SE ABRE UNA GRAN PUERTA, LA DEL AÑO DE LA FE
El
Santo Padre ya ha concluido el tercer volumen de su trilogía sobre la vida de
Jesús, que consistirá en un manuscrito dedicado a Jesús de Nazaret", y
"después, quizá también tenga lugar una encíclica".
Después
de escribir sobre la caridad y la esperanza, una encíclica dedicada a la fe
completaría las cartas que el Santo Padre ha dedicado a las otras dos virtudes
teologales: Deus caritas est (Dios es caridad o amor), del 25 de diciembre de
2005; Spe salvi (Salvados por la esperanza), de 2007, y Caritas in veritate
(Caridad en la verdad) de 2009.
El
Cardenal Tarcisio Bertone señaló, que el ministerio del Papa significa
"cuidar de los demás, defender a los más débiles, los necesitados, y a
imagen y semejanza del buen pastor, hacer resplandecer la realeza de
Cristo".
Se acerca el Año de la Fe, que comenzará el 11 de octubre de 2012, en el
cincuentenario de la apertura del Concilio Vaticano II, y
los 20 años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, terminará en Cristo Rey del año siguiente, el 24 de noviembre
de 2013. Invitamos a todos a que podamos “descubrir de
nuevo” aquello en lo que creemos. Compartimos las frases que nos parecieron más importantes de la carta Porta Fidei, en la que nuestro Papa Benedicto, XVI convoca al Año de la Fe:
Atravesar esa puerta
supone emprender un camino que dura toda la vida.
Como la samaritana,
también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al
pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él y a extraer el agua viva
que mana de su fuente.
Con el Concilio se
nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que
comienza.
(…) la Iglesia, abrazando en su seno a los pecadores, es a la vez santa y
siempre necesitada de purificación, y busca sin cesar la conversión y la renovación.
La Iglesia
continúa su peregrinación “en medio de las persecuciones del mundo y de los
consuelos de Dios” (…).
(…) esperamos que
el testimonio de vida de los creyentes sea cada vez más
creíble.
La alegría del
amor, la respuesta al drama del sufrimiento y el dolor, la fuerza del perdón
ante la ofensa recibida y la victoria de la vida ante el vacío de la muerte,
todo tiene su cumplimiento en el misterio de su Encarnación, de su hacerse
hombre, de su compartir con nosotros la debilidad humana para transformarla con
el poder de su resurrección.
El Año de la fe será también una buena oportunidad para
intensificar el testimonio de la caridad.
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