sábado, 30 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra I Dom. Adviento (Lc 21,25-28; 34-36) No temas, Yo estoy contigo.

 


 

Es evidente que existe el mal: los desastres de la naturaleza asolan regiones de diversos países, destruyendo vidas humanas, bosques, campos de cultivo...etc. y junto a estas desgracias, añadimos el mal que nos hacemos unos a otros de mil maneras: guerras, violencias de todo tipo, injusticias, esclavitudes...desgraciadamente la lista es casi interminable. Ante tan lacerante realidad, no son pocos los que se preguntan: ¿Existe realmente Dios Y, si existe, ¿qué, hace por nosotros?. Creo que el Salmo 23, responde a nuestra pregunta, ansiedades y miedos. Dice el Salmista inspirado por la Sabiduría Divina: "... Aunque camine por valle   de tinieblas, ningún mal temeré, porque tú vas conmigo (Sl 23,4) Si, el mal existe y el hombre lo agrava al prescindir de Dios: de su Sabiduría y de su Presencia.  Por Jesucristo, enviado por el Padre como nuestro Buen Pastor que ilumina nuestras tinieblas, no sólo evitamos ciertos males: odios, violencias, agresividades… sino que también tenemos acceso, como don suyo a la paz, al perdón entre nosotros, e incluso al amor y servicio a nuestros enemigos. (Lc 6,27-35).

 Esto, no es un "Manual de Perfección”. Es el don por excelencia de Dios al mundo gracias a su Hijo, y a sus discípulos, elegidos por El, para ser su Luz entre los hombres (Mt 5, 14-15) No, los discípulos de Jesús, no nacimos mejores que nadie. Recibimos de nuestro Maestro y Buen Pastor su Fuerza y su Gracia para hacer " un servicio divino a la Humanidad. Jesús mismo nos dice: respecto a este servicio, Jesús:  No temáis, Yo estoy con vosotros...Anunciad mi Santo Evangelio que transforma a todo hombre.  Recordemos al salmista: " Ningún mal temeré porque tú vas conmigo..."

Si, Jesús está con nosotros, nuestra misión en favor del mundo, hace tiempo que está en marcha. Unos nos precedieron, nosotros la continuamos. 

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 27 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra ¿Dónde está tu Dios? (VI)

 



 

Dejamos a María con el eco ensordecedor del grito infame: ¿Dónde está tu Dios? Que esta pregunta atravesara, como una espada todo su ser, la capacita, aún más, para ser la Madre de todos los Discípulos de Jesús, pues está más que capacitada, para arroparnos maternalmente en nuestras pruebas.

Recordemos la profecía de Simeón: "Una espada, te traspasará el alma". Espada que comenzó a punzar sus entrañas maternas, ya desde las primeras predicaciones de Jesús, que eran respondidas con insultos y desprecios, y que personas, "aparentemente" buenas, hacían llegar a sus oídos. Así un día sí y otro también, hasta aquel día, en el que sus ojos vieron como levantaban a Jesús sobre la Cruz en el Calvario. Fue allí donde la furia satánica salió por la boca de sus acusadores que profirieron burlas y blasfemias sin fin, coronadas por la terrible e infame pregunta: ¿Dónde está tu Dios?

Mas adelante hablaremos de Jesús Crucificado, blanco de estos vómitos en forma de pregunta.

Hoy nos fijamos en Ella, en María, alcanzada de lleno por esos espasmos pestilentes, que salían de aquellos que como les había dicho Jesús, eran hijos del padre de la Mentira (Jn 8,44). Desprecio inaudito que alcanzó a María en forma de espada. Para nuestro asombro, no sólo se mantuvo en pie en el Calvario, sino que sostuvo a Juan....por eso Jesús le dio el título de ¡Madre de todos sus Discípulos!

 

P. Antonio Pavía 

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lunes, 25 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra ¿Dónde está tu Dios? (V)

 




 Hoy vemos a María de Nazaret oyendo esta pregunta. Sabemos que, al presentar a Jesús en el Templo, Simeón inspirado por el Espíritu Santo le anunció proféticamente que su alma sería atravesada por una espada. Nos preguntamos, como sería la turbación interior de María al escuchar esta profecía. Sabía muy bien, que, aunque había salido de la boca de un hombre, era el Espíritu Santo quien se la había suscitado desde su corazón.

 No le fue fácil acoger estas palabras.  Es cierto que no oyó nada nuevo, pues sabía por los profetas de Israel, que el Mesías - su Hijo - sufriría todo tipo de pruebas, humillaciones, desprecios ...que culminarían con una muerte ignominiosa. Todo ello atravesó de parte a parte su corazón de Madre. Ya había sufrido lo indecible al dar a luz a su Hijo en un establo; o sea sin un lugar digno, donde apoyar su cabeza; hecho que le acompañó toda su vida (Mt 8,20).

  Si, María conoció la amargura de las lágrimas de su alma. Cada una de ellas la hizo recordar la profecía de Simeón. Lo queramos o no, detrás de cada prueba, el demonio nos desliza la terrible pregunta: ¿Dónde está tu Dios? ¿Oyó María está insinuación demoníaca? Claro que sí, y es que solo venciendo estas insinuaciones es como crecemos en la fe...como Ella; por eso quiso Jesús, que fuera nuestra Madre.

 

Seguimos, con María, el miércoles.

 

P. Antonio Pavía 

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sábado, 23 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra. Dom XXXIV T. Ord "Perdónanos, porque no sabemos lo que hacemos" (Jn 18,33b-37) .

 




 Hoy, fiesta de Cristo Rey, resaltamos lo que Él nos dice al final de este Evangelio: "El que es de la Verdad, escucha mi Voz, mi Palabra”.  Así es, el que ama la Verdad, la buscará sin descanso, y la encontrará, como tantos otros, en el Evangelio. Ya había dicho Jesús: "Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, conoceréis la verdad y la verdad os hará libres" (Jn 8,31-32).

  Es entonces cuando se cumple en nosotros la promesa hecha por Dios al profeta Ezequiel, de cambiar nuestro corazón de piedra, en uno de carne (Ez 36,26).  Solo un corazón de carne es capaz de acoger, como buena tierra, la Palabra de Dios, y dar el buen fruto que Él espera (Lc 8,15).

  Recordemos: "Todo el que es de la verdad escucha mi Voz"... Y cuando no la escuchemos, solo no queda suplicar: Padre, perdónanos, porque no sabemos lo que hacemos... 

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 20 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra ¿Dónde está tu Dios? (IV)

 




¿Dónde está tu Dios? preguntaron los sabios de este mundo, arremolinados al pie de Jesús Crucificado, a quien ellos mismos, habían llevado a la muerte.

De ellos hablaremos en su momento; ahora nos centramos en la profecía del A. Testamento que adelantó paso a paso la burla y mofa que estos hombres representaron en el Calvario.

Leemos parte de esta profecía: " Tendamos un lazo al justo, que nos pone en evidencia...veamos si sus palabras son veraces.... condenémosle a una muerte afrentosa, pues dice que Dios le ayudará. (Sb 2,12-20). He ahí el razonamiento de los hijos de la Mentira. Su broche de oro fue: “Humillémosle, pues según él, Dios es su Padre..." (Sb 2,16). El lenguaje de esta profecía, que se cumplió en el Calvario, no puede ser más ofensivo y cruel. Escarnio que se ha repetido millones de veces a lo largo de la Historia como ariete hiriente contra los Discípulos de Jesús: ¿Dónde está vuestro Dios? Sin embargo, podemos decir que todas las avalanchas y arremetidas de estos pobres hombres no consiguieron doblar el corazón ni el alma de los amigos fieles de Jesús...por qué estaban apoyados en El, en sus Palabras (Mt 7,24...) como Él, elevado en la Cruz, se apoyó en su Padre. ¿Dónde está tu Dios? le decían. Jesús no les rebatió; les respondió con su Resurrección. 

 

P. Antonio Pavía 

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lunes, 18 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra. ¿Dónde está tu Dios? (III)

 



Nos fijamos en la desolación que está viviendo un fiel israelita en su destierro. Nuestro amigo sufre indeciblemente, no tanto por lo que le hayan hecho sus enemigos, que han provocado su expulsión de Jerusalén, sino por estar lejos del Templo de la Gloria de Yahvé: el Templo de Jerusalén, donde los fieles israelitas, aquellos que como dijo Jesús, no viven en la doblez ni el engaño, saben lo que es adorar al Dios vivo. (Jn 1,47).  Este israelita sufre amargamente por el hecho de que "su alma tiene sed del Dios vivo y como que cuenta los días que le faltan para encontrarse nuevamente con su Dios en el Templo (Sl 42,2-3) Por si fuera poco, su aflicción, que es mucho mayor que el de un simple sentimiento de melancolía, se clava como un puñal en su corazón y en su alma, al escuchar las despiadadas burlas de quienes le rodean, que le dicen prepotentemente:

 ¿Dónde está tu Dios? ¿42, 4...?. Burlas hirientes que bien conocemos los que somos o deseamos ser discípulos de Jesús, de parte de aquellos que nos dicen de mil maneras: ¿Dónde está tu Dios? ¿Qué ha hecho y hace por ti?

  A veces no acertamos a responder porque...

  ¿Como explicar a un ciego de nacimiento, como son los colores?.


 P. Antonio Pavía 

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sábado, 16 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra Dom XXXIII T. Ord (Mc 13,24-32) Todo tiene fecha de caducidad menos Dios.

 




Jesús, alegóricamente, nos da unas pistas sobre el fin del mundo. Los sensacionalistas solo ven predicciones, teorías en incluso cábalas.... cuando la intención de Jesús es otra: Jesús nos alerta a que vivamos en la tierra con la mirada puesta en Dios, porque en realidad, al morirnos, se acaba el mundo para nosotros. Fijémonos en lo que   dice Pablo: "Aun cuando nuestro hombre exterior se vaya desmoronando, nuestro hombre interior, se renueva cada día" (2 Co 4,16).

 Partimos estas palabras de Jesús: "Cielo y tierra pasarán, mis palabras no pasarán” y así es, porque "son Palabras de Vida Eterna" (Jn 6,68).

 Veamos esta promesa a la luz de la elección de Pedro. Jesús encontró a Pedro y Andrés a la orilla del mar y les dijo: "Venid conmigo y os haré llegar a ser pescadores de hombres", es decir, discípulos míos. (Mc 1,17). El verbo hacer, en la Escritura es sinónimo de crear, así en algún Salmo leemos: Dios hizo el cielo y la tierra"...etc. 

Damos un salto y vemos a Pedro después de haber negado por tres veces a Jesús. Su dolor es indecible. Jesús ha resucitado. Pedro sabe que no es digno de Él, pero aun así le espera, cosa que no hizo Judas, que sí la hubiese esperado como Pedro, también habría sido perdonado.  Pedro en su humildad, sabe esperar a Jesús, quien viniendo a su encuentro le pregunta por tres veces: ¿Me amas? Pedro con el alma trastocada le responde: Señor, sabes que te amo. Jesús, el que hoy nos dice:  Mis Palabras no pasarán, ¡¡es decir!! ¡¡Las cumpliré!! dijo entonces a Pedro: Apacienta mis ovejas. En ese momento le confió la misión de ser...El Buen Pastor para las ovejas que iba a poner en sus manos. Así es: sus palabras no pasarán, las cumple en nosotros llevando a su término la llamada al Discipulado que nos hizo, como llevó a término la llamada hecha a Pedro.

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 13 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra ¿Dónde está tu Dios? (II)

 



 Vemos la catequesis que brota de la figura de Gedeón, juez de Israel, oprimido en aquel tiempo por los madianitas. El Ángel de Yahvé se presenta ante él y le dice:  Yahvé está contigo "Gedeón se sorprende y le dice: "Si Dios está con nosotros, ¿Por qué nos sucede esto?", se refería al dominio de Madián sobre ellos. Dios le dice entonces que prepare un ejército para combatir a los madianitas. Gedeón reunió 22.000 guerreros, pero Dios le dijo que eran demasiados, y que sí vencían, pensarían que fue por mérito de ellos, y no por la ayuda de Dios. Al final Gedeón se quedó con apenas 300 hombres; con ellos plantó batalla a Madián, y vencieron. Todos los pueblos vecinos supieron que el Dios de Israel, había sometido al fortísimo ejército de Madián. 

Algunos pensaron que estas historias del Antiguo Testamento son unos relatos envueltos en fantasías, y poco más. Sin embargo, los buscadores de Dios, perciben entre líneas que son hechos que trazan la roca maestra en la que se asienta la fe adulta.  Hechos que llevan en si una experiencia fundamental, para tener fe: la experiencia de Gedeón que paso de la duda perniciosa sobre si Dios estaba con El, a la certeza gozosa y liberadora de que no solo estaba con él, sino que fue quien movió los brazos de Israel para vencer a sus opresores.

 

P. Antonio Pavía 

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lunes, 11 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra ¿Dónde está tu Dios? (I)

 


 Iniciamos esta serie catequética que tiene como centro esta pregunta ¿Dónde está tu Dios?

  Pregunta que de mil maneras late en el corazón de muchos hombres. Hay una cierta perplejidad, digamos positiva, en algunos no creyentes, al ver hombres y mujeres con los mismos problemas que los suyos, al constatar la fortaleza y sabiduría con las que los afrontan.

 También hay la animadversión por parte de algunos, que no comprenden que tengan la entereza e incluso esa paz que destellan sus almas. No la entienden y les provoca, aún sin desearlo, un cierto malestar.  Creyentes y no creyentes viven en general las mismas pruebas; sin embargo, las afrontan de distinta forma: con o sin Dios. A lo largo de unas semanas iremos sondeando esta pregunta que se palpa entre nosotros: ¿Quién es Dios?

  La abordaremos a la luz de personajes de la Escritura a través de esta otra pregunta:

¿Dónde está tu Dios? Desde lejos veremos qué nos responden, sin pretensiones, pero con “su corazón y su alma habitados por Él … por Dios.

  

P. Antonio Pavía 

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sábado, 9 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra Dom. XXXII T. Ord. (Mc 12,38-44) Señor, enséñame a confiar en ti

 



Cuando Samuel, fue enviado por Dios donde Jesé, porque había escogido a uno de sus hijos como rey de Israel, este le presentó a los mayores, pues sobresalían por su gallardía y fortaleza. Samuel los miró detenidamente y dijo a Jesé: "Dios no mira las apariencias sino el corazón" ...al final apareció David, que era el más pequeño, el menos importante y Samuel exclamó: este es el que Dios ha elegido. (I Sam 16,4...).

 En el Evangelio de hoy Jesús nos previene acerca de aparentar y de dejarnos llevar por las apariencias. Este era el problema de los fariseos esclavos de sus apariencias y del pueblo que se dejaba influir por ellas. Fariseos que tenían vacío el corazón, y del pueblo, que, por no meterse en problemas, también tenía el corazón huérfano de Dios. Entre unos que buscaban honores y otros por no meterse en problemas, se lavaban las manos, Israel era dominado por el Padre de la mentira (Jn 8,44)

 El problema de aferrarnos a las apariencias es y será siempre el problema que hemos de enfrentar los llamados a ser Discípulos de Jesús. Veamos que en el Evangelio de hoy entran en escena unos hombres que echan grandes limosnas en las arcas del Templo. Todos, empezando por los discípulos de Jesús, se llenaron de admiración. En esto llega una pobre viuda y echo dos moneditas. Nadie reparó en ella. No valía la pena. Jesús sí; la miro con un Amor inmenso y dijo a sus discípulos que estaban aún alucinados por las limosnas que habían dado los anteriores: Esta pobre mujer si que ha confiado en Dios, porque ha entregado lo que tenía, quizás para comer ese día. Jesús alabo la Sabiduría de esta mujer... Bien sabía que Dios sería su protector y proveedor...enviando a sus ángeles - en forma de personas concretas -para proveer a sus necesidades.

 Confiar en Dios, he ahí la cima suprema de la Fe. Está mujer representa lo más sublime del Discipulado. 

 

P. Antonio Pavía

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miércoles, 6 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra A los pies de Jesús escuchaba su Palabra (X)

 




Finalizamos este ciclo catequético sobre María de Betania, que encontró en las palabras de Vida y Espíritu que Jesús le iba diciendo la Luz Verdadera (Jn 1,9) que iría a colmar su corazón de las alegrías que no se desvanecen, incluso cuando los sufrimientos que a todos nos visitan, la rodeen amenazantes. María hizo su elección: El Discipulado, siempre golpeado por el odio y desprecio del mundo (Jn 16,14).

 Jesús proclamó a todos, empezando por ella que "había escogido la mejor parte" y que ningún poder de este mundo podría arrebatársela. Lo dijo también a sus discípulos de todos los tiempos, al proclamar que los poderes del infierno- de Satanás- jamás podrían abatir su Iglesia (Mt 16,18).

 El mismo Jesús acariciará y protegerá los corazones que le abrieron sus puertas, cuando les llamó a su Seguimiento por medio del Evangelio; y es que con toda verdad podemos decir que el Evangelio es la Sublime Llamada de Jesús al hombre (2 Ts 2,14).

 Benditos quienes, ante el Santo Evangelio, tengan la sabiduría de gritar exultantes: El Camino, la Verdad, y la Vida salen a mi encuentro: ¡Aquí Estoy! 

 

P. Antonio Pavía 

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Carta a la solidaridad

 



 

       Querida y apreciada solidaridad: Qué admirable es tu nombre, pero inmensamente mejores tus hechos y acciones. Te escribo para darte las gracias por el ejemplo que estás dando en estos días a causa de la DANA en esta bella tierra valenciana. Gracias por tu edificante alma. Gracias por ser un referente social. Gracias por la lección de vida. Tú siempre estás ahí dispuesta, vigilante día y noche, haga frío o calor, llueva o escampe, no aguardas a que te llamen, pues te presentas sin ser invitada y todos agradecemos tu “intrusismo”. Eres como un poliedro de infinitas caras porque infinitas son tus actividades: lo mismo te presentas con aspecto juvenil pletórico de fuerzas que vives en la débil ancianidad de noble voluntad. No te quejas, aunque te fatigues, sacas fuerzas de flaqueza, siempre sonriente para empapar las lágrimas de los damnificados o afectados. Tu lema es ayudar. Pero no eres jactanciosa, no presumes de hacer, sino que por el contrario quieres, por humildad, pasar desapercibida. Todos te queremos y no tienes enemigo alguno, –bueno, sí, uno, después me referiré a él–. No guardas rencor, siempre se te olvidan los malos modales con que algún despistado u orgulloso puede recibir en contadas ocasiones tu altruismo, pero no se lo tomes en cuenta son personas que solo tienen un mal pronto, como se suele decir, pero si les das un poco de tiempo te toman cariño, aunque su forma de ser no le permita mostrar su agradecimiento.

       Tienes también la gran virtud de presentarte tanto de forma aislada como en forma colectiva: grupos que tengan en común el pertenecer a un mismo nexo de unión. Basta que uno exponga una necesidad para que otros muchos se le adhieran: compañeros de clase o trabajo, cofrades, gentes con iniciativa… ¿O qué decir del voluntariado y donantes de órganos?

       Eres hermana de la caridad, pero, yo diría, que con otra perspectiva aledaña a ella, sin embargo algo más universal. Me explico. La caridad, por ser una virtud teologal –“teo”: raíz griega que significa dios– está motivada por un perfil religioso, algo propio de los cristianos; en cambio tú no estás imbuida por matiz alguno de creyente o espiritualidad. Transciendes lo religioso, pues lo mismo anidas en el corazón de un misionero que te vinculas al agnóstico o al ateo, mejor, todos los dioses son tu dios. Actúas por humanidad, moralidad o por ética y no necesariamente por sentimiento espiritual e inmortal del ser humano. Como todos los hermanos, os parecéis, pero con diferencias. Ella aparenta ser más seria, tradicional y conservadora, tú, en cambio, das un aire de liberalismo y jovialidad. Más juvenil.

       Anteriormente hacía referencia a que solo tienes un enemigo: por pura y estricta semántica es el insolidario, sinónimo de egoísta, saqueador o acaparador porque vive únicamente para sí mismo. Se cree que no necesita nada de nadie y por tanto… a la inversa. (Lo de acaparador lo digo porque estos días inmediatamente posteriores a la arriba referida DANA había gente que dejaban las estanterías de los supermercados vacías, carros de compras hasta los topes con artículos multiplicados, yo a eso lo llamo insolidaridad, pues te hacen una desleal competencia).

       En fin, aquí tienes un apasionado admirador que siempre estará a tu lado, un servidor siempre solidario con la solidaridad.

 

Valencia, 1 de noviembre, Día de Todos los Santos.

 

Pedro José Martínez Caparrós

lunes, 4 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra "A los pies de Jesús escuchaba su Palabra"(IX)

 




Seguimos pendientes de María de Betania, que, a los pies de Jesús, escuchaba su Palabra. Nos preguntamos: ¿No oiría el ruido que hacía su hermana en sus faenas de la casa? Pues   sí…pero "muy a lo lejos" absorta como estaba en los saltos que daba su alma, al recibir como en cascada, Palabras de Vida…".

Nos recuerda el impacto que alcanzó a Pedro, Santiago y Juan en la Transfiguración de Jesús (Lc 9,28-36). Los tres perdieron la noción del tiempo y del espacio, de ahí que Pedro en nombre de todos dijera a Jesús: ¡Que bueno es estar aquí, hagamos tres tiendas...! María de Betania representa la Plenitud de la Oración. No necesitó cursos ni métodos y menos aún de “expertos cualificados". Su amor a Jesús, abrió su alma a su Misterio y El, abriéndose camino hacia su corazón (Jn 14,23) tomó posesión de ella.

¡¡¡La insuperable grandeza de esta escena radica en que, la más que envidiable experiencia amorosa de esta mujer...!!!  está a nuestro alcance, al alcance de todo aquel que la busque y la desee pasionalmente.

En realidad, María de Betania, personifica la Sed que reconociéndolo o no, todos tenemos de Trascendencia…de Dios.

 

P. Antonio Pavía 

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sábado, 2 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra Dom XXXI. T. Ord. (Mc 12, 28b-34) ¿Necesita Dios nuestro Amor?

 




Un escriba pregunta a Jesús, cuál es el mayor mandamiento de la Ley. Jesús le responde: "Amarás al Señor, tú Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas". Jesús le está anunciando la Plenitud Gloriosa de nuestra relación con Dios. La respuesta nos parece sublime, paradisíaca, pero, ¿Como nos atrevemos a pretender amar así a Dios dada la debilidad de nuestro corazón? Y más aún; siendo Dios perfecto en todo, ¿Necesita de nuestro Amor?.

 Son preguntas desconcertantes. Encontramos la respuesta en la versión que nos da Lucas de este mismo pasaje. Lucas escribe que es el escriba quién proclama el Gran Mandamiento: "Amarás al Señor..." Y que Jesús le dice: "Haz esto y vivirás" (Lc 1O, 25...) - He ahí nuestra Fuerza- Gracia para alcanzar un día este Amor a Dios y al prójimo: !!Vivirás!! ¡¡Es un vivir desde Dios que nos hace vencer el espectro de la Muerte (1 Co 15,26) !!Vivirás!! He ahí la Promesa que recorre el Evangelio sin cesar: " En la Palabra estaba la Vida..." (Jn 1,1-5..) "Yo soy la Vida..." ( Jn 14,6 ). "El que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado - ya - tiene Vida Eterna" (Jn 5,24 )...etc. 

O sea que somos nosotros los que necesitamos que Dios nos ame y nos dé la Vida...entonces, y con esta Vitalidad que no es de la tierra sino del Cielo ya es posible una relación de Amor con Dios con todo nuestro corazón, alma y fuerzas... porque están enriquecidos- divinizados, como dicen los Padres de la Iglesia (por ejemplo, San Agustín), por la Presencia de Dios. Si, Jesús se hizo hombre, murió, resucitó y en su Evangelio nos dejó "su marca": ¡VIVIRÁS!

 

P. Antonio Pavía 

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