Seguimos
partiendo la Palabra de la Vid y los sarmientos que iniciamos el lunes. Jesús
la Vid verdadera ofreció amorosamente sus frutos al Padre en el Calvario. Junto
a Él sus primeros sarmientos: María, el Discípulo Amado y unas mujeres; la
Madre de la Iglesia con sus primeros hijos. Todos crecieron junto a Él en el
Calvario.
Contemplemos
juntos el Misterio que resplandece en la Cruz. Vemos al Hijo de Dios
crucificado como un malhechor, pero con la majestad de saber que es la Vid
verdadera con sus sarmientos: su Iglesia, que está llamada a ofrecer a un mundo
que la odia, el Vino Nuevo del Evangelio capaz de crear un corazón nuevo al
hombre como, consciente de su debilidad, le pidió David a Dios. (Sl 51,12)
Despreciado por los hombres, Jesús agonizante eleva su rostro al Padre y le suplica:
¡Perdónales... no
saben lo que hacen! Oración que nos remite a este Salmista: "Suba mi
oración hasta ti Señor, como incienso en tu presencia (Sl 141,2).
En su agonía Jesús enseña a sus sarmientos a
rezar de forma que su súplica llegue a la Presencia de Dios, desde la
Cruz que cada día les visita...En la tierra árida y desierta de su Calvario.
P. Antonio Pavia
comunidadmariamadreapostoles.com
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