betania fue posiblemente, la primera persona que se "apropió" del bellísimo   anuncio profético del alma del Cantar de los Cantares, que, desfallecida de Amor, pide a Dios: " ¡Grabarme como un sello en tu corazón, como un sello sobre tu brazo! ¡Porque es fuerte el amor como la muerte...saetas de fuego...una llama de Dios! (Ct  8,6).

 María de Betania no podía dar crédito al hecho de que el Hijo de Dios le estuviese " partiendo las palabras del Amor profetizado en el Cantar de los Cantares" ¿Como iba a preocuparse durante ese Divino Encuentro, en limpiar las ventanas de la casa o en sacudir alfombras?

 Atentos...este Divino Encuentro está también a tu alcance gracias a Jesús. Los Salmos te ayudarán...

 

P. Antonio Pavía 

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lunes, 21 de octubre de 2024

Partiendo la Palabra A los pies de Jesús escuchaba su Palabra (V)

 



  Marta, Marta, te afanas y te preocupas por muchas cosas; solo una es necesaria, le dice Jesús al oír su protesta, porque su hermana, absorta en escucharle a Él, no la ayudaba. Los que vamos conociendo a Jesús, empezamos como Marta. Primero "nuestras cosas" que sí son importantes; y después cuando nuestra mente está medio embotada, las de Dios, nuestra relación con Él.

Con el tiempo, como pasó con Marta, el Señor va poniendo orden en nuestro corazón, nos va dando su Sabiduría, para dar primacía a nuestra alma y descubrir gracias a ello, nuestra acuciante hambre de Dios. Empezamos por tener la Sabiduría del salmista al decirnos: " Aunque uno viva setenta o hasta ochenta años, la mayor parte son fatiga inútil...se desvanecen. (Sl 90,10 ...).  Es un aviso para quienes incluso sin percatarse de ello, van relegando a Dios como prioridad de su corazón. Una buena noticia es, que a pesar de ello, Jesús repite dos veces en nombre de esta mujer: ¡Marta, Marta!.

 En Israel llamar a una persona, repitiendo como Jesús su nombre, denota un cariño muy especial. Lo mismo hace con nosotros. De mil maneras repite nuestro nombre con el fin de que algún día reaccionemos y.…"Lleguemos a amarle sobre todas nuestras cosas".

 

Seguimos el miércoles 

 

P. Antonio Pavía

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sábado, 19 de octubre de 2024

Partiendo la Palabra Dom. XXIX T. Ord. (Marcos 10, 35-45)

 



Dios se da a conocer a los humildes de Corazón

 Qué razón tuvo San Francisco de Asís al decir que lo que más y mejor define el Amor de Dios, es su paciencia con nosotros.  Lo vemos en sus discípulos, los primeros... y los de siempre.

En este Evangelio, Marcos relata la enésima inclinación de sus discípulos hacia el sórdido mundo de sus vanidades. Santiago y Juan expresan a Jesús, el infame deseo que, ya que han dejado todo por seguirle, merecen ocupar un lugar, junto a Él, en su Reino. El enfrentamiento en el grupo está servido y las voces de protesta volaron como puñales.

Este hecho, nos ilumina a todos. ¿Cómo pudieron Santiago y Juan, presumir de que lo habían dejado todo, si sus corazones, ahí estamos todos, era una caverna de ambiciones por ser los primeros avasallando a los demás?

Nos preguntamos si Jesús, no podía haber escogido para el Discipulado, a personas menos ambiciosas, sin vanidades. Pues no, porque Jesús vino al mundo justamente porque el pecado original, que tanto nos atrae, nos deja a todos así de tarados. No había otra solución que la de encarnarse y morir; dejarse clavar en la Cruz, anulando así, nuestros sueños y taras de grandeza.

Miramos a Jesús y oímos que nos dice: "Aprended de mí, ¡¡que soy manso y humilde de corazón” (Mt 11,29) !!Aprender viene del verbo prender!! Dejemos hablar a Jesús: Si, prended, guardad mis palabras en vuestro corazón, reducen a la nada vuestras ambiciones y vanidades.

Llevemos hacia nuestro corazón, con amor y humildad, el Evangelio de Jesús. Ese amor y humildad que no tuvieron ni tienen los fariseos a quienes Jesús dijo y dice: "Mis palabras no prenden en vosotros" (Jn 8,37b).

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 16 de octubre de 2024

Partiendo la Palabra (IV) A los pies de Jesús... su Palabra

 



 

Dejamos a María de Betania con su cuerpo y los oídos de su alma, inclinados ante las palabras de Jesús. No las escuchaba para aprendérselas de memoria, que también, sino para que Jesús las escribiese en su corazón (Jer 31,33). Bien sabía, que solo así, llegaría a ser totalmente suya. Con el Evangelio en sus entrañas podría resplandecer como Luz de Dios al servicio del mundo (Mt 5,14). Ya podemos, entonces vislumbrar su relación con Jesús y comprender mejor nuestra misión como discípulos suyos, a la luz de su anuncio liberador: "Yo soy luz del mundo, el que me sigue, no caminará en tinieblas" (Jn 8,12).

Jesús es... El Resplandor de la Gloria del Padre entre nosotros, y todo aquel que le busca con corazón sincero, es alcanzado por su Glorioso Resplandor. María de Betania inclinada ante Jesús que le daba Palabras de Vida Eterna (Jn 5,68) fue revestida de la Gloria de Dios. ¿Como iba su hermana pensar que podía dejar de lado el "Tabor donde estaba toda ella ...? ¡Atentos...! ¡El Tabor que vivió María de Betania está a nuestro alcance! Jesús así lo ha dispuesto gracias al Evangelio y a la Eucaristía ¡Son nuestro Tabor!

Ambos Evangelio y Eucaristía se complementan..." Se alían” para que los amigos de Dios- lo son los que le buscan incluso, a veces como Abraham, contra toda esperanza - (Rm 4,18) sean también arropados por el Divino Resplandor. Así divinizados, cruzan gloriosos el abismo de la muerte.

 

P. Antonio Pavía 

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lunes, 14 de octubre de 2024

A los pies de Jesús, escuchaba su Palabra (III)

 



 

Lo que el Salmista profetizó acerca de María de Betania - recordemos, (Sl 45,11-12) se cumple también en todos los discípulos de Jesús, de ayer, hoy y siempre, por lo que merece un texto exclusivo ya que quien tiene su oído abierto a Dios alcanza una relación con ÉL de tal esplendor e intimidad que sobrepasa este mundo. Relación que solo es posible desde la Fuerza de Dios que reside en el Evangelio. (Rm 1,16). 

Veamos a este respecto y con cierto reparo, la semejanza entre María de Betania y Jesús. Hemos visto a María de Betania con "su oído abierto" a las palabras de Jesús. Por su parte Jesús, tiene su oído permanentemente abierto a la Voz del Padre como fue profetizado: "El Señor me ha dado lengua de discípulo para hacer llegar al cansado una Palabra alentadora. Mañana tras mañana, me abre el oído" (Is 50,4-5...). 

Jesús nos dice que recibe el Evangelio que predica del Padre que le hablaba (Jn 8,28). Esta semejanza, más divina que humana de Jesús con María de Betania es extensible a todos sus discípulos. (Jn 1,9-12). 

Oigamos esto que dice Jesús: "Mi Madre y mis hermanos, son los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen" (Mt 12,49-50). Cumplir la Palabra significa llenar el corazón del Evangelio; paso a paso nos llenamos de su Gracia y su Fuerza hasta que lo vamos cumpliendo. (Rm 1,16). 

Recordemos que el Ángel llamo a María de Nazaret: "Llena de Gracia y a continuación la dijo: "El Señor está contigo" con esta Riqueza interior le salió natural decirle "Si a la propuesta de Dios " Por eso es nuestra Madre, que nos enseña el secreto para poder decir ... Si a Dios: ¡Guardando su Palabra!

 

P. Antonio Pavía 

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sábado, 12 de octubre de 2024

Partiendo la Palabra Mi corazón en tus manos, Señor. Dom XXVIII (Mc 10 17-30)

 



Del Manantial de este Evangelio, se eleva un grito de alerta de Jesús: ¡No podéis servir a Dios y al Dinero! (Mt 6,24). Es una alerta que te invita a escoger, entre una vida, que a pesar de mil y una vueltas, queda bien engarzada, o bien otra en la que el paso del tiempo, hace que se desprendan piezas que la sostenían, incluso erguidamente.

El que sirve-adora a Dios termina siendo por obra y gracia suya, señor de sí mismo y de sus cosas. El que sirve-adora al Dinero llega poco a poco a ser esclavo de sus bienes e incluso anímicamente devorado por ellos.

El joven del Evangelio de hoy, deseaba vivir al lado de Jesús, sin dejar su dependencia del Dinero. Jesús le dio a elegir y toda su buena intención y generosidad se le vino abajo, porque tenía sus bienes atados con grandes nudos a su corazón.

Que Dios nos dé su Sabiduría para valorar nuestra vida, según el concepto que Él tiene del valor, no el nuestro. Jesús nos llama a ser, más que a tener y nuestro acierto es saber que siempre le tendremos a Él.

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 9 de octubre de 2024

Partiendo la Palabra A los pies de Jesús, escuchaba su Palabra (II)

 




Hoy vemos la relación existente entre María de Betania que escucha la Palabra y Jesús que cumple su misión, sostenido por la Palabra que escucha de su Padre (Jn 8,28-29). La actitud amorosa de María escuchando a Jesús, está profetizada en este Salmo: "Escucha hija, mira, inclina el oído, olvida tu pueblo y la casa paterna y el rey (Dios) se prendará de tu belleza" (Sl 45,11,12).

Sabemos que por la escucha de la Palabra, Jesús prende su Fuego en los corazones. (Lc 24,32). La relación profunda con el Evangelio, provoca una experiencia de infinitud, ante la Belleza Inmortal de las Palabras de Vida y Espíritu que Jesús le parte para su crecimiento como discípulo suyo (Jn 6,63b).

Ahora entendemos porque María ni se enteró de los quehaceres y afanes de Marta, su hermana; y es que tenía todo su ser:  alma y cuerpo absortos en Jesús, la Palabra del Padre. Oímos antes al salmista que decía: "Inclina el oído ..." y María estaba toda ella inclinada ante Jesús, no por devoción, sino que como virgen (el alma) llena de Sabiduría, no quería en absoluto perderse ninguna de las Palabras de Vida que Jesús le daba.  A esto se le llama el saber escuchar, cuyo fruto es saber rezar, es decir, saber estar con Dios.

 

P Antonio Pavía

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lunes, 7 de octubre de 2024

Partiendo la Palabra A los pies de Jesús, escuchaba su Palabra (Lc 10, 38-42)

 


Escuchar la Palabra en la Espiritualidad bíblica implica la actitud y el deseo de obedecer a Dios.

 Los primeros cristianos no escuchaban la Palabra solo para aprenderla, sino sobre todo para llegar a ser hijos de Dios (Jn 1,11-12). Jesús no da a María de Betania que está a sus pies escuchándole, unas recomendaciones o un código de conducta; le está dando "Palabras de Vida Eterna". Esta mujer al escuchar a Jesús, con los oídos del corazón, anticipa, y esto vale para todos los que escuchan la Palabra como ella, la contemplación de la Gloria de Dios, su estancia a en el Cielo.

 En su conversación-catequesis con Nicodemo, Jesús le dice, que nadie ha subido al Cielo, sino el que bajó del Cielo. (Jn 3,1...) Está hablando de sí mismo pues "Está en el Padre y el Padre está en Él” (Jn 14,11) Jesús que viene del Padre, vuelve al Padre en su Ascensión.

 Volviendo a María de Betania, vemos desbordantes de alegría, que Jesús está diciéndonos que la oración contemplativa está al alcance de todos. No es un discurrir sobre etapas, moradas, conquistas...etc. ¡¡No!! María de Betania alcanzó con su amorosa e incondicional escucha, lo que Pablo llamó: "El Evangelio de la Gracia" (Hch 20,24). Por su forma de escuchar, Jesús creó en su alma la Gracia insondable de... ¡La Oración Contemplativa! .

                                     Seguimos el jueves .. 

 

P. Antonio Pavía 

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sábado, 5 de octubre de 2024

Partiendo la Palabra Dom XXVII T. Ord (Mc 1O, 2-16) ¿Vives? O vas arrastrando tu vida

 



Unos fariseos interpelan a Jesús acerca del divorcio, arguyendo que fue permitido por Moisés. Jesús responde que ciertamente, Moisés legalizó el divorcio más no porque fuera algo bueno sino porque ya era un hecho en sí, debido a la dureza de corazón del pueblo. La denuncia de Jesús es clara: la sociedad decide legalizar algo e incluso proclamar, por ejemplo, que el aborto es un derecho de una mujer a poner fin a la criatura que lleva consigo, porque está socialmente aceptado. Jesús apunta a algo tan destructivo como es la dureza del corazón.

 En el Salmo 81 leemos que Israel no quiso escuchar la Voz de Dios el cual no le castigó, simplemente le dejó en manos de la dureza de su corazón. Sin Dios, Israel fue endureciendo más y más su corazón hasta convertirlo en una piedra, que se convirtió en una carga insoportable. (Ez 12,19). Carga que se intenta ignorar con fiestas, viajes, compras, proyectos, vanidades... etc. pero que se hacen notar de mil formas, como, por ejemplo, la inestabilidad emocional.

Entonces, por amor, por amor a nuestra querencia a vivir de fingimientos, se hizo hombre. Nos vio vejados y abatidos (Mt 9,36...) y compadecido nos dijo: "Venid a mí los que estáis fatigados y sobrecargados, que yo os aliviaré"... (Mt 11,28...).

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 2 de octubre de 2024

Partiendo la Palabra Tuyo soy Señor, Tú eres mi Fuente (VIII)

 



Cerramos con broche de oro este ciclo Catequético sobre la Sed de Dios que nos lleva a Ser suyo; esta es la gran Herencia de sus buscadores. En este ciclo, la experiencia de Pedro nos ha iluminado el corazón y el alma.

 Hoy nos lo imaginamos en el Cenáculo, esperando la Resurrección de Jesús, como Él había dicho. Todos tienen miedo, temen las represalias del Sanedrín, por haber seguido a Jesús. Además, Pedro, está más que abatido. Le duele indeciblemente el alma, por no haber estado a la altura de sus promesas. Aun así, tuvo la humildad de estar con el grupo.

 Resonarían en su interior las palabras de Jesús: "Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia"(Mt 16,18). Tenía interrogantes sobre la Resurrección de Jesús, pero su Amor a Él, era mayor, más fuerte que sus dudas. En esto Jesús Resucitado se les aparece a todos y les dice: ¡La Paz con vosotros! (Jn 20,19...).

 Pedro se acordaría de haber oído en la sinagoga, de algo sobre la Paz que viene de Dios. Esa paz que " rescata el alma” (Sl 55,19). Experimentó entonces en sí mismo el rescate de Jesús, su caricia divina al hacer descender sobre él la Paz del alma que solo Dios le podía dar...Supo entonces que Jesús era el Hijo de Dios, que venía a su encuentro no como juez sino como Rescatador de su alma herida. Ante una experiencia así que todos podemos vivir...

¿Cómo no tener Sed de Dios? ¿Cómo no tener ansias de Ser suyo? Esta es la experiencia de los Buscadores de Dios, de los que no se detienen hasta que lo encuentran. (Lc 11,9...).

 

P. Antonio Pavía 

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