VOCACIÓN: De patinadora a monja Kirstin Holum cambia el deporte por Dios
Fue en una
visita
al Santuario de Fátima donde decidió consagrar
al Santuario de Fátima donde decidió consagrar
su vida a
Dios
Kirstin
Holum tenía solo 17 años cuando en los Juegos de 1998 en Japón deslumbró al
mundo. Se vaticinaba su explosión deportiva para este 2010, pero Dios tenía
otros planes. Ahora es una monja franciscana y trabaja por los pobres y el
Evangelio.
En
1998 en los Juegos Olímpicos de Nagano, en Japón, una velocista estadounidense
de solo 17 años deslumbró al mundo del deporte. Más de uno se atrevió a
pronosticar una carrera de éxito para Kirstin Holum y un futuro prometedor que
habría llegado a su clímax en los Juegos Olímpicos de Invierno Vancouver 2010.
Dios tenía otros planes para ella que decidió dejarlo todo y convertirse en
religiosa.
En
1998 Holum quedó sexta en la competencia de velocidad de tres mil metros, en una
disciplina dominada por atletas que en promedio están alrededor de los 30 años.
En aquella oportunidad la ganadora de la medalla de oro fue la alemana, Gunda
Niemann-Stirnemann, de 32. Por eso se esperaba que los juegos de Vancouver 2010
fuesen el momento cúspide en la carrera de Kirstin.
Aprendió
a patinar gracias a su madre, Dianne Holum, que brilló en las olimpiadas de 1972
en donde ganó la medalla de oro en su especialidad y fue entrenadora de Eric
Heiden, ganador de cinco medallas de oro en los juegos olímpicos de
invierno.
En
declaraciones a Yahoo Sports, Kirstin Holum, que es conocida ahora como la
hermana Catherine, comenta que "el patinaje de velocidad era una inmensa parte
de mi vida. Todavía me encantaba el deporte, pero tuve este llamado
increíblemente fuerte que me decía que era tiempo de seguir por un camino
distinto en la vida".
Tras
relatar que fue en una visita al Santuario de Fátima donde decidió consagrar su
vida a Dios, la hermana Catherine cuenta que "es curioso ver cómo ha cambiado mi
vida. Tuve el maravilloso privilegio de competir en una olimpiada, y ahora soy
bendecida sirviendo a Dios y a aquellos menos afortunados".
Luego
de completar sus estudios en arte, incluyendo una tesis sobre las Olimpiadas en
el Instituto de Arte de Chicago, Holum se unió a las Hermanas Franciscanas de la
Renovación, quienes se dedican a "trabajar con los pobres, los indigentes y por
la evangelización".
La
hermana Catherine comenzó su servicio en el Bronx, en Nueva York y tiempo
después pasó a Leeds, Inglaterra, y vive actualmente en el convento de Saint
Joseph.
"Cuando
doy mi testimonio es divertido ver la reacción de los muchachos luego de
decirles que estuve en una Olimpiada", bromea y agrega que "sus ojos se abren
mucho y ponen más atención. Es muy bueno compartir con ellos".
"Sé
que no exactamente lo que uno esperaría normalmente de una religiosa, pero creo
que es bueno que la gente sepa que los miembros de una orden religiosa pueden
llegar de cualquier contexto o forma de vida. Al final todo es cuestión del
compromiso con el mensaje" del Evangelio, añade la hermana
Catherine.
Pese
a los años, el mundo del patinaje no olvida lo gran atleta que fue la ahora
hermana Catherine. Shani Davis y Tucker Fredricks, que compiten por Estados
Unidos en Vancouver 2010, y que crecieron entrenando en su época de juveniles
con Holum, la recuerdan con aprecio. "Les deseo lo mejor y espero que les vaya
muy bien" dijo.
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