«Yo estoy contigo todos
los días» (cf. Mt 28, 20) 26 de julio de 2021 Celebramos por primera vez la
Jornada Mundial de los Abuelos y Personas Mayores. El tema elegido por el santo
padre para la Jornada es «Yo estoy contigo todos los días» (cf. Mt 28, 20).
La
cercanía del Señor
Las palabras «Sabed que yo estoy con vosotros
todos los días» forman parte de lo que se llama el «envío misionero». Estas
palabras constituyen una especie de inclusión en el evangelio de san Mateo. En
efecto, al inicio de su evangelio llama a Jesús «Enmanuel», título que
significa ‘Dios-con-nosotros’. Y al final, aparece esta misma idea. Es este un
procedimiento retórico muy propio de los judíos, que crea una idea dominante:
«Jesucristo está siempre con nosotros». También en Mt 18, 20 aparece la misma
idea: «Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de
ellos». Podemos afirmar que insistentemente san Mateo nos repite que mediante
la encarnación Dios se hace presente, Dios entra dentro de la historia.
Por lo tanto, este lema escogido por el papa
Francisco expresa en primer lugar la cercanía del Señor en la vida de cada
persona mayor. Verdaderamente, Jesucristo es el amigo que nunca falla, el que
siempre está presente en nuestras vidas. De manera especial en este difícil
momento de pandemia, estas palabras tienen eco en el corazón de tantas personas
mayores que han experimentado la soledad y el miedo durante este periodo.
De
ahí que cobre tanta importancia…
Anunciar la presencia de
Cristo a las personas mayores. La evangelización debe apuntar al crecimiento
espiritual de cada edad, ya que la llamada a la santidad es para todos, también
para los abuelos. No todas las personas mayores han encontrado ya a Cristo y,
aunque lo hayan hecho, es indispensable ayudarlas a redescubrir el sentido de
su bautismo en una fase especial de la vida (Pontificia Academia para la Vida:
«La vejez: nuestro futuro. La condición de los ancianos después de la
pandemia»).
La
cercanía entre jóvenes y mayores
«Yo estoy contigo todos los días» es también
una promesa de cercanía y esperanza que jóvenes y mayores pueden expresarse
mutuamente. De hecho, no solo los nietos y los jóvenes están llamados a estar
presentes en la vida de las personas mayores, sino que las personas mayores y
los abuelos tienen también una misión de evangelización, de anuncio, de oración
y de guía de los jóvenes a la fe.
En las conclusiones del
Congreso «La riqueza de los años» se insistía en que…
La realización de una vida
plena y de sociedades más justas para las nuevas generaciones depende del
reconocimiento de la presencia y riqueza que los abuelos y las personas mayores
constituyen para nosotros, en todos los contextos y lugares geográficos del
mundo. Y este reconocimiento tiene su corolario en el respeto, que es tal, si
se expresa en la acogida, el cuidado y la valoración de sus cualidades […]. La
profunda belleza de esta enseñanza es la que debemos transmitir a las nuevas
generaciones, con una nueva e intergeneracional pastoral que sepa incitar a los
jóvenes al diálogo, ya desde el catecismo, con las personas mayores de su
barrio, de la parroquia, de las calles y de las casas.
Consideramos muy
importante crear cauces para que este diálogo intergeneracional pueda llevarse
a cabo. Ayudemos a nuestros jóvenes a valorar a las personas mayores, a que
dediquen parte de su tiempo a acompañarlas, a escuchar sus historias llenas de
sabiduría. Hagamos posible que nuestros mayores puedan transmitir el precioso
legado de la fe, aquilatada por su larga experiencia de vida.
Aquí puede resultar
evocadora la imagen de Christus vivit, n. 201:
En el Sínodo, uno de los
jóvenes auditores, proveniente de las islas Samoa, dijo que la Iglesia es una
canoa, en la cual los viejos ayudan a mantener la dirección interpretando la
posición de las estrellas, y los jóvenes reman con fuerza imaginando lo que les
espera más allá. No nos dejemos llevar ni por los jóvenes que piensan que los
adultos son un pasado que ya no cuenta, que ya caducó, ni por los adultos que
creen saber siempre cómo deben comportarse los jóvenes. Mejor subámonos todos a
la misma canoa y entre todos busquemos un mundo mejor, bajo el impulso siempre
nuevo del Espíritu Santo.
La
cercanía de la Iglesia
Decía el papa Francisco a
los participantes en el Congreso «La riqueza de los años»: Necesitamos cambiar
nuestros hábitos pastorales para responder a la presencia de tantas personas
mayores en las familias y en las comunidades. Cuando pensamos en los ancianos y
hablamos de ellos, sobre todo en la dimensión pastoral, debemos aprender a
cambiar un poco los tiempos de los verbos. No solo hay un pasado, como si para
los ancianos solo hubiera una vida detrás de ellos y un archivo enmohecido. No.
El Señor puede y quiere escribir con ellos también nuevas páginas, páginas de
santidad, de servicio, de oración […]. Hoy quisiera deciros que los ancianos
son también el presente y el mañana de la Iglesia […]. Debemos acostumbrarnos a
incluirlos en nuestros horizontes pastorales y a considerarlos, de forma no
episódica, como uno de los componentes vitales de nuestras comunidades. No solo
son personas a las que estamos llamados a ayudar y proteger para custodiar sus
vidas, sino que pueden ser actores de una pastoral evangelizadora, testigos
privilegiados del amor fiel de Dios.
Queremos acoger esta
invitación del papa a tener muy presentes a las personas mayores en la vida de
la Iglesia, como parte fundamental del pueblo de Dios y encomendamos esta
intención a la Virgen María y a sus padres san Joaquín y santa Ana, patronos de
los abuelos, en este día en que celebramos su onomástica.
+Mons.
D. José Mazuelos Pérez, obispo de Canarias Presidente de la Subcomisión
Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida +Mons. D. Juan Antonio Reig
Pla, obispo de Alcalá de Henares +Mons. D. Ángel Pérez Pueyo, obispo de
Barbastro-Monzón +Mons. D. Santos
Montoya Torres, obispo auxiliar de Madrid
+Mons. D. Francisco Gil Hellín, arzobispo emérito de Burgos