Sigue diciendo Jesús: " Todo sarmiento que no da
fruto en mi lo corta " Se refiere a los frutos del fariseísmo que detrás
de tantos rezos y sacrificios se daban culto a sí mismos (Jn 5,41-44).
La búsqueda de su propia gloria les cegó tanto
que no reconocieron en Jesús al Hijo de Dios. El problema de los fariseos de
entonces y los de siempre, es que en el trasfondo de una vida aparentemente
piadosa en realidad viven de perfil ante el Evangelio, que es Fuente de la
Gracia y la Fuerza de Dios, que nos permite crecer como discípulos de Jesús a
quienes dice: "Vosotros estáis ya limpios gracias a las palabras que os he
anunciado ".
Esto rompe
nuestros esquemas; les dice que ya están limpios cuando esa misma noche, en la
que Jesús instituyó la Eucaristía, se pelearon entre ellos por ver quién era el
mayor (Lc 22,24). La cuestión es que Jesús veía a lo lejos y al dar su vida por
ellos podría preguntarles en la persona de Pedro: ¿Me amáis?...
¡Apacentad mis ovejas! (Jn 15,18).
Al dar su vida
por ellos ya estaban capacitados para dar la suya por sus ovejas y por El. ¡Y
la dieron! La Buena Noticia es... ¡que todos somos Pedro!
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario