El autor de este Salmo nos brinda un testimonio
fortísimo salido de las entrañas del Rey David; testimonio cargado de dolor. Se
siente muy mal porque mientras él vive en un lujoso palacio, el Arca de la
Alianza, signo visible de la Presencia de Dios en Israel, está ubicado en una
tienda, grande, pero una tienda.
David no acepta este desinterés por Dios; decide
entonces reunir gran cantidad de oro, plata, mármol...etc. para construir un
majestuoso Templo a Yahvé en Jerusalén, construcción que llevará a cabo su hijo
Salomón.
Escuchemos la oración- lamento que brotó de las
entrañas de David: - "No entraré en el techo de mi casa, no reposaré en mi
lecho, no daré sueño a mis ojos, hasta que encuentre un lugar, una morada para
nuestro Dios"- (Sl 132,3-4).
Estamos ante una Catequesis bellísima que puede
transformar nuestro corazón. Catequesis que nos mueve a limpiar nuestra tierra
interior - el corazón- de, como dice Jesús, piedras, abrojos, zarzas etc. todas
nuestras vanidades ambiciones...etc. Así dará su buen fruto: !!!Dios viviendo
en él!!! Dios morando en el Templo Santo de nuestro corazón. (Mc 4,13-20).
Seguimos el miércoles...
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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