sábado, 31 de julio de 2021

Domingo XVIII del T.O.

 

El Pan de la Palabra

Jesús multiplicó unos panes, dio de comer a miles de personas y se retira con sus discípulos, sin embargo esta multitud va en su búsqueda hasta que le encuentran. Entonces Jesús les da una catequesis para que puedan pasar de la fe infantil a la adulta; les dice: "Vosotros me buscáis no porque habéis vistos signos sino porque habéis comido copiosamente.

 Respecto a los signos, Jesús se refiere a la enseñanza  que los rabinos impartían en el Templo y sinagogas; que el Mesías repetiría en Israel las maravillas que Dios hizo con sus antepasados en el desierto. El signo de multiplicar unos panes apuntaba directamente al "pan del Cielo", el maná con el que Dios alimentó a Israel en su camino hacia la Tierra Prometida. El milagro-signo de Jesús fue evidentísimo; testificaba que Él era el Mesías.

 No se enteraron; visto el milagro sus corazones fueron a lo suyo… que poco tenía que ver con convertirse a Dios. Este Evangelio nos pone en la verdad; pidamos a Dios que nos cure de  la tentación de la "milagritis" porque no hay mayor milagro para nuestra conversión que encontrar en el Evangelio, por obra y gracia del Espíritu Santo, las Palabras de Vida Eterna (Jn 6,8) que crean en nosotros un corazón nuevo.

 P. Antonio Pavía

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viernes, 30 de julio de 2021

La oración nos devuelve la esperanza

 

En mi última carta semanal del curso, deseo hablaros de una tarea esencial para el cristiano: la oración. Y lo hago sabiendo que muchos vais a tener unos días de descanso. Os invito a entrar en diálogo con Dios para así mantener un diálogo verdadero con los hombres. Buscad tiempos de silencio: en medio de la naturaleza, en la ermita del pueblo en el que estéis, en el santuario que visitéis, en el templo parroquial de donde vivís, en vuestra casa meditando un pasaje de la Biblia… Tened la experiencia de nuestra Madre la Virgen María, que lo dejó todo al juicio de Dios. ¡Qué fuerza tiene su «he aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1, 38). Para facilitaros la oración, durante el mes de agosto os indicaré la cita del Evangelio del día junto a mis tuits.

¿Qué nos pasa para no saber lo que nos pasa? Esta pregunta se puede responder desde muchas instancias; yo os animo a que la respondáis desde un encuentro abierto y sincero con Dios en la oración. Deseo que todos recuperemos la esperanza que nos ofrece Jesucristo. Hemos vivido con fuerza, y seguimos viviendo de otra manera, la amenaza de la pandemia. Ello afecta a nuestra vida, nos quita esperanza. Es verdad que, en muchos aspectos, la pandemia nos ha hecho volver la mirada a Dios, pero hay que fortalecer esa relación con Él para recuperar la esperanza.

Me vais a permitir que vuelva a mis años de estudiante en Salamanca. Recuerdo leer la última obra de santo Tomás de Aquino, la inconclusa Compendium theologiae, que deseaba estructurar según las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. Allí identifica la esperanza con la oración, pues el capítulo de la esperanza es al mismo tiempo el capítulo sobre la oración. ¿Por qué esa identificación? Porque la oración es esperanza en acto. Caed en la cuenta de que en los momentos en los que oráis, en ese diálogo con Dios, se desvela la razón por la cual es posible esperar. Entramos en contacto con el Señor del mundo que nos escucha y podemos escucharlo.

No viene mal y se hace necesario recordar cuando el apóstol san Pablo nos manifiesta que no puede existir auténtica oración sin la presencia del Espíritu Santo en nosotros: «El Espíritu acude en ayuda de nuestra debilidad, pues nosotros no sabemos pedir como conviene –¡realmente no sabemos hablar con Dios!–; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escruta los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios» (Rm 8, 26-27).

La oración cristiana nada tiene que ver con el intimismo consolador y tampoco nos evade de la realidad; es siempre fuerza de esperanza, expresión máxima de que el poder lo tiene Dios y no los hombres, un Dios que es Amor y que nunca abandona al ser humano. Nunca tengamos miedo a ser hombres y mujeres de oración, porque ahí, en ese diálogo con Dios, es donde se realiza el verdadero encuentro con uno mismo y con la realidad y salen las fuerzas necesarias para afrontar con esperanza todas las situaciones. Dios desea transformar este mundo con nuestra conversión y esta comienza con el grito de un ser humano que implora perdón y salvación. La oración cristiana es expresión de la fe en el poder de Dios que es Amor y que nunca abandona al hombre.

Cada vez que medito la parábola del juez y la viuda (cfr. Lc 18, 1-8) descubro en ella el valor de la oración constante. Con el ejemplo, Jesús nos manifiesta que la oración continua y sin desfallecer es necesaria. Y nos hace pensar en los pequeños, en los últimos, en tantas personas rectas, sencillas, que sufren y se sienten impotentes. Como hace ver Jesús con esta parábola, Dios siempre escucha. Las palabras con las que termina tienen una hondura singular y nos hacen descubrir el valor de la oración insistente: «Y el Señor añadió: “Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas?”».

Para hacer oración, tenemos que entrar en el silencio, en el recogimiento. En mi vida encontré una maestra singular en María. Quizá me llevó a ello el ver cómo María sostuvo la fe de Pedro y de los demás apóstoles en el Cenáculo. Con Ella aprendemos a vivir de fe, a crecer en ella y a permanecer en contacto con el misterio de Dios en todos los acontecimientos de nuestra vida. ¿Habéis caído en la cuenta de que en la Iglesia todo se hace a base de oración? Es la fuerza de la oración la que va transformando nuestra existencia y la que nos colma de esperanza, esa que Jesús trae. En este sentido, quiero terminar con tres recordatorios:

1. La oración conforma a la persona. El dicho popular «dime con quién andas y te diré quién eres» puede servir para entender la afirmación de que la oración conforma la existencia: cuando nuestra relación con Dios es sincera y nos dejamos hacer por Él, nos da un modo de ser y de vivir que tiene que ver con la parábola del Buen Samaritano o con el capítulo 25 de san Mateo.

2. La oración nos hace sensibles a las necesidades de los hombres. La oración une, nos abre el corazón, nos recuerda una verdad que tiene una fuerza extraordinaria: somos hermanos porque todos somos hijos de Dios. En la oración se aprende a decir Padre y a encontrarnos como hermanos; en la oración solamente hay hermanos.

3. La oración nos hace dichosos: es la dicha de poder hablar con Dios. Es un Dios que nos ofrece, como al ciego Bartimeo, toda su disponibilidad: «¿Qué quieres que haga por ti?». Un Dios que, como a Zaqueo, nos ofrece proximidad y cercanía: «Quiero entrar en tu casa», porque «he venido a salvar y no a condenar». Somos criaturas necesitadas, ¡qué fuerza tienen los encuentros con Jesús en el Evangelio! Casi siempre el encuentro con Jesús se realiza partiendo de una petición que le hacen.

Con gran afecto, os bendice,

+Carlos, Cardenal Osoro Sierra

Arzobispo de Madrid

 

jueves, 29 de julio de 2021

Gracia y Ternura

 

Dice Dios: "Con amor eterno te he amado, por eso he reservado gracia para ti" (Jr 31,3). Fijémonos que Gracia y Ternura son sinónimos en la Escritura y que Dios está anunciando que ni las infidelidades, ni la doblez de corazón de su pueblo impedirán que siga derramando sobre él su Gracia y su Ternura.

 Por eso en el tiempo de Dios "la Palabra -su Gracia y su Ternura- se hizo carne y habitó entre nosotros" (Jn 1,14). Ante un Amor así, que no hay corazón humano que no lo desee, hasta el más agnóstico e indiferente de los humanos, siente un pálpito interior; le gustaría  verificar si esto es real, o solo una fábula.

 Sólo hay una forma de salir de la duda: hacernos con el Evangelio de Jesús al que Pablo llama: "El Evangelio de la gracia" (Hch 20,24).

  Termino con esta exhortación: ¿Hasta cuándo estaremos dando vueltas al Evangelio como niños pequeños, privandonos así de los infinitos Tesoros de Gracia y de Ternura de Dios, contenidos en sus páginas? 

 

P. Antonio Pavía

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miércoles, 28 de julio de 2021

¡Venga!, que nos vamos

 


¿Tenéis el báculo y la concha? ¡Venga, que nos vamos a Santiago! Yo los llevo en mi “mente” con mis manos en el “ordenata” y mis pies en zapatillas blanditas para que no me salgan ampollas...

Somos los caminantes de la ilusión, sentados en una silla con los ojos clavados en los pequeños pasos de las palabras lentas, porque nuestra distancia es mucho mayor.

Nosotros  ponemos “las piedras, el camino, el agua viva y la esperanza”; ellos -los del pantalón corto-, la alegría, el sudor, la charla, las tiritas, el bocata, la mochila, la reverencia (por Covid, antes abrazo) a la Imagen de Santiago y...

¿Veis?, cada grupo lleva lo necesario para llegar con el corazón. Nosotros empezamos en Zaragoza, cuando Santiago luchaba contra el Islam, evangelizaba y la Virgen le habló... Hoy, nos unimos a su difícil peregrinar; es lo que tiene La Palabra pero ¡Qué grandeza seguir a un testigo directo de Dios!  

En éste año Jubilar el amado Protector de nuestra Nación, ya no viaja solo con los del “pantalón corto”, le llevamos en el pensamiento como los Tercios españoles al grito de: ¡Santiago! ¡Y cierra! ¡España! (A ver si nos oye y nos ayuda otra vez que la cosa está muy fea).

¿Hemos llegado? Aún no, pero llegaremos con la mirada puesta en la misma estrella que un día nos guió al lugar donde hoy se levanta el Pórtico de su Gloria.            

Benditos los que tienen ampollas en los pies...    

Emma Díez Lobo

martes, 27 de julio de 2021

Benditos ilusos

 

Nos hacemos eco del lamento de Pablo ante la seducción del mundo: "Soy de carne, vendido al poder del pecado" (Rm 7,14) lamento que da paso a la acción de gracias a Jesús su Redentor.

 Este testimonio de Pablo, me trae a la mente unas reflexiones de Benedicto XVI antes de ser elegido Papa. Alargando su mirada dijo proféticamente que no pocos sacerdotes reducirían su pastoreo a gestiones sociales y poco más. Podemos añadir que están a gusto en el mundo de la sociología, medios de comunicación etc.… reduciendo su misión pastoral al mínimo. Igualmente decir que al menos en parte han sido seducidos por tener un sitio en el desierto de la Gloria del mundo... vendido a un gran sector de la sociedad que les aplaude, se venden, diría Pablo, a él. Sin embargo vuelvo a Benedicto XVI,... "todo parecerá perdido pero la Iglesia renacerá gracias a un rebaño insignificante... quizás el pequeño rebaño mencionado por Jesús” (Lc 12,32).

 Sí, cierto y está sucediendo. Silenciosamente este pequeño rebaño está asombrando a muchos. Es pequeño pero su Luz es potentísima porque es la Luz del Hijo de Dios (Jn 8,12). Este pequeño rebaño de sacerdotes y seglares, aparentemente unos ilusos, asombran al mundo, que muy a su pesar constata que es posible ya en esta vida vivir una Pasión Inmortal que desafía y reduce a despojos todo lo que hoy tenemos y mañana se diluye justamente porque no es inmortal.

  Ante su sociedad el pequeño rebaño proclama con su vida y su libertad que viven la ¡¡Pasión Inmortal por el Evangelio de Jesús!! y la misma Pasión Inmortal por anunciarlo . "a tiempo y a destiempo" (2 Tm 4,2). No dan lecciones a nadie... saben que Jesús les envía como siervos al servicio de los hombres... no necesitan sus aplausos... La Pasión Inmortal que su Señor les ha regalado... es más... mucha más que suficiente.

P. Antonio Pavía

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lunes, 26 de julio de 2021

«El camino de Santiago»

 

Como es sabido, cuando Santiago apóstol cae en domingo tiene lugar el Año Santo Compostelano, en Galicia; un Año que, debido a la pandemia, se prolongará durante todo el 2022. Por este motivo, probablemente durante los meses que vienen, oiremos hablar mucho del Camino de Santiago. Seguramente, algunos de vosotros os estáis planteando hacerlo, en la modalidad y recorrido que sea y en grupos de amigos, familia o por parroquias. Hay también quien lo ha planteado desde la soledad y el silencio de caminar sólo en compañía del polvo del camino, de fusionarse con el cielo y la Creación, de reflexionar, de recibir y dar solidaridad y disfrutar de la compañía ocasional de quien hace el mismo camino y quiere vivir la misma experiencia. Sin embargo, todos hemos oído contar algunas de estas experiencias, o incluso tenemos alguien conocido que lo ha hecho. Y en casi todos los casos, la experiencia ha resultado especial: «El camino te cambia», «no vuelves igual», el camino «te ayuda a encontrarte a ti misma» o «lo volveré a hacer» …

Seguir por los caminos de Santiago con la idea de buscar una experiencia espiritual única, es una decisión importante. Se trata de una peregrinación, y hay que prepararla, hay que prepararse y, sobre todo, hay que ponerse en «modo» de búsqueda. Hay un camino físico, que se hace paso a paso, kilómetro a kilómetro, pero hay un camino espiritual que es interior, personal y único, donde se busca la conexión con nuestro interior, con la semilla de Dios que llevamos en nuestro corazón. Quien peregrina tiene ante sí una gran metáfora de la vida que le permite librarse de todo y buscar la experiencia necesaria desde el anonimato y lejos de las etiquetas sociales, laborales o religiosas. De hecho, podríamos decir que quien peregrina a Santiago lleva su vida y sus anhelos en la espalda, en aquella pequeña mochila.

Aparte de las diversas tradiciones que nos han llegado sobre Santiago, lo que es cierto es que la figura del apóstol es un referente de las primeras comunidades cristianas, junto con Pedro y Juan. Y destaca en una cosa, como recoge el libro de los Hechos: Santiago ­­―a pesar posibles reticencias iniciales― se decanta decididamente por la universalidad de la fe cristiana, por la acogida de los paganos y para abrir las puertas a todo el mundo: «Por tanto soy de la opinión que no debemos poner obstáculos a aquellos paganos que se convierten a Dios» (Hch 15,19). Y en este sentido la experiencia del camino de Santiago tiene de alguna manera esta dimensión universal.

Estamos a las puertas del mes de agosto, el mes que de algún modo marca la transición entre un curso y otro, que relaja nuestras actividades pastorales y sirve para trabajar las propuestas futuras. Quizá también en casa experimentamos un mes diferente. Es cierto que, en este año de pandemia, el verano volverá a ser seguramente diferente para muchos de nosotros, pero también puede ser una nueva oportunidad de reencuentro personal, recorrer una especie de camino de Santiago interior que ayude a liberarnos de los miedos que la pandemia nos ha traído, de vencer las dificultades que han aparecido en nuestras vidas y de afrontar las perspectivas inciertas que se hayan depositado en nuestros corazones. Como cuando haces el camino de Santiago, en los momentos actuales hay que darnos permiso para escucharnos a nosotros mismos y descubrir las respuestas a nuestras preguntas más importantes. Porque normalmente las respuestas a estas preguntas las ha escrito Dios mismo dentro de nuestros corazones.

Os hago llegar mi deseo de un buen verano,

† Joan Planellas i Barnosell

Arzobispo metropolitano de Tarragona y primado

 

 

domingo, 25 de julio de 2021

JORNADA MUNDIAL DE LOS ABUELOS Y PERSONAS MAYORES

 

«Yo estoy contigo todos los días» (cf. Mt 28, 20) 26 de julio de 2021 Celebramos por primera vez la Jornada Mundial de los Abuelos y Personas Mayores. El tema elegido por el santo padre para la Jornada es «Yo estoy contigo todos los días» (cf. Mt 28, 20).

La cercanía del Señor

 Las palabras «Sabed que yo estoy con vosotros todos los días» forman parte de lo que se llama el «envío misionero». Estas palabras constituyen una especie de inclusión en el evangelio de san Mateo. En efecto, al inicio de su evangelio llama a Jesús «Enmanuel», título que significa ‘Dios-con-nosotros’. Y al final, aparece esta misma idea. Es este un procedimiento retórico muy propio de los judíos, que crea una idea dominante: «Jesucristo está siempre con nosotros». También en Mt 18, 20 aparece la misma idea: «Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos». Podemos afirmar que insistentemente san Mateo nos repite que mediante la encarnación Dios se hace presente, Dios entra dentro de la historia.

 Por lo tanto, este lema escogido por el papa Francisco expresa en primer lugar la cercanía del Señor en la vida de cada persona mayor. Verdaderamente, Jesucristo es el amigo que nunca falla, el que siempre está presente en nuestras vidas. De manera especial en este difícil momento de pandemia, estas palabras tienen eco en el corazón de tantas personas mayores que han experimentado la soledad y el miedo durante este periodo.

De ahí que cobre tanta importancia…

Anunciar la presencia de Cristo a las personas mayores. La evangelización debe apuntar al crecimiento espiritual de cada edad, ya que la llamada a la santidad es para todos, también para los abuelos. No todas las personas mayores han encontrado ya a Cristo y, aunque lo hayan hecho, es indispensable ayudarlas a redescubrir el sentido de su bautismo en una fase especial de la vida (Pontificia Academia para la Vida: «La vejez: nuestro futuro. La condición de los ancianos después de la pandemia»).

La cercanía entre jóvenes y mayores

 «Yo estoy contigo todos los días» es también una promesa de cercanía y esperanza que jóvenes y mayores pueden expresarse mutuamente. De hecho, no solo los nietos y los jóvenes están llamados a estar presentes en la vida de las personas mayores, sino que las personas mayores y los abuelos tienen también una misión de evangelización, de anuncio, de oración y de guía de los jóvenes a la fe.

En las conclusiones del Congreso «La riqueza de los años» se insistía en que…

La realización de una vida plena y de sociedades más justas para las nuevas generaciones depende del reconocimiento de la presencia y riqueza que los abuelos y las personas mayores constituyen para nosotros, en todos los contextos y lugares geográficos del mundo. Y este reconocimiento tiene su corolario en el respeto, que es tal, si se expresa en la acogida, el cuidado y la valoración de sus cualidades […]. La profunda belleza de esta enseñanza es la que debemos transmitir a las nuevas generaciones, con una nueva e intergeneracional pastoral que sepa incitar a los jóvenes al diálogo, ya desde el catecismo, con las personas mayores de su barrio, de la parroquia, de las calles y de las casas.

Consideramos muy importante crear cauces para que este diálogo intergeneracional pueda llevarse a cabo. Ayudemos a nuestros jóvenes a valorar a las personas mayores, a que dediquen parte de su tiempo a acompañarlas, a escuchar sus historias llenas de sabiduría. Hagamos posible que nuestros mayores puedan transmitir el precioso legado de la fe, aquilatada por su larga experiencia de vida.

Aquí puede resultar evocadora la imagen de Christus vivit, n. 201:

En el Sínodo, uno de los jóvenes auditores, proveniente de las islas Samoa, dijo que la Iglesia es una canoa, en la cual los viejos ayudan a mantener la dirección interpretando la posición de las estrellas, y los jóvenes reman con fuerza imaginando lo que les espera más allá. No nos dejemos llevar ni por los jóvenes que piensan que los adultos son un pasado que ya no cuenta, que ya caducó, ni por los adultos que creen saber siempre cómo deben comportarse los jóvenes. Mejor subámonos todos a la misma canoa y entre todos busquemos un mundo mejor, bajo el impulso siempre nuevo del Espíritu Santo.

 La cercanía de la Iglesia

Decía el papa Francisco a los participantes en el Congreso «La riqueza de los años»: Necesitamos cambiar nuestros hábitos pastorales para responder a la presencia de tantas personas mayores en las familias y en las comunidades. Cuando pensamos en los ancianos y hablamos de ellos, sobre todo en la dimensión pastoral, debemos aprender a cambiar un poco los tiempos de los verbos. No solo hay un pasado, como si para los ancianos solo hubiera una vida detrás de ellos y un archivo enmohecido. No. El Señor puede y quiere escribir con ellos también nuevas páginas, páginas de santidad, de servicio, de oración […]. Hoy quisiera deciros que los ancianos son también el presente y el mañana de la Iglesia […]. Debemos acostumbrarnos a incluirlos en nuestros horizontes pastorales y a considerarlos, de forma no episódica, como uno de los componentes vitales de nuestras comunidades. No solo son personas a las que estamos llamados a ayudar y proteger para custodiar sus vidas, sino que pueden ser actores de una pastoral evangelizadora, testigos privilegiados del amor fiel de Dios.

Queremos acoger esta invitación del papa a tener muy presentes a las personas mayores en la vida de la Iglesia, como parte fundamental del pueblo de Dios y encomendamos esta intención a la Virgen María y a sus padres san Joaquín y santa Ana, patronos de los abuelos, en este día en que celebramos su onomástica.

+Mons. D. José Mazuelos Pérez, obispo de Canarias Presidente de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida +Mons. D. Juan Antonio Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares +Mons. D. Ángel Pérez Pueyo, obispo de Barbastro-Monzón  +Mons. D. Santos Montoya Torres, obispo auxiliar de Madrid  +Mons. D. Francisco Gil Hellín, arzobispo emérito de Burgos

sábado, 24 de julio de 2021

Evangelio de la Fiesta de Santiago Apóstol

 

 Santiago Apóstol, Patrón de España

 El Evangelio nos presenta a la madre de Santiago y Juan solicitando a Jesús que ya que sus hijos han dejado todo por seguirle, sean los más importantes en su Reino. Si nos fijamos bien esta deferencia que esta buena, pero equivocada mujer, pide para sus hijos, la anhelan dando  lugar a fuertes discusiones los demás apóstoles. ¿No podía Jesús escoger mejor a sus discípulos? Pues no, detrás de las apariencias  y capas de piedad, todos somos iguales; nuestros corazones son retorcidos como dice Jeremías (Jr 17,9).

 Jesús les pregunta si pueden beber el cáliz que Él va a beber y responden que sí, sin pestañear... como Pedro (Jn 13,37). Al final todos los Apóstoles sí que bebieron el cáliz que bebió Jesús… el cáliz de toda la amargura del mundo para salvarlo; pero… ¡¡Atención!! Sólo pudieron beber el cáliz después que murió por ellos... tú y yo beberemos el cáliz de Jesús cuando seamos conscientes de que Él murió para abrirnos el camino del Discipulado… con otro corazón… no con el corazón idolatra propio de nuestros pecados.

 P. Antonio Pavía

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viernes, 23 de julio de 2021

Dice Benedicto

 

                                                                               

Madre mía lo que dice el Papa emérito y lo peor es que tiene razón. Dice que esta crisis cristiana irá a más hasta llegar el día en que solo queden unos pocos mirando a Dios, sí, al que vino a la tierra hecho Hombre.

Serán tan pocos que vivirán como hace 2000 años, les llama cristianos de catacumba; y me ha entrado un miedo... Estaba pensando en mi garaje, camuflada detrás de los coches con el pelo “colorao”, anillo en la nariz y móvil en mano esperando el mensaje de un sacerdote para reunirnos...  

¡Qué horror, qué situación más arcaica! Pero es que todo vuelve y esta generación “progre” no se entera, mucho menos las futuras que no sabrán ni quién es Cristo, porque no habrá Dios sino dioses de “verde papel” sin alma ni trascendencia.   

¿Esto es normal??? Pues será... Hasta que Dios se harte del todo y se acabaron las tonterías.

Yo no sé si lo viviré pero mis hijos seguro, y lo malo es que no puedo hacer nada, porque escucharme, poquito.

Pues tenemos que hacer un plan antes de que nos arrinconen más, que ya lo noto hasta en la Iglesia donde voy que “les molesta” que me arrodille y, me han dicho que no lo haga...   

Las “modernidades” son imparables, con un coste de fervor y recogimiento a Lo Consagrado que duele en el alma. No acabo de entender... Y es curioso que para adorar al Santísimo pongan reclinatorios pero para recibir a Dios, te los quiten... ¡Alucinante!

Y ahí estoy, buscando Iglesia y dando la razón a Benedicto XVI.      

   Emma Díez Lobo

miércoles, 21 de julio de 2021

Mi vida en tus manos Señor

 

Fijamos nuestra atención en este texto: “Los que no confían en los ídolos gozarán de la presencia del Señor” (Sl 24,4). En la misma línea, Isaías censura a quienes se postran ante las obras de sus manos (Is 2,8,). El profeta no amonesta a quienes gracias a sus esfuerzos progresan socioeconómicamente; nos alerta para que este progreso no haga de las obras de nuestras manos un culto a nosotros mismos y dejemos de lado a Dios. Los discípulos de Jesús estamos en el mundo y colaboramos con nuestro trabajo a aumentar el bienestar del mundo, pero no ponemos lo que somos y hacemos en nuestras manos sino en las de Dios.

 Necesitamos esta relación con Dios, una relación de hijos suyos. El que prescinde de Dios, renuncia a participar de su Gloria y puede llegar un momento en el que llegue a la conclusión de que no es más que un producto más de la naturaleza como lo es un gato o un árbol.

 Jeremías nos ayuda a superar esta idolatría que se convierte en drama existencial invitándonos a poner nuestra vida en Dios, el único que nos dignifica y glorifica: “Bendito el que confía en el Señor pues no defraudará su confianza (Jr 17,7). Añado ¡Bendito el que confía en Jesús y su Evangelio porque su plenitud de vida está garantizada!

 P. Antonio Pavía

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martes, 20 de julio de 2021

Una charla con Dios

 

                                                          

Mira, resulta que no podemos enviar muchas cosas de Ti a todas las personas de nuestro "WhatsApp" porque algunos te “cancelarían”; dicen que nos hemos pasado dos pueblos y que estamos “pillados”... ¡Vamos! que no funcionamos como todo el mundo y que “las cosas no son así”... Pues dime qué hacemos porque las cosas sí son así y no como ellos que con rezar desde el sofá y “meditar” (no sé el qué) ¡Ale hop!, al cielo directos.

Y fui a Tu representante y se lo dije y ¿Sabes qué?, que se me quedó mirando... Que rezara y ya (como él hacía).

También le dije que para un sacerdote era fácil evangelizar porque a la Iglesia van los que “escuchan”; en cambio a nosotros simplemente nos obvian, al menos a mí, como si estuviera anclada en el paleolítico.   

Señor ¿Estamos pillados?, porque no es uno ni dos, son la pera limonera...

- No estáis “pillados” pero tampoco insistáis, son libres de pensar como quieran. Os aseguro que les llegará el momento de la reflexión antes de dejar el mundo. Su Bautismo es como un “marchamo” de autenticidad de mi Padre. No os agobies, y tú deja de criticarles que a eso no te gana nadie.

- ¡Otra bronca!... Pues que sepas que hay gente no bautizada, y esos ¡Qué!

- Que muchos son mejores tú... Reza por ellos como Te he dicho, pero primero hazlo por ti.  

Ya sabía yo que me tocaba eso del “Ciego que quiere guiar a otro ciego...    

  Emma Díez Lobo

 

lunes, 19 de julio de 2021

La riqueza de los años: brindis por nuestros mayores

 


Era una tarde soleada. La plaza estaba henchida de vida y gozaba del juego de los años que la llenaban. Unos niños correteaban tras una pelota alocada en sus botes imparables. Las niñas saltaban con destreza acrobática la comba con ritmo envidiable. En esta guisa estaban también los ancianos que se enternecían mirando a los más pequeños con una vitalidad reconocible, justo la que ellos tuvieron en aquellas edades, que ahora se hacía mueca de sonrisa, ternura en sus arrugas, mientras atusaban las canas blanquecinas al aire de una brisa amable que no les robaba las ganas de soñar despiertos en aquel atardecer. Los gritos infantiles y sus vitales correteos hacían de música de fondo que enmarcaba sus recuerdos como en un escenario gratuito que les convocaba sin falta cada día, si no hacía presencia la lluvia hermana que por estos lares es frecuente. Los ancianos de la plaza iban cada tarde allí, precisamente por eso: para asomarse a una vida colorida, con sus sorpresas y azares: juguetona en las inocentes travesuras de los niños; enamoradiza en los requiebros de quienes se piropean con los ojos y son discretos con sus arrumacos amantes; apresurada en los que van y vienen de aquí para allá y hablando por el móvil mientras caminan; serena y solemne en los que tienen su andanza comedida y pasean su mirada curiosa registrando cada escena variopinta. Una plaza que tiene a los viejos como testigos que llevan en el arco de los años, su colmada biografía.

Al fondo de aquella plaza, se levanta enhiesta la torre de la Catedral. Ella proyecta su aguja y campanario hacia un cielo de vida eterna, mientras acaricia con respeto con su sombra la vida longeva de nuestros ancianos que cada día la visitan. Es el signo de una vida gastada en todos los climas: los inviernos que nos hielan, las primaveras que nos renacen, los veranos que nos agostan y los otoños que nos serenan. Una vida larga con todos esos registros que anotan nuestros sueños y las pesadillas, las alegrías que dibujaron sonrisas en el rostro y las penas que pusieron lágrimas en los ojos, los momentos de acierto y los de despiste, los de gracia y los de pecado, con salud inquebrantable y con achaques que no nos abandonan al paso de los años. Una vida así nos purifica el horizonte, nos aligera el equipaje, y nos permite entender tantas cosas con una sabiduría que te concede el haber aprendido de tus errores con sus trampas y el haber afianzado humildemente los aciertos que nos hacen verdaderos. Es hermoso saber que, desde los pequeños hasta los ancianos, en todos ellos Dios crece a la par, cumple sus años y sostiene y acompaña la vida poniendo luz y esperanza.

El Papa Francisco tuvo unas hermosas palabras en un congreso celebrado en Roma en 2020 que se tituló “La riqueza de los años”. Decía él: «Concediendo la vejez, Dios Padre nos da tiempo para profundizar nuestro conocimiento de Él, nuestra intimidad con Él, para entrar más y más en su corazón y entregarnos a Él. Este es el momento de prepararnos para entregar nuestro espíritu en sus manos, definitivamente, con la confianza de los niños… Cuando pensamos en los ancianos y hablamos de ellos, sobre todo en la dimensión pastoral, debemos aprender a cambiar un poco los tiempos de los verbos. No sólo hay un pasado, como si para los ancianos sólo hubiera una vida detrás de ellos y un archivo enmohecido. No. El Señor puede y quiere escribir con ellos también nuevas páginas, páginas de santidad, de servicio, de oración. Hoy quisiera deciros que los ancianos son también el presente y el mañana de la Iglesia. Sí, ¡son también el futuro de una Iglesia que, junto con los jóvenes, profetiza y sueña! Por eso es tan importante que los ancianos y los jóvenes hablen entre ellos, es muy importante».

La riqueza de los años, en la plaza cotidiana donde la vida se pasea con sus edades y Dios la acompaña. Una hermosa iniciativa la de dedicar un día al año a nuestras personas mayores, con motivo de la festividad de dos viejitos especiales: San Joaquín y Santa Ana, abuelos de Jesús.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm

Arzobispo de Oviedo

 

 

domingo, 18 de julio de 2021

Asomándonos al curso que viene

 


Durante dos días hemos estado trabajando en nuestro seminario un nutrido grupo representativo de la Diócesis de Oviedo: todas las zonas geográficas de nuestra tierra asturiana, todas las realidades pastorales con las que tratamos de anunciar una Buena Noticia a nuestro mundo, las tres vocaciones eclesiales (los pastores con nuestro ministerio, las religiosas con sus carismas, los laicos con su compromiso bautismal). Y nos ha presidido la alegría del Evangelio como el papa Francisco nos señaló en su primer escrito: «El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada. Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien. Los creyentes también corren ese riesgo, cierto y permanente. Muchos caen en él y se convierten en seres resentidos, quejosos, sin vida. Ésa no es la opción de una vida digna y plena, ése no es el deseo de Dios para nosotros, ésa no es la vida en el Espíritu que brota del corazón de Cristo resucitado. Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él». Cada generación cristiana está llamada a testimoniar con su propia vida, con su reflexión, oración y discernimiento, algo que sirva a ese tiempo y lugar: servidores de esta alegría en el nombre del Señor.

La realidad cambiante y cambiada de cuanto determina nuestro hoy, hace que la Iglesia no deba sin más seguir las inercias. Hay cosas que pertenecen al depósito inmutable del Evangelio y a la gran Tradición de la Iglesia, pero hay también aspectos de la vida cristiana que responden a una coyuntura que cambia. No hay una pauta universal para distinguir en algunas ocasiones lo inmutable y lo coyuntural. No pocas veces la fidelidad se ha concretado en cuestiones que podían y debían cambiar, resultando que una pretendida y sincera fidelidad terminó siendo rigidez fosilizante. Por el contrario, no han sido tampoco pocas las ocasiones en las que queriendo aligerar el mensaje cristiano de lo que se pensaba eran añadidos prescindibles, se ha terminado traicionando lo que de suyo era esencial. Esto es lo que explica y hasta exige un humilde discernimiento por parte de la comunidad cristiana, en el que quede siempre salvada la gloria de Dios, la comunión con la Iglesia y la respuesta contemporánea al hombre en su historia concreta.

Escuchar a Dios en cada momento de nuestra historia, como tantas generaciones precedentes lo han hecho en sus diversas encrucijadas con todo el peso de sus luces y sus sombras, sus gracias y pecados. No es un Dios mudo, aunque a menudo somos nosotros los que sordos no escuchamos lo que Él dice y lo que Él calla. Es entonces cuando el Señor se vale de situaciones que nos desafían como un saludable reto, incluso dejándonos pobres y heridos al volver a constatar nuestra vulnerabilidad como criaturas.  Ciertamente el Evangelio es eterno y traspasa todos los tiempos, abraza todos los espacios, e ilumina toda circunstancia. No hay una fecha de caducidad en la Palabra de Dios, sino que ésta responde al corazón humano sean cuales sean sus circunstancias. De esto hemos tratado en nuestro encuentro, mientras hemos delineado los objetivos para el próximo curso. Hay vida después de la pandemia. Queremos llegar a encender la llama de la esperanza que ilumine lo que en estos meses atrás ha quedado oscurecido y cansado. Dios y María nos acompañan.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm

Arzobispo de Oviedo

sábado, 17 de julio de 2021

Domingo XVI del Tiempo Ordinario

 

Como ovejas sin pastor

Una multitud, hambrienta de Palabras de Vida, va tras Jesús sin dejarle apenas descansar. Distinguen perfectamente entre la predicación del Señor cuyas palabras son como saetas de fuego que alcanzan sus corazones y la de sus dirigentes, quizás hasta más elocuentes pero que  carentes de espíritu no alcanzan a nadie, ni siquiera a ellos mismos. Esto nos lleva a decir que están los abrasados por el Evangelio, cuyas ovejas son también abrasadas y "los funcionarios" de la predicación que solo se preocupan de sí mismos y quedar bien con un auditorio más bien pasivo.

 Es muy importante señalar que Jesús no hace ningún juicio sobre ellos, eso sí, le duele  el corazón al constatar que Israel esté como ovejas sin pastor. Por eso mismo Jesús ofrece su Vida, para que todos los que quieran vivir se abracen a su Evangelio… la Vida en abundancia (Jn 10,10)

 Por eso mismo la esencia de la Iglesia es predicar el Evangelio… de él salen las saetas de Fuego del Amor de Dios que alcanzan el corazón y lo transforman.

  Antonio Pavía

 https://comunidadmariama.blogspot.com/

 

viernes, 16 de julio de 2021

Recuerdos de Su tierra

 

                                                          

Bajé del barco en Haifa y allí estaba el guía israelí, quien aprendió más de lo que sabía porque yo me había estudiado durante medio año, el recorrido particular que quería hacer. No, no era una turista normal...

Doce horas al día, de sitio en sitio, mirando, pensando, rezando y tachando los lugares escritos de mi querida lista. Era como un sueño... Bethsaida; Tel Hadar (2ª multiplicación de los panes); lago Tiberiades, donde hay cuatro piedras grandes en la orilla, yo imaginaba sus barcas ancladas a ellas; Naín, donde Jesús resucitó al hijo de la viuda; Séforis, lugar exacto de la casa de los padres de María; Siloé, piscina del milagro, etc.    

En Cafarnaúm paseé por sus “calles” estrechas, todo era gris azulado como hecho de lava; su sinagoga destruida donde imaginaba a Jesús hablando a sacerdotes, y muy cerca, la casa de Pedro... ¡Cuánto tiempo estuve!  

Pisé Corazín, ciudad condenada como Cafarnaúm por su falta de fe. Ciudades donde Jesús hizo más milagros que en cualquier otra parte, y ¡Claro!, normal que se enfadara...    

Aunque se aprovechaban de su bondad y Él lo sabía, solo Le importaba la Fe a su Palabra, pero ni condenando, ni dando su Vida por ellos, creyeron.        

¡Si vieras Jesús, la cara que me pusieron en el barco! ¿Pero Ud. que lleva?, pues tesoros... No podía tirar del bolsón lleno de piedras y arenas de tu tierra, tu mar y el mío, Tu Existencia… Gracias por llevarme a tu mundo, pisar por donde Tú pisaste y llenarme de Ti…         

Emma Díez Lobo

 

jueves, 15 de julio de 2021

NO ESTÁIS SOLOS, NO ESTÁIS OLVIDADOS

 


Fiesta de Nuestra Señora del Carmen, patrona de las gentes del mar


La Iglesia ha nacido entre las gentes del mar y a lo largo de los siglos fue maestra en el acompañamiento de los problemas y de las vidas de los marineros. Los cien años de historia de Stella Maris están llenos de momentos en que los testigos de la fe cristiana han iluminado la vida de los hombres y de las mujeres del mar, y con ellos se han enfrentado a las más terribles injusticias que ensombrecieron los trabajos en el mar. El papa Francisco nos invita a mantener esta cercanía hoy y nos guía con su entrega y con su palabra certera y valiente.

La razón principal por la que el santo padre está cerca de las gentes del mar, nos dice, es porque el mundo marítimo es una de las periferias donde la Iglesia está presente, donde la Iglesia trabaja. Hay algunos temas en el mundo marítimo que son muy sentidos por el papa Francisco, debido al sufrimiento de las personas. Pensemos en el trabajo forzado, el tráfico de personas, la esclavitud. Quien trabaja en el mar tiene una vida difícil y, a veces, peligrosa. Y esto tiene un fuerte impacto en la familia.

El Stella Maris, el Apostolado del Mar, está presente de un modo muy cercano en las parroquias marineras, en los puertos de mar atendiendo a los marineros y a sus familias, visitando los barcos cuando llegan con marineros que no conocen la lengua y que necesitan cosas urgentes y la compañía de gente amiga.. El Stella Maris, el Apostolado del Mar, quiere impulsar cada día la presencia de la Iglesia en cada puerto, en cada pueblo marinero, en todas nuestras parroquias cercanas al mar, porque la luz de la fe es el mejor camino para luchar por la dignidad de la vida de nuestras gentes del mar.

En estos tiempos difíciles para todos, y de una manera muy especial para los marineros, el Stella Maris, el Apostolado del Mar, quiere estar cerca de cada uno de los hombres y mujeres del mar para deciros que no estáis solos, que no estáis olvidados. El Stella Maris cumplió 100 años con todos vosotros, y todos los que formamos esta gran familia queremos que sigáis sintiendo cerca el corazón y el compromiso de la Iglesia. Seguiremos remando juntos en los caminos de la dignidad y de la justicia, de la libertad y de la solidaridad. El Evangelio de Jesucristo nos conduce y nos guía. Nuestra Señora, la Virgen del Carmen, nuestra patrona, la Stella Maris, nos seguirá cuidando con el cariño de la Madre que nos quiere ver como una familia que sabe que en la unión está su fuerza.

Con los mejores deseos de que celebréis gozosamente la fiesta de nuestra patrona, y encomendando a todos los fallecidos en el mar, os bendigo a todos en el nombre del Señor.

+ Luis Quinteiro Fiuza Obispo de Tui-Vigo

Obispo promotor de Stella Maris en España

 

miércoles, 14 de julio de 2021

Bendito viento en contra

 


Jesús nos llama a seguirle por medio del Evangelio, dice Pablo (2Tes 2,14). Es un caminar con Él que culmina en brazos de Dios, nuestro Padre. Los que hacemos este caminar, intuimos paulatinamente, que cada paso que damos nos acerca a nuestra plenitud existencial.

 Una figura de nuestro ir hacia Dios la vemos en la  travesía que hicieron los Apóstoles en el mar por indicación de Jesús (Mt 14,22...). Una gran tempestad azota la barca y el viento les es contrario.

 Posiblemente los apóstoles se preguntarían porque hicieron caso a Jesús, estando el mar como estaba. Jesús que sabía muy bien lo que hacía impuso su autoridad sobre la tempestad, imagen del mal, y la sometió.

 Una apreciación; si nosotros pudiésemos escoger el Camino que nos lleva al Padre, evitaríamos todo viento contrario... pero volveríamos al punto de partida, no a la orilla donde nos espera nuestro Padre.

 P. Antonio Pavía

 https://comunidadmariama.blogspot.com/