Vimos este lunes que Dios se sirve de la Luz de los
Salmos para darse a conocer a sus buscadores.
Recordemos la inspiración de David que le movió a decirle
a Dios: "En tu Luz vemos la luz " Miramos ahora al salmista, que
hambriento y sediento de Dios, se compara con una cierva que adentrándose en la
espesura del monte alza su cabeza y con su olfato intenta dar con el manantial
de agua que intuye cercano. La forma en la que expresa sus ansias de Dios es encantadora:
“… Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo podré ir a ver el rostro
de Dios? (Sl 42,3).
Este hombre está desengañado de tantos dioses inertes,
a los que ha servido y que no han podido hacer nada por él; entonces su alma le
impulsa a buscar a Dios y llegar a ver su Rostro.
¿Podemos llegar a ver el Rostro de Dios!! ¡¡Claro que
sí...!! ¡Con los ojos del alma! Oigamos a San Agustín: "Si
nuestro cuerpo -que es limitado - tiene sus propios sentidos, ¿No los va a
tener el alma? … ¡Muy Buena Noticia para los Buscadores de Dios!
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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