Es evidente que existe el mal: los desastres de la naturaleza asolan
regiones de diversos países, destruyendo vidas humanas, bosques, campos de cultivo...etc.
y junto a estas desgracias, añadimos el mal que nos hacemos unos a otros de mil
maneras: guerras, violencias de todo tipo, injusticias,
esclavitudes...desgraciadamente la lista es casi interminable. Ante tan
lacerante realidad, no son pocos los que se preguntan: ¿Existe realmente Dios
Y, si existe, ¿qué, hace por nosotros?. Creo que el Salmo 23, responde a
nuestra pregunta, ansiedades y miedos. Dice el Salmista inspirado por la
Sabiduría Divina: "... Aunque camine por valle de tinieblas,
ningún mal temeré, porque tú vas conmigo (Sl 23,4) Si, el mal existe y el
hombre lo agrava al prescindir de Dios: de su Sabiduría y de su
Presencia. Por Jesucristo, enviado por el Padre como nuestro Buen Pastor
que ilumina nuestras tinieblas, no sólo evitamos ciertos males: odios,
violencias, agresividades… sino que también tenemos acceso, como don suyo a
la paz, al perdón entre nosotros, e incluso al amor y servicio a nuestros
enemigos. (Lc 6,27-35).
Esto, no es un "Manual de Perfección”.
Es el don por excelencia de Dios al mundo gracias a su Hijo, y a sus
discípulos, elegidos por El, para ser su Luz entre los hombres (Mt 5, 14-15)
No, los discípulos de Jesús, no nacimos mejores que nadie. Recibimos de nuestro
Maestro y Buen Pastor su Fuerza y su Gracia para hacer " un servicio
divino a la Humanidad. Jesús mismo nos dice: respecto a este servicio,
Jesús: No temáis, Yo estoy con vosotros...Anunciad mi Santo Evangelio que
transforma a todo hombre. Recordemos al salmista: " Ningún mal
temeré porque tú vas conmigo..."
Si, Jesús está con nosotros, nuestra misión en favor del mundo, hace tiempo
que está en marcha. Unos nos precedieron, nosotros la continuamos.
P. Antonio Pavía
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