sábado, 28 de diciembre de 2024

Partiendo la Palabra Fiesta Sagrada Familia (Lc 2,41-52) Quienes son los Pobres de Espíritu?

 


 José, María y Jesús peregrinan a Jerusalén. A la vuelta, ven que Jesús, no está con ellos ni entre los peregrinos. Con la angustia en sus almas vuelven a Jerusalén y le encuentran en el Templo disertando con los Doctores de la Ley. María, llena de angustia le dice: Hijo, ¿Porque nos has hecho esto?, la respuesta de Jesús, nos alcanza a todos: ¿No sabíais que debo de ocuparme de las cosas de mi Padre? Si, nos alcanza a todos los que deseamos alcanzar el Discipulado.

Es una catequesis bellísima que nos mueve a amar "las cosas de Dios, más que nuestras cosas". Es el amor que nos libera de nosotros mismos con nuestros castillos de paja y nos permite llegar a ser: "Pobres de espíritu" (Mt 5,3).

María y José acogen la respuesta de Jesús con humildad y sabiduría. Lo sabemos por lo que nos dice Lucas de María, que es extensible a José: "María guardaba cuidadosamente estas cosas en su corazón" (Lc 2,51b).

A estos "Pobres de espíritu" como María y José, se refirió Jesús al decir estremecido de alegría al Padre: "Te bendigo Padre...porque has ocultado estás cosas a sabios e inteligentes y se las has revelado a los pequeños" Y recordemos que en el Nuevo Testamento, pequeño es sinónimo de discípulo...de Jesús.

 

P. Antonio Pavía 

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sábado, 21 de diciembre de 2024

Partiendo la Palabra IV Dom. Adviento (Lc 1,39-45) La Alegría de sentir a Dios.

 



Este Evangelio ayuda muchísimo a quienes queremos ser Discípulos de Jesús, ya que conforme vamos acogiendo sus palabras, tomamos libremente decisiones como: "devolver bien por mal” , nuestra relación con el dinero (Mt 6,24), el pedir perdón (Mt 5,24 ,)…etc,  que los sabios según el mundo no entienden.

La Buena Noticia es que no tenemos que explicar nada...Dios es quien se explica por nosotros y lo vemos hoy en María. Ha dicho sí a Dios; a una propuesta suya que rompe todos los esquemas de la normalidad y también   de la cómoda religiosidad. La vemos entrando en casa de su prima Isabel, cuando, contra todo pronóstico, el Espíritu Santo provoca saltos de alegría en Juan Bautista, en el seno de su madre, que nada sabía del embarazo de María.   Si, Juan Bautista se alegró ante la Presencia de Jesús, en el seno de María. Isabel, movida por el Espíritu Santo, proclamó gozosa estas santas y benditas palabras: ¿De dónde que venga a mí la Madre de mi Señor? (Lc 1,43 ).

 Si, este Evangelio nos mueve a confiar en Dios ya que es Él mismo quien sale garante de nuestra adhesión al Evangelio que tanto escandaliza a "los buenos según la sabiduría del mundo, pero no a la de Dios".

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 18 de diciembre de 2024

Partiendo la Palabra ¿Dónde está tu Dios? (XII)

 



 A lo largo de esta serie, hemos preguntado a distintas personas como Gedeón, María de Nazaret, Pablo...etc. donde estaba el Dios en quien creían.

Cerramos el ciclo preguntando a la multitud de Discípulos de Jesús dispersos por el mundo: ¿Dónde está vuestro Dios, que ha hecho por vosotros? Nos responderían que viven en un mundo que les desprecia (Jn 17,14 )  sostenidos por la Fuerza de Dios de la que Pablo nos habló: "Llevamos este tesoro- El Discipulado-  en vasos de barro para que se vea que una Fuerza tan extraordinaria, viene de Dios, no de nosotros...llevamos en nuestros cuerpos el morir de Jesús a fin de que la vida de Jesús resplandezca en nuestro cuerpo (2 Co 4,7-12 ).

 Los Discípulos de Jesús, no somos héroes ni altruistas gigantes, dotados de una prodigiosa generosidad. Somos hombres y mujeres que no nos consideramos mejores que los demás en nuestra forma de servir y actuar y amar. Anunciamos con nuestra vida a Jesús como Aquel que moldea nuestro Discipulado. Somos lo que somos, gracias a la Fuerza de la que nos reviste Jesús, que nos eligió para ser suyos. Dice Pablo: "Por la gracia de Dios, soy lo que soy, y su gracia no ha sido estéril en mi (1 Co 15,10)

 O sea que, si preguntamos a la multitud de los Discípulos anónimos diseminados por el mundo: ¿Dónde está vuestro Dios? Nos darían la misma respuesta que Pablo: ¡Está dentro de mí! Así fue como nos lo dijo:  "Ya no soy yo quien vive, es Jesús quien vive en mi " (Gal 2,20) .

 

P. Antonio Pavía 

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lunes, 16 de diciembre de 2024

Partiendo la Palabra ¿Dónde está tu Dios? (XI)

 




 Recordemos; Pablo escuchó Palabras de Vida de la boca del mismo Jesús, que abrieron las puertas de su corazón de hielo, poniendo al descubierto los dioses, a quienes servía y que le esclavizaban. Ante la Luz que tanto le iluminó, preguntó a Jesús: ¿Que tengo que hacer? (Hch 22,10) El soberbio e insolente, como él mismo dijo de sí mismo (1 Tm 1,13) acertó con la tecla adecuada que pone a todo hombre en la verdad ante Dios: Pasar del "voy a hacer" al ¿Qué quieres que haga? Esto implica una relación con Dios honesta, porque está poniendo en sus manos, las riendas de su vida. El Pablo que hacía y deshacía según su corazón, enfermo de soberbias y fanatismos, dio un vuelco transcendental. Acaba de decir a Jesús que ya no tiene planes ni proyectos personales; está abierto al proyecto de Dios. Es como si dijese a Jesús: Nací para ser eterno contigo, solo a ti, quiero amar y servir. Tú has vencido a la muerte y deseas compartir conmigo tu victoria (2 Co 2,14).

 Proclama entonces con el Salmista: "Anunciaré tu misericordia y tu lealtad por todas las edades" (Sl 89,2). En realidad, está diciendo a Jesús...Si no me fío de ti, ¿De quién me voy a fiar? 

 

P. Antonio Pavía 

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sábado, 14 de diciembre de 2024

Partiendo la Palabra III Dom. de Adviento (Lc 3,10-18) Señor, Tu eres mi Fuerza

 


Hoy vemos a Juan Bautista llamando a la conversión del corazón a la gente que había ido a escucharle. Es tan grande el impacto que provocan sus palabras, que la multitud piensa que él es el Mesías que esperaban. Juan Bautista les saca de dudas, diciéndoles que él es solo su mensajero; no tiene pues, la Fuerza Divina para cambiar sus corazones de piedra en unos de carne, como había sido profetizado(Ez 36,26-27).

 Jesús, es el Enviado del Padre, para la conversión de nuestro corazón. De sus Palabras emana la Fuerza de Salvación (Rm1,16). Pablo llama a las Palabras de Jesús, el Evangelio de la Gracia (Hch. 20,24).

 Juan Bautista está pues diciéndoles: ¡Yo no tengo Fuerza para cambiaros, Jesús sí!  Él es la Palabra del Padre, que os da la Vida (Jn 1,4)  El mismo Pablo, llama a Jesús: "Fuerza y  Sabiduría de Dios" (1 Co 1,24) Jesús es Fuerza Divina capaz de someter nuestra  muerte y  transfigurarnos: "...Esperamos como Salvador al Señor Jesucristo, el cual transfigurará nuestro cuerpo corruptible en un cuerpo glorioso como el suyo”  (Fil 3,20b-21).

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 11 de diciembre de 2024

Partiendo la Palabra ¿Dónde está tu Dios? (X)

 



Vemos a San Pablo, camino de Damasco. Se considera un hombre fiel a Dios y servidor suyo, pero... ¿Quién es ese dios a quien sirve? Evidentemente no es el Dios Misericordioso y Compasivo que lee en los Salmos, de hecho, se dirige a Damasco para encarcelar a gente cuyo delito es creer que Jesús es el Mesías. Al aproximarse a la ciudad Jesús le derriba del caballo y le pregunta: ¿Por qué me persigues?

 Desde entonces hasta hoy Jesús sigue preguntando a muchos Pablos: ¿Por qué me persigues? ¿Por qué te burlas de mí, me desprecias…etc. en la persona de mis discípulos?  ¿Por qué alimentas con hielo tu alma, si yo soy su Fuego natural? No vengo a ti para castigarte; no es ese mi estilo. Me hago el encontradizo contigo, para recuperarte, para que encuentres tu dignidad perdida. Te has elevado sobre tus cosas; te apoyas en arena. Eres como la estatua de Nabucodonosor: radiante a la vista, pero con pies de barro, que te desplomaran en tierra (Dn 2, 27-35...) Sobre la tierra cayó Pablo, quien, en unos segundos, se jugó su eternidad al ver a lo lejos, el Amor Inmortal, en la llamada de Jesús. Comprendió que se proyectaba sobre él la Luz de la que tanto hablaba, pero que no conocía...

 

(Seguimos...)

 

P. Antonio Pavía 

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lunes, 9 de diciembre de 2024

Partiendo la Palabra ¿Dónde está tu Dios? (IX)

 




 Como vimos, el centurión que dirigió la Crucifixión de Jesús, abrió el camino de conversión de los fanáticos que habían ido al Calvario para insultarle. Avergonzados de su proceder, se alejaron golpeándose el pecho (Lc 23,48). Conversión que se consumó en la predicación de Pedro, el día de Pentecostés. Hacemos memoria de la reacción de estos hombres: "Al oír esto dijeron con el corazón traspasado a Pedro y a los demás apóstoles: ¿Que hemos de hacer hermanos? Pedro les respondió: ¡Convertíos! … !  (Hch 2,37-38).

Fijémonos bien: Los que se habían burlado de Jesús en el Calvario gritándole: ¿Dónde está tu Dios? ¿Dónde está tu Padre?, se dirigen ahora a unos simples pescadores, que también habían sido despreciados, por todos, por ser Discípulos de Jesús.

Fueron los pasos de conversión profetizados por el rey David: "Un corazón contrito y humillado, tú no lo desprecias" (Sl 51,19b) Que nadie os engañe respecto a los pecados de la vida pasada: Cuando Dios perdona, por eso nos regaló el Sacramento de la Confesión nos perdona por completo. (Jn 20,22-23).

¿Dónde está tu Dios? Respondemos: En el Perdón, Misericordia y Amor que colman nuestro corazón.

 

P. Antonio Pavía 

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sábado, 7 de diciembre de 2024

Partiendo la Palabra Fiesta de María Inmaculada (Lc1,26-38).

 



Una espada atravesó el alma de María 

 

Vemos esta Fiesta desde la relación de María con Dios a la luz de las primeras palabras del Ángel "Alégrate María, llena de Gracia, el Señor está contigo".

Sabemos que en la Espiritualidad Bíblica, Gracia y Palabra son sinónimas, o sea que el Ángel, nos hizo saber, que María llevaba en sus entrañas la Palabra de Dios que escuchaba en la sinagoga o en el Templo, no sólo para   sabérsela sino para: "ser-pertenecer a Dios". Nos la imaginamos pues escuchando la Palabra con el hambre y sed de su alma, apretándola así contra Dios como dice el Salmista (Sl 63,9). Llena de la Palabra y la Gracia escucha la profecía de Simeón sobre ella: "una espada te atravesará el alma " (Lc 2,35). Así, con el alma dolida, atravesada, por el odio de los "hijos de la mentira" (Jn 8,44) llegó al Calvario. Allí María nos hizo ver el principio y la coronación del Discipulado.

Empieza como empezó ella: "El Señor está contigo" y culmina con lo que diría Ella al pie de la Cruz... ¡Y YO CON ÉL! Por eso El Hijo de Dios nos la entregó como Madre...Madre de aquellos que, al pie de la Cruz, reciben el título de: "Discípulos Amados   de Jesús" (Jn 19,25-27). 

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 4 de diciembre de 2024

Partiendo la Palabra ¿Dónde está tu Dios? (VIII)

 



Dejamos a Jesús escarnecido hasta lo indecible por una turba de " enfermos del alma " que le gritaban fuera de sí: ¿Dónde está tu Dios?

  Dicen que Jesús, no respondió a sus desprecios, pero no es cierto, con un esfuerzo supremo, clavado en la Cruz, alzó sus ojos a lo alto y dijo al Padre: Perdónales...Si Padre, perdónales...  ¡No saben lo que hacen! (Lc 23,34).

  Al pronunciar estas palabras, se abrieron las puertas de nuestro Perdón y también de nuestra Redención. Está fue su respuesta a tantos insultos y blasfemias. A continuación, el mundo, vio brillar su victoria y también la nuestra, al oír al Crucificado decir al Padre: ¡En tus manos encomiendo mi Espíritu! O sea: Abre tus brazos que voy hacia ti (Lc 23,46).

  Los primeros signos de la Victoria de Jesús sobre la Mentira que pisotea nuestras mentes y corazones nos los dio el Centurión al proclamar conmovido: ¡Verdaderamente éste, era el Hijo de Dios! (Mc 15,39).

 !Increíble! El testimonio público de "un pagano” "golpeó de tal modo la conciencia de esos cumplidores blasfemos, que…oigamos lo que escribe Lucas: "Al ver lo sucedido, se volvieron golpeándose el pecho (Lc 23,48), como el publicano (Lc 18,13).


 P. Antonio Pavía 

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lunes, 2 de diciembre de 2024

Partiendo la Palabra ¿Dónde está tu Dios? (VII)

 




Nos quedamos perplejos, con el alma dolorida, ¡al asomarnos al Calvario...! ¡El día de nuestro Perdón y Redención!

Vemos una caterva, asidua a la sinagoga, gritando con saña a Jesús Crucificado: ¿Dónde está tu Dios? Barbaridades parecidas a esta, se las dijeron hasta machacar sus oídos, a lo largo de su Ministerio Mesiánico.

Pero en el Calvario mostraron hasta qué punto puede Satanás, inducir al hombre, que se bebe sus mentiras, a vomitar de sus corazones - vacíos de Dios- semejante manojo de insultos, que pisotearon hasta la saciedad la dignidad de Jesús. Estos hombres, ni siquiera trataban así a sus propios animales. Blasfemias inauditas como: ¡Sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios y baja de la Cruz... ¡A   otros salvó y no puede salvarse a sí mismo...! Que le salve Dios, si es verdad que es Hijo suyo... (Mt 27,40-43).

Nadie ha recibido tantas burlas y desprecios como Jesús, el Hijo de Dios en la Cruz. Nos preguntamos: ¿Que le dolieron más? ¿Los clavos que perforaron sus manos y pies ... o los desprecios sin nombre del pueblo elegido?

De todas formas... El que de una forma u otra no haya despreciado a Jesús Crucificado...que tire la primera piedra. Y... ¡Es tan asombroso, hasta que punto nos ha alcanzado el Perdón de Dios, que...yo estoy escribiendo esto y vosotros leyéndolo... ¡como Discípulos suyos!

 

P. Antonio Pavía 

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sábado, 30 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra I Dom. Adviento (Lc 21,25-28; 34-36) No temas, Yo estoy contigo.

 


 

Es evidente que existe el mal: los desastres de la naturaleza asolan regiones de diversos países, destruyendo vidas humanas, bosques, campos de cultivo...etc. y junto a estas desgracias, añadimos el mal que nos hacemos unos a otros de mil maneras: guerras, violencias de todo tipo, injusticias, esclavitudes...desgraciadamente la lista es casi interminable. Ante tan lacerante realidad, no son pocos los que se preguntan: ¿Existe realmente Dios Y, si existe, ¿qué, hace por nosotros?. Creo que el Salmo 23, responde a nuestra pregunta, ansiedades y miedos. Dice el Salmista inspirado por la Sabiduría Divina: "... Aunque camine por valle   de tinieblas, ningún mal temeré, porque tú vas conmigo (Sl 23,4) Si, el mal existe y el hombre lo agrava al prescindir de Dios: de su Sabiduría y de su Presencia.  Por Jesucristo, enviado por el Padre como nuestro Buen Pastor que ilumina nuestras tinieblas, no sólo evitamos ciertos males: odios, violencias, agresividades… sino que también tenemos acceso, como don suyo a la paz, al perdón entre nosotros, e incluso al amor y servicio a nuestros enemigos. (Lc 6,27-35).

 Esto, no es un "Manual de Perfección”. Es el don por excelencia de Dios al mundo gracias a su Hijo, y a sus discípulos, elegidos por El, para ser su Luz entre los hombres (Mt 5, 14-15) No, los discípulos de Jesús, no nacimos mejores que nadie. Recibimos de nuestro Maestro y Buen Pastor su Fuerza y su Gracia para hacer " un servicio divino a la Humanidad. Jesús mismo nos dice: respecto a este servicio, Jesús:  No temáis, Yo estoy con vosotros...Anunciad mi Santo Evangelio que transforma a todo hombre.  Recordemos al salmista: " Ningún mal temeré porque tú vas conmigo..."

Si, Jesús está con nosotros, nuestra misión en favor del mundo, hace tiempo que está en marcha. Unos nos precedieron, nosotros la continuamos. 

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 27 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra ¿Dónde está tu Dios? (VI)

 



 

Dejamos a María con el eco ensordecedor del grito infame: ¿Dónde está tu Dios? Que esta pregunta atravesara, como una espada todo su ser, la capacita, aún más, para ser la Madre de todos los Discípulos de Jesús, pues está más que capacitada, para arroparnos maternalmente en nuestras pruebas.

Recordemos la profecía de Simeón: "Una espada, te traspasará el alma". Espada que comenzó a punzar sus entrañas maternas, ya desde las primeras predicaciones de Jesús, que eran respondidas con insultos y desprecios, y que personas, "aparentemente" buenas, hacían llegar a sus oídos. Así un día sí y otro también, hasta aquel día, en el que sus ojos vieron como levantaban a Jesús sobre la Cruz en el Calvario. Fue allí donde la furia satánica salió por la boca de sus acusadores que profirieron burlas y blasfemias sin fin, coronadas por la terrible e infame pregunta: ¿Dónde está tu Dios?

Mas adelante hablaremos de Jesús Crucificado, blanco de estos vómitos en forma de pregunta.

Hoy nos fijamos en Ella, en María, alcanzada de lleno por esos espasmos pestilentes, que salían de aquellos que como les había dicho Jesús, eran hijos del padre de la Mentira (Jn 8,44). Desprecio inaudito que alcanzó a María en forma de espada. Para nuestro asombro, no sólo se mantuvo en pie en el Calvario, sino que sostuvo a Juan....por eso Jesús le dio el título de ¡Madre de todos sus Discípulos!

 

P. Antonio Pavía 

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lunes, 25 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra ¿Dónde está tu Dios? (V)

 




 Hoy vemos a María de Nazaret oyendo esta pregunta. Sabemos que, al presentar a Jesús en el Templo, Simeón inspirado por el Espíritu Santo le anunció proféticamente que su alma sería atravesada por una espada. Nos preguntamos, como sería la turbación interior de María al escuchar esta profecía. Sabía muy bien, que, aunque había salido de la boca de un hombre, era el Espíritu Santo quien se la había suscitado desde su corazón.

 No le fue fácil acoger estas palabras.  Es cierto que no oyó nada nuevo, pues sabía por los profetas de Israel, que el Mesías - su Hijo - sufriría todo tipo de pruebas, humillaciones, desprecios ...que culminarían con una muerte ignominiosa. Todo ello atravesó de parte a parte su corazón de Madre. Ya había sufrido lo indecible al dar a luz a su Hijo en un establo; o sea sin un lugar digno, donde apoyar su cabeza; hecho que le acompañó toda su vida (Mt 8,20).

  Si, María conoció la amargura de las lágrimas de su alma. Cada una de ellas la hizo recordar la profecía de Simeón. Lo queramos o no, detrás de cada prueba, el demonio nos desliza la terrible pregunta: ¿Dónde está tu Dios? ¿Oyó María está insinuación demoníaca? Claro que sí, y es que solo venciendo estas insinuaciones es como crecemos en la fe...como Ella; por eso quiso Jesús, que fuera nuestra Madre.

 

Seguimos, con María, el miércoles.

 

P. Antonio Pavía 

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sábado, 23 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra. Dom XXXIV T. Ord "Perdónanos, porque no sabemos lo que hacemos" (Jn 18,33b-37) .

 




 Hoy, fiesta de Cristo Rey, resaltamos lo que Él nos dice al final de este Evangelio: "El que es de la Verdad, escucha mi Voz, mi Palabra”.  Así es, el que ama la Verdad, la buscará sin descanso, y la encontrará, como tantos otros, en el Evangelio. Ya había dicho Jesús: "Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, conoceréis la verdad y la verdad os hará libres" (Jn 8,31-32).

  Es entonces cuando se cumple en nosotros la promesa hecha por Dios al profeta Ezequiel, de cambiar nuestro corazón de piedra, en uno de carne (Ez 36,26).  Solo un corazón de carne es capaz de acoger, como buena tierra, la Palabra de Dios, y dar el buen fruto que Él espera (Lc 8,15).

  Recordemos: "Todo el que es de la verdad escucha mi Voz"... Y cuando no la escuchemos, solo no queda suplicar: Padre, perdónanos, porque no sabemos lo que hacemos... 

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 20 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra ¿Dónde está tu Dios? (IV)

 




¿Dónde está tu Dios? preguntaron los sabios de este mundo, arremolinados al pie de Jesús Crucificado, a quien ellos mismos, habían llevado a la muerte.

De ellos hablaremos en su momento; ahora nos centramos en la profecía del A. Testamento que adelantó paso a paso la burla y mofa que estos hombres representaron en el Calvario.

Leemos parte de esta profecía: " Tendamos un lazo al justo, que nos pone en evidencia...veamos si sus palabras son veraces.... condenémosle a una muerte afrentosa, pues dice que Dios le ayudará. (Sb 2,12-20). He ahí el razonamiento de los hijos de la Mentira. Su broche de oro fue: “Humillémosle, pues según él, Dios es su Padre..." (Sb 2,16). El lenguaje de esta profecía, que se cumplió en el Calvario, no puede ser más ofensivo y cruel. Escarnio que se ha repetido millones de veces a lo largo de la Historia como ariete hiriente contra los Discípulos de Jesús: ¿Dónde está vuestro Dios? Sin embargo, podemos decir que todas las avalanchas y arremetidas de estos pobres hombres no consiguieron doblar el corazón ni el alma de los amigos fieles de Jesús...por qué estaban apoyados en El, en sus Palabras (Mt 7,24...) como Él, elevado en la Cruz, se apoyó en su Padre. ¿Dónde está tu Dios? le decían. Jesús no les rebatió; les respondió con su Resurrección. 

 

P. Antonio Pavía 

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lunes, 18 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra. ¿Dónde está tu Dios? (III)

 



Nos fijamos en la desolación que está viviendo un fiel israelita en su destierro. Nuestro amigo sufre indeciblemente, no tanto por lo que le hayan hecho sus enemigos, que han provocado su expulsión de Jerusalén, sino por estar lejos del Templo de la Gloria de Yahvé: el Templo de Jerusalén, donde los fieles israelitas, aquellos que como dijo Jesús, no viven en la doblez ni el engaño, saben lo que es adorar al Dios vivo. (Jn 1,47).  Este israelita sufre amargamente por el hecho de que "su alma tiene sed del Dios vivo y como que cuenta los días que le faltan para encontrarse nuevamente con su Dios en el Templo (Sl 42,2-3) Por si fuera poco, su aflicción, que es mucho mayor que el de un simple sentimiento de melancolía, se clava como un puñal en su corazón y en su alma, al escuchar las despiadadas burlas de quienes le rodean, que le dicen prepotentemente:

 ¿Dónde está tu Dios? ¿42, 4...?. Burlas hirientes que bien conocemos los que somos o deseamos ser discípulos de Jesús, de parte de aquellos que nos dicen de mil maneras: ¿Dónde está tu Dios? ¿Qué ha hecho y hace por ti?

  A veces no acertamos a responder porque...

  ¿Como explicar a un ciego de nacimiento, como son los colores?.


 P. Antonio Pavía 

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sábado, 16 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra Dom XXXIII T. Ord (Mc 13,24-32) Todo tiene fecha de caducidad menos Dios.

 




Jesús, alegóricamente, nos da unas pistas sobre el fin del mundo. Los sensacionalistas solo ven predicciones, teorías en incluso cábalas.... cuando la intención de Jesús es otra: Jesús nos alerta a que vivamos en la tierra con la mirada puesta en Dios, porque en realidad, al morirnos, se acaba el mundo para nosotros. Fijémonos en lo que   dice Pablo: "Aun cuando nuestro hombre exterior se vaya desmoronando, nuestro hombre interior, se renueva cada día" (2 Co 4,16).

 Partimos estas palabras de Jesús: "Cielo y tierra pasarán, mis palabras no pasarán” y así es, porque "son Palabras de Vida Eterna" (Jn 6,68).

 Veamos esta promesa a la luz de la elección de Pedro. Jesús encontró a Pedro y Andrés a la orilla del mar y les dijo: "Venid conmigo y os haré llegar a ser pescadores de hombres", es decir, discípulos míos. (Mc 1,17). El verbo hacer, en la Escritura es sinónimo de crear, así en algún Salmo leemos: Dios hizo el cielo y la tierra"...etc. 

Damos un salto y vemos a Pedro después de haber negado por tres veces a Jesús. Su dolor es indecible. Jesús ha resucitado. Pedro sabe que no es digno de Él, pero aun así le espera, cosa que no hizo Judas, que sí la hubiese esperado como Pedro, también habría sido perdonado.  Pedro en su humildad, sabe esperar a Jesús, quien viniendo a su encuentro le pregunta por tres veces: ¿Me amas? Pedro con el alma trastocada le responde: Señor, sabes que te amo. Jesús, el que hoy nos dice:  Mis Palabras no pasarán, ¡¡es decir!! ¡¡Las cumpliré!! dijo entonces a Pedro: Apacienta mis ovejas. En ese momento le confió la misión de ser...El Buen Pastor para las ovejas que iba a poner en sus manos. Así es: sus palabras no pasarán, las cumple en nosotros llevando a su término la llamada al Discipulado que nos hizo, como llevó a término la llamada hecha a Pedro.

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 13 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra ¿Dónde está tu Dios? (II)

 



 Vemos la catequesis que brota de la figura de Gedeón, juez de Israel, oprimido en aquel tiempo por los madianitas. El Ángel de Yahvé se presenta ante él y le dice:  Yahvé está contigo "Gedeón se sorprende y le dice: "Si Dios está con nosotros, ¿Por qué nos sucede esto?", se refería al dominio de Madián sobre ellos. Dios le dice entonces que prepare un ejército para combatir a los madianitas. Gedeón reunió 22.000 guerreros, pero Dios le dijo que eran demasiados, y que sí vencían, pensarían que fue por mérito de ellos, y no por la ayuda de Dios. Al final Gedeón se quedó con apenas 300 hombres; con ellos plantó batalla a Madián, y vencieron. Todos los pueblos vecinos supieron que el Dios de Israel, había sometido al fortísimo ejército de Madián. 

Algunos pensaron que estas historias del Antiguo Testamento son unos relatos envueltos en fantasías, y poco más. Sin embargo, los buscadores de Dios, perciben entre líneas que son hechos que trazan la roca maestra en la que se asienta la fe adulta.  Hechos que llevan en si una experiencia fundamental, para tener fe: la experiencia de Gedeón que paso de la duda perniciosa sobre si Dios estaba con El, a la certeza gozosa y liberadora de que no solo estaba con él, sino que fue quien movió los brazos de Israel para vencer a sus opresores.

 

P. Antonio Pavía 

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lunes, 11 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra ¿Dónde está tu Dios? (I)

 


 Iniciamos esta serie catequética que tiene como centro esta pregunta ¿Dónde está tu Dios?

  Pregunta que de mil maneras late en el corazón de muchos hombres. Hay una cierta perplejidad, digamos positiva, en algunos no creyentes, al ver hombres y mujeres con los mismos problemas que los suyos, al constatar la fortaleza y sabiduría con las que los afrontan.

 También hay la animadversión por parte de algunos, que no comprenden que tengan la entereza e incluso esa paz que destellan sus almas. No la entienden y les provoca, aún sin desearlo, un cierto malestar.  Creyentes y no creyentes viven en general las mismas pruebas; sin embargo, las afrontan de distinta forma: con o sin Dios. A lo largo de unas semanas iremos sondeando esta pregunta que se palpa entre nosotros: ¿Quién es Dios?

  La abordaremos a la luz de personajes de la Escritura a través de esta otra pregunta:

¿Dónde está tu Dios? Desde lejos veremos qué nos responden, sin pretensiones, pero con “su corazón y su alma habitados por Él … por Dios.

  

P. Antonio Pavía 

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