miércoles, 29 de enero de 2025

Partiendo la Palabra Buscadores de Dios (VIII)

 



 

Hoy hablamos de un buscador de Dios, Pedro, de quien es muy fácil encariñarse quizás porque nos parecemos bastante a él. Vamos a verle después de sus tres negaciones a Jesús. Nos lo imaginamos en su noche de lágrimas, noche con su corazón quebrantado por tanto dolor. Noche de abatimiento, también de amor a Jesús, que nos permite ver su gigantesca grandeza. Lo más fácil para él, después de sus caídas, habría sido desaparecer; poner tierra por medio y volver a Galilea, a su barca y sus redes. No lo hizo: ¿Por qué? Porque a pesar de sus traiciones a Jesús, las huellas que Él había dejado en su corazón, eran su tesoro, y no quería perderlo...

Decidió esperar para comprobar si era verdad que Jesús iba a resucitar, o no. Esperar, suponía para él, la humillación de volver al grupo de los Apóstoles que sin duda conocían su cobardía. No, no era fácil para él, volver junto a ellos. Jesús, le había nombrado cabeza del grupo, y su amor propio, todos sabemos lo venenoso que puede ser, le frenaba. En la imponente grandeza de su amor a Jesús, volvió, posiblemente, muerto de vergüenza, al grupo. Jesús, sabedor de su terrible combate, también de los nuestros, se sentó junto a él en la arena del mar y abriendo su corazón, le preguntó tres veces: ¿Me amas?

 ¿Sabéis una cosa? Estas tres preguntas de Jesús: ¿Me amas? es el Patrimonio de infinita riqueza, que tenemos los Discípulos de Jesús. No nos lo dejemos arrebatar.

 

P. Antonio Pavía 

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lunes, 27 de enero de 2025

Partiendo la Palabra Buscadores de Dios (VII)

 




Jesús va a Jericó. Al salir de la ciudad con sus discípulos y una muchedumbre, un ciego que pedía limosna, preguntó el porqué de tanto ruido. Le dijeron, que era a causa de Jesús de Nazaret, que acababa de pasar por su lado. Entonces Bartimeo, este era su nombre, se dijo a sí mismo: Esta es mi oportunidad; ahora o nunca, y se puso a gritar: ¡Jesús, ten piedad de mí! Aparentemente, Jesús no le hizo caso...Esto nos ha pasado a todos, ¿No es cierto? Aun así, el ciego sigue gritando. Muchos le increpan:

¡Cállate! ¿No ves que no le importas?, sin embargo, el ciego no desiste, redobla sus gritos. Jesús, le manda llamar y él arrojando su manto, llegó donde Jesús. El manto simboliza el interior de la persona. Nuestro amigo al saber que Jesús le llamaba, se deshizo del hombre viejo que era: dependiente del mal y de la mentira, para llegar a ser el Hombre Nuevo del que nos habla San Pablo (Ef 4,17-24).

Este pasaje es una catequesis fortísima sobre los verdaderos buscadores de Dios. 

Veamos porque: Una vez curado podía haber dicho: Ojos nuevos, vida nueva, e irse a su casa. Pero no; había encontrado a Jesús y comprendió que seguirle, era lo mejor que le podría pasar en su vida. Por eso, como nos dice Marcos: "...le siguió por el camino"

 

P. Antonio Pavía 

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sábado, 25 de enero de 2025

Partiendo la Palabra (III) D. T. Ord. (Lc 1,1-4. 4,14_21) Dame Señor tu Espíritu.

 



"El Espíritu del Señor está sobre mí". La proclamación de esta profecía de Isaías, se hace realidad en Jesús y así lo hace constar al anunciar   a los fieles de la sinagoga de Nazaret: "Esta Escritura que acabáis de escuchar, se cumple hoy". Al hablar así, está anunciándonos a todos que Él es el Mesías, el Enviado del Padre para, como dirá a su tiempo San Pablo, reconciliar al mundo con Dios" (2 Co 5,19).

Revestido de la Fuerza propia del Espíritu Santo, Jesús inicia el proceso divino de nuestra reconciliación-rescate de la muerte, al precio de su Sangre, como nos dice Pedro (1 Pe 1,18-19). Rescate Salvador y universal haciendo suyos nuestros pecados; así lo proclamó en su agonía: Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen… o lo que es lo mismo: Ya lo ves Padre: ¡Todos me han vendido y me seguirán vendiendo por treinta monedas! ¡¡Perdónales...no saben que se tasan a sí mismos, por apenas treinta monedas!! ¡Perdónales!

 Al resucitar, Jesús envío a su Iglesia con la misma Fuerza del Espíritu Santo al mundo, con el mismo Evangelio con el que Él fue enviado por su Padre (Jn 12,49-50).

 Y es el Evangelio dentro del alma el que nos hace ver y saber qué … ¡¡Valemos infinitamente más que 30 monedas en las que el Tentador pretende tasarnos y comprarnos!!

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 22 de enero de 2025

Partiendo la Palabra Buscadores de Dios. (VI)

 




Hoy hablamos de una mujer, presentada por Lucas, como pecadora pública. Está alejada de Dios, y en cuanto tal nos representa a todos. Ha oído hablar de Jesús y sabe que está comiendo en casa de un fariseo. Aun así, desafiando rechazos e incluso insultos por parte de los comensales, decide, pase lo que pase, ir a su encuentro. Es consciente de que es su ocasión para encontrar la Vida, y no quiere desaprovecharla. Entra pues en la casa; sus ojos encuentran a Jesús y acercándose, se arrodilla a sus pies y se los lava con sus lágrimas. Para entender mejor el gesto de esta mujer, es necesario saber que los pies, en la Espiritualidad de la Palabra, simbolizan el Evangelio del que emana la Vida. Está mujer probablemente oyó, de niña en la sinagoga profecías mesiánicas, como por ejemplo esta: "Que hermosos son los pies de los que anuncian la Buena Nueva ..." (Is 52,7) Ninguno de los comensales reparó en que está profecía se cumplía en Jesús; ella   sí; por eso se abrazó a sus pies...a Él, como estaba profetizado en el Cantar de los Cantares: "Encontré el amor de mi alma, lo he abrazado y jamás lo soltaré..." (Ct 3,4a) Así hizo: se acercó a Jesús y con sus besos y lágrimas y lo retuvo en el regazo de su corazón. Jesús la perdonó todo porque en su audaz búsqueda demostró que le amaba "con todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas." (Dt 6,4).

 

P. Antonio Pavía 

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lunes, 20 de enero de 2025

Partiendo la Palabra Buscadores de Dios (V)

 





 Simeón, un anciano de Israel, percibe en lo íntimo de su alma, la intuición de que no morirá, sin antes ver al Mesías prometido por Yahvé. Este hombre es un verdadero buscador de Dios, ante esta promesa va cada día al Templo esperando su cumplimiento, pues sabe que un día sus padres lo llevarán allí, como prescribía la Ley. Simeón actúa con fe profunda; no pide a Dios una señal para reconocer al Mesías: una luz en sus manos, estrellas en la frente etc…, por eso le presentamos como buscador fiel a Dios. Va al Templo todos los días llueva, haga calor o nieve. Quiere ver con sus ojos al Salvador profetizado y ningún impedimento:  cansancio, malestar, e incluso dudas le hace desistir de su búsqueda.

Sabemos que Dios premió su fidelidad y constancia. (Lc 2,25-32). Todo encuentro decisivo con Dios, es fruto de dos fidelidades: la del buscador, como, por ejemplo, la de Simeón, y la de Dios que, a su tiempo, ilumina las entrañas de sus buscadores, como diciéndoles:  Me has buscado, a veces entre brumas e incluso tinieblas y ya ves...¡¡Estoy contigo! 

 

P. Antonio Pavía 

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sábado, 18 de enero de 2025

Partiendo la Palabra D. II T. O. (Jn 2, 1-11) ¿Sabes esperar a Dios?

 




Entendemos mejor este Evangelio, aclarando que, en la Espiritualidad de la Palabra, el vino simboliza la Vida, la Fiesta del Alma, como vemos por ejemplo en el (Sl 23,5).

 Hoy vemos a Jesús, que, con su Madre y sus discípulos, son invitados a una boda, que, en las familias pudientes, y está lo era, duraban varios días. Por falta de previsión, el vino empezó a escasear. María se da cuenta y se lo dice a Jesús quien, aparentemente, rehúye el problema. Aun así, María dice a los sirvientes: "Haced lo que Él os diga”.

 Veamos:  María tiene autoridad moral para mover a estos sirvientes a que hagan lo que Jesús les diga, pues ella hizo lo que Dios le anunció por medio del Ángel Gabriel, que le dijo algo tan inverosímil, como que concebiría en su seno al Hijo de Dios, por obra y gracia del Espíritu Santo, asegurándola, que para Dios no hay nada imposible. Al escuchar al Ángel, María rompió el plan trazado cuidadosamente con José y se acogió al "Dios que hace lo imposible” respondiendo: "Hágase en mi según tú Palabra” María estaba en "el hoy”; su mañana siempre lleno de incertidumbre, lo puso en manos de Dios.

 María, la que supo esperar a Dios, representa la Belleza y Fecundidad del Discipulado, desmarcándose así de los fariseos a quienes Jesús dijo, y sigue diciendo: ¿Por qué me llamáis Señor, Señor y no hacéis lo que os digo? (Lc 6,46)

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 15 de enero de 2025

Partiendo la Palabra Buscadores de Dios (IV)

 





Hoy hablamos de Natanael aquel que, al decirle Felipe, que había encontrado al Mesías- Jesús de Nazaret- le respondió con sarcasmo: ¿De Nazaret puede salir algo bueno? (Jn 1,45-49). El caso es que cuando llegó ante Jesús, este le dice: "He aquí a un israelita en quien no hay engaño "Natanael se sorprendió ante estas palabras y entonces Jesús añadió: Te vi cuando estabas bajo la higuera Natanael, con la luz de la fe en su alma proclamó: ¡Tú eres el Hijo de Dios!

 Nos preguntamos que aconteció para que Natanael pasará de la incredulidad-sarcasmo a tan luminosa confesión de fe. Resulta que la expresión. "estar debajo de la higuera" se aplica a aquellos que, aun yendo a la sinagoga para cumplir con la ley, que no está mal, necesitaban buscarle con mayor profundidad y se iban bajo un árbol para llevar y guardar en el corazón las Escrituras que los rabinos les habían proclamado.  Natanael estaba pues, rumiando la predicación que acababa de escuchar en la sinagoga, para asentar Palabras de Vida en su interior. O sea, había dado el paso de "Cumplir con Dios" al de "Estar con Él" Natanael representa a los verdaderos buscadores de Dios. Jesús viendo la transparencia de su corazón dijo: "No hay engaño en él" A los que son como Natanael se refirió Jesús al proclamar: "Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios" (Mt 5,8).

 

P. Antonio Pavía 

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