¿Dónde vives? Preguntaron Juan y Andrés a Jesús; venid y lo veréis les respondió Él (Jn 1,38-39). Este breve pasaje nos traslada festivamente al Salmo 84 que, narra catequéticamente la peregrinación de un amante de Dios a su Templo Santo de Jerusalén. Su peregrinar no está motivado por el gusto artístico de sus columnas marmóreas, artesanados, lámparas majestuosas... etc. del Templo sino por algo mucho más profundo: ¡Desea conectar con el Dios vivo! No es que desprecie el mundo que le rodea: ¡Hay tanta belleza en sus parajes! Pero todo le parece insuficiente si a su alma le falta el respirar al unísono con el Dios vivo: "Anhela y desfallece mi alma; mi corazón y mi carne vibran por el Dios vivo " (Sl 84,3).
P. Antonio Pavía
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