miércoles, 20 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra ¿Dónde está tu Dios? (IV)

 




¿Dónde está tu Dios? preguntaron los sabios de este mundo, arremolinados al pie de Jesús Crucificado, a quien ellos mismos, habían llevado a la muerte.

De ellos hablaremos en su momento; ahora nos centramos en la profecía del A. Testamento que adelantó paso a paso la burla y mofa que estos hombres representaron en el Calvario.

Leemos parte de esta profecía: " Tendamos un lazo al justo, que nos pone en evidencia...veamos si sus palabras son veraces.... condenémosle a una muerte afrentosa, pues dice que Dios le ayudará. (Sb 2,12-20). He ahí el razonamiento de los hijos de la Mentira. Su broche de oro fue: “Humillémosle, pues según él, Dios es su Padre..." (Sb 2,16). El lenguaje de esta profecía, que se cumplió en el Calvario, no puede ser más ofensivo y cruel. Escarnio que se ha repetido millones de veces a lo largo de la Historia como ariete hiriente contra los Discípulos de Jesús: ¿Dónde está vuestro Dios? Sin embargo, podemos decir que todas las avalanchas y arremetidas de estos pobres hombres no consiguieron doblar el corazón ni el alma de los amigos fieles de Jesús...por qué estaban apoyados en El, en sus Palabras (Mt 7,24...) como Él, elevado en la Cruz, se apoyó en su Padre. ¿Dónde está tu Dios? le decían. Jesús no les rebatió; les respondió con su Resurrección. 

 

P. Antonio Pavía 

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lunes, 18 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra. ¿Dónde está tu Dios? (III)

 



Nos fijamos en la desolación que está viviendo un fiel israelita en su destierro. Nuestro amigo sufre indeciblemente, no tanto por lo que le hayan hecho sus enemigos, que han provocado su expulsión de Jerusalén, sino por estar lejos del Templo de la Gloria de Yahvé: el Templo de Jerusalén, donde los fieles israelitas, aquellos que como dijo Jesús, no viven en la doblez ni el engaño, saben lo que es adorar al Dios vivo. (Jn 1,47).  Este israelita sufre amargamente por el hecho de que "su alma tiene sed del Dios vivo y como que cuenta los días que le faltan para encontrarse nuevamente con su Dios en el Templo (Sl 42,2-3) Por si fuera poco, su aflicción, que es mucho mayor que el de un simple sentimiento de melancolía, se clava como un puñal en su corazón y en su alma, al escuchar las despiadadas burlas de quienes le rodean, que le dicen prepotentemente:

 ¿Dónde está tu Dios? ¿42, 4...?. Burlas hirientes que bien conocemos los que somos o deseamos ser discípulos de Jesús, de parte de aquellos que nos dicen de mil maneras: ¿Dónde está tu Dios? ¿Qué ha hecho y hace por ti?

  A veces no acertamos a responder porque...

  ¿Como explicar a un ciego de nacimiento, como son los colores?.


 P. Antonio Pavía 

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sábado, 16 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra Dom XXXIII T. Ord (Mc 13,24-32) Todo tiene fecha de caducidad menos Dios.

 




Jesús, alegóricamente, nos da unas pistas sobre el fin del mundo. Los sensacionalistas solo ven predicciones, teorías en incluso cábalas.... cuando la intención de Jesús es otra: Jesús nos alerta a que vivamos en la tierra con la mirada puesta en Dios, porque en realidad, al morirnos, se acaba el mundo para nosotros. Fijémonos en lo que   dice Pablo: "Aun cuando nuestro hombre exterior se vaya desmoronando, nuestro hombre interior, se renueva cada día" (2 Co 4,16).

 Partimos estas palabras de Jesús: "Cielo y tierra pasarán, mis palabras no pasarán” y así es, porque "son Palabras de Vida Eterna" (Jn 6,68).

 Veamos esta promesa a la luz de la elección de Pedro. Jesús encontró a Pedro y Andrés a la orilla del mar y les dijo: "Venid conmigo y os haré llegar a ser pescadores de hombres", es decir, discípulos míos. (Mc 1,17). El verbo hacer, en la Escritura es sinónimo de crear, así en algún Salmo leemos: Dios hizo el cielo y la tierra"...etc. 

Damos un salto y vemos a Pedro después de haber negado por tres veces a Jesús. Su dolor es indecible. Jesús ha resucitado. Pedro sabe que no es digno de Él, pero aun así le espera, cosa que no hizo Judas, que sí la hubiese esperado como Pedro, también habría sido perdonado.  Pedro en su humildad, sabe esperar a Jesús, quien viniendo a su encuentro le pregunta por tres veces: ¿Me amas? Pedro con el alma trastocada le responde: Señor, sabes que te amo. Jesús, el que hoy nos dice:  Mis Palabras no pasarán, ¡¡es decir!! ¡¡Las cumpliré!! dijo entonces a Pedro: Apacienta mis ovejas. En ese momento le confió la misión de ser...El Buen Pastor para las ovejas que iba a poner en sus manos. Así es: sus palabras no pasarán, las cumple en nosotros llevando a su término la llamada al Discipulado que nos hizo, como llevó a término la llamada hecha a Pedro.

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 13 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra ¿Dónde está tu Dios? (II)

 



 Vemos la catequesis que brota de la figura de Gedeón, juez de Israel, oprimido en aquel tiempo por los madianitas. El Ángel de Yahvé se presenta ante él y le dice:  Yahvé está contigo "Gedeón se sorprende y le dice: "Si Dios está con nosotros, ¿Por qué nos sucede esto?", se refería al dominio de Madián sobre ellos. Dios le dice entonces que prepare un ejército para combatir a los madianitas. Gedeón reunió 22.000 guerreros, pero Dios le dijo que eran demasiados, y que sí vencían, pensarían que fue por mérito de ellos, y no por la ayuda de Dios. Al final Gedeón se quedó con apenas 300 hombres; con ellos plantó batalla a Madián, y vencieron. Todos los pueblos vecinos supieron que el Dios de Israel, había sometido al fortísimo ejército de Madián. 

Algunos pensaron que estas historias del Antiguo Testamento son unos relatos envueltos en fantasías, y poco más. Sin embargo, los buscadores de Dios, perciben entre líneas que son hechos que trazan la roca maestra en la que se asienta la fe adulta.  Hechos que llevan en si una experiencia fundamental, para tener fe: la experiencia de Gedeón que paso de la duda perniciosa sobre si Dios estaba con El, a la certeza gozosa y liberadora de que no solo estaba con él, sino que fue quien movió los brazos de Israel para vencer a sus opresores.

 

P. Antonio Pavía 

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lunes, 11 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra ¿Dónde está tu Dios? (I)

 


 Iniciamos esta serie catequética que tiene como centro esta pregunta ¿Dónde está tu Dios?

  Pregunta que de mil maneras late en el corazón de muchos hombres. Hay una cierta perplejidad, digamos positiva, en algunos no creyentes, al ver hombres y mujeres con los mismos problemas que los suyos, al constatar la fortaleza y sabiduría con las que los afrontan.

 También hay la animadversión por parte de algunos, que no comprenden que tengan la entereza e incluso esa paz que destellan sus almas. No la entienden y les provoca, aún sin desearlo, un cierto malestar.  Creyentes y no creyentes viven en general las mismas pruebas; sin embargo, las afrontan de distinta forma: con o sin Dios. A lo largo de unas semanas iremos sondeando esta pregunta que se palpa entre nosotros: ¿Quién es Dios?

  La abordaremos a la luz de personajes de la Escritura a través de esta otra pregunta:

¿Dónde está tu Dios? Desde lejos veremos qué nos responden, sin pretensiones, pero con “su corazón y su alma habitados por Él … por Dios.

  

P. Antonio Pavía 

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sábado, 9 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra Dom. XXXII T. Ord. (Mc 12,38-44) Señor, enséñame a confiar en ti

 



Cuando Samuel, fue enviado por Dios donde Jesé, porque había escogido a uno de sus hijos como rey de Israel, este le presentó a los mayores, pues sobresalían por su gallardía y fortaleza. Samuel los miró detenidamente y dijo a Jesé: "Dios no mira las apariencias sino el corazón" ...al final apareció David, que era el más pequeño, el menos importante y Samuel exclamó: este es el que Dios ha elegido. (I Sam 16,4...).

 En el Evangelio de hoy Jesús nos previene acerca de aparentar y de dejarnos llevar por las apariencias. Este era el problema de los fariseos esclavos de sus apariencias y del pueblo que se dejaba influir por ellas. Fariseos que tenían vacío el corazón, y del pueblo, que, por no meterse en problemas, también tenía el corazón huérfano de Dios. Entre unos que buscaban honores y otros por no meterse en problemas, se lavaban las manos, Israel era dominado por el Padre de la mentira (Jn 8,44)

 El problema de aferrarnos a las apariencias es y será siempre el problema que hemos de enfrentar los llamados a ser Discípulos de Jesús. Veamos que en el Evangelio de hoy entran en escena unos hombres que echan grandes limosnas en las arcas del Templo. Todos, empezando por los discípulos de Jesús, se llenaron de admiración. En esto llega una pobre viuda y echo dos moneditas. Nadie reparó en ella. No valía la pena. Jesús sí; la miro con un Amor inmenso y dijo a sus discípulos que estaban aún alucinados por las limosnas que habían dado los anteriores: Esta pobre mujer si que ha confiado en Dios, porque ha entregado lo que tenía, quizás para comer ese día. Jesús alabo la Sabiduría de esta mujer... Bien sabía que Dios sería su protector y proveedor...enviando a sus ángeles - en forma de personas concretas -para proveer a sus necesidades.

 Confiar en Dios, he ahí la cima suprema de la Fe. Está mujer representa lo más sublime del Discipulado. 

 

P. Antonio Pavía

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miércoles, 6 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra A los pies de Jesús escuchaba su Palabra (X)

 




Finalizamos este ciclo catequético sobre María de Betania, que encontró en las palabras de Vida y Espíritu que Jesús le iba diciendo la Luz Verdadera (Jn 1,9) que iría a colmar su corazón de las alegrías que no se desvanecen, incluso cuando los sufrimientos que a todos nos visitan, la rodeen amenazantes. María hizo su elección: El Discipulado, siempre golpeado por el odio y desprecio del mundo (Jn 16,14).

 Jesús proclamó a todos, empezando por ella que "había escogido la mejor parte" y que ningún poder de este mundo podría arrebatársela. Lo dijo también a sus discípulos de todos los tiempos, al proclamar que los poderes del infierno- de Satanás- jamás podrían abatir su Iglesia (Mt 16,18).

 El mismo Jesús acariciará y protegerá los corazones que le abrieron sus puertas, cuando les llamó a su Seguimiento por medio del Evangelio; y es que con toda verdad podemos decir que el Evangelio es la Sublime Llamada de Jesús al hombre (2 Ts 2,14).

 Benditos quienes, ante el Santo Evangelio, tengan la sabiduría de gritar exultantes: El Camino, la Verdad, y la Vida salen a mi encuentro: ¡Aquí Estoy! 

 

P. Antonio Pavía 

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