viernes, 31 de diciembre de 2021

“Vino a su casa y los suyos no lo recibieron” (Jn 1, 11-12)

 

 Desde el punto de vista humano debe ser tristísimo que alguien venga a su casa y que los suyos no lo reciban, no quieran saber nada de él, sea por el motivo que sea. Pienso que quien vuelve a casa es con un rayo de esperanza, el último asidero –me refiero a personas que se hayan ido mal idas– y esa esperanza se desvanece en el momento en que no le abren, un nudo de tristeza ahogará su garganta, su impotencia será enorme, todo el montaje de hijo pródigo, que se había formado, se le viene abajo. Tendrá que seguir estando a la intemperie, sin un hogar, sin cariño, sin su familia.

Pues bien, pensemos el caso contrario: vuelve por amor, ofreciendo reconciliación, para perdonar la ofensa que le habían hecho y los hombres, tan soberbios nosotros, no lo recibimos. Bajo nuestra pobre imaginación humana ¡cómo de triste se tiene que sentir Dios! Ese momento de tristeza y desesperación por el rechazo, hasta de humillación por arrastrarse a nuestros pies, le lleva a ofrecernos y compensarnos con ser hijos suyos si lo recibimos. ¡Y nosotros erre que erre! ¡Qué no! ¿No nos proporciona remordimiento permanecer dentro, en nuestro confort, y no abrir las puertas a tantos hermanos que a diario nos llegan en demanda de algo: perdón, compresión, consejo, servicio, una sonrisa, pan, etc.? ¡Tantas demandas o señales de petición de apertura de puertas podríamos percibir al cabo de un día si estuviéramos atentos…! Recordemos aquello de “…cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos pequeños, conmigo lo hicisteis”.

Además de desagradecidos, somos torpes porque no sabemos valorar la compensación ofrecida: nada menos que la dignidad de ser hijos de Dios. Más nos vale que abramos, además de las puertas físicas, nuestra mente y sobre todo nuestro corazón. No perdamos la ocasión. Que no nos tengamos que arrepentir en un futuro, más o menos cercano pero cierto.

 Pedro José Martínez Caparrós

miércoles, 29 de diciembre de 2021

Más rayas que un cuaderno

 

                                                   

Iba conduciendo cuando en un semáforo, un tipo joven al que había adelantado, bajó la ventanilla, me miró y al ver mi rostro me insultó haciendo referencia a él... Yo miré a mi alrededor y estaba sooooola... ¡Era a mí!

Me di cuenta, por primera vez que mi aspecto viejil no coincidía “conmigo” y yo sin enterarme... Es lo que pasa cuando no te miras mucho al espejo y no cuentas las tropecientas marcas incrustadas sin piedad.  

Me bajé del coche, me acerqué a su furgoneta y le dije: “Amigo conductor, cuando tenga mis años y escuche un insulto referente a su edad, es que se ha encontrado con un sujeto como Ud. que no conoce el respeto. Yo he tenido que mirar a mi alrededor, Ud. por desgracia sabrá bien a quien va dirigido.  

Cuando llegué a casa, me fui al espejo y me entró la risa al ver que tenía más rayas que un cuaderno de los 50 ¡Jolín Emma, qué te ha pasaoooo!

Pues no sé, porque pensando... Jesús no se arrugó ¡La juventud del alma!, y por eso sonríe conmigo.

¡Pobre joven, preámbulo de viejo! A mí me enseñaron que la nobleza y el honor se llevan dentro y la educación por fuera.

Estamos sin “almidonar” y ¡Qué!, ánimo amigos, no pasa absolutamente nada...

¡Risas!

¡Ay qué dolor más fastidioso!... Qué qué ¿Qué?, no te oigo... ¿Cómo se llamabaaaaa?... ¡Uf, espera,  no me puedo levantar!... Noooo, si no pasa nada.

 Ya te vale, Emma...   

   Emma Díez Lobo

 

martes, 28 de diciembre de 2021

Momentos...

 

Colocaba sellos en un álbum... Descansé un rato y de pronto me hice la pregunta: ¿He venido a la tierra solo a guerrear contra el mal?, ¿porqué venir a eso y no a jugar al ajedrez o a hacer colecciones?, pongo por caso.

Dejé de entender mi arriesgada vida... Nacer se había convertido en no tener otro juego en mente que no fuera la guerra.   

Esto no podía ser ¿Lo era?... Si me comporto, voy al cielo, si no lo hago me voy “pa bajo”... Incesante batalla con consecuencias catastróficas, si la pierdes.

Ya no me importaba haber regalado toda la colección del Protectorado español...  

Cuando llego mi hija de la calle, pensé: ¡Qué existencia! Crecer, agobiarse, salir, entrar, morir y jugársela a una carta.

No escuché voces que me alentaran y me vi en mi salón del 5º piso con un solo motivo: ¡Ojo con lo que haces en la tierra!, y cerré el dichoso álbum... ¡Para qué!  

Al día siguiente cuando escribía, recordé a Cristo, Muerto en medio de una cruzada contra Él, a María que la sufrió y a tantos Santos al frente de la misma contienda que no me quedaba otra que intentar comprender.  

Y la razón me enseñó sus armas... No había nacido sin armamento para el combate, era el precio de mi libertad y el triunfo de la VIDA. Con la conciencia de luchar hasta la muerte junto a Dios, volví a mis sellos de España...

No, ni por uno o miles “tableros de ajedrez” Dios habría venido y nosotros tampoco.

   Emma Díez lobo

 

  

lunes, 27 de diciembre de 2021

Una leyenda inventada

 

 Decía una leyenda que un alma miraba al cielo, veía un color; si miraba a la tierra veía otros diferentes; si miraba al agua, se reflejaban muchos y si miraba el aire, no veía color alguno...

Cuando decidió volver a casa, el cielo había cambiado, el agua brillaba, la tierra vuelto oscura y el aire continuaba en su color de la nada.

No comprendía por qué de los cuatro elementos tan emocionantes, solo uno no tenía semblante y decidió pintarlo. Cogió todos los lapiceros del estuche pero éste se resistía a ser pintado.  

¡No! dijo el aire, jamás podrás pintarme, pero soy el único que puede dar color a los demás, soy la vida.      

Temerosa el alma de su futuro, pensó: Todos se quedarán y yo me iré ¿Por qué no emplearme en colorear mi esencia? Los demás vienen de origen, yo en cambio, me los tengo que poner...    

Perplejo el aire no entendía el interés del alma y le invitó a callarse, estaba tan fascinado con la tierra que de ninguna manera la pospondría ante nada.   

Pero llegó el día en que el aire sellaba sus ojos para siempre dejando al alma en libertad ¿En la oscuridad?, ¿en la luz?... Todo dependía de qué “colores” había pintado su esencia...   

Y angustiada en el incierto camino, gritaba “¡Más me hubiera valido carecer de ojos, pies y manos para el mundo si con ellos me he cerrado la puerta al más grande arcoíris de Dios!”.        

 Emma Díez Lobo

   

  

domingo, 26 de diciembre de 2021

Cuando la noche lentamente avanzaba.

 

Cuando la noche lentamente avanzaba. (Lc2,8-14)

 Cuando todo parecía estar dormido en el tedioso silencio del lecho nocturno,

cuando todo callaba en derredor,

cuando más helaba de frio y las ramas de los árboles, los campos, los caminos se teñían del resplandor reluciente de la plateada  escarcha, y a lo lejos todo se vislumbraba como translucido cristal,

cuando todas las voces callaban  adormecidas, en el firmamento como pequeños farolillos de luz engarzados con hilos de seda, colgaban resplandecientes las estrellas, que adornadas de colores fulgurantes radiaban destellantes a la tierra la dulzura más maravillosa de una luz ardientemente hermosa… una luz que nunca ningún ojo vio, pregonando a viva voz admiración y asombro, la Grandeza que ya llega.

¡Oh divina estrella que anuncias la venida del niño Dios con nosotros, que encargo más sublime recibiste para regocijo de los que esperan!

A lo lejos una hoguera se enciende llameante entre luces tintineantes y sombras que parpadean, en una humilde sencilla cueva.

En un instante, todo el universo se replegó para contemplarte y extasiados se abajaron atónitos ante tan sublime pureza…hasta tocar tu piel… tu piel de olor a lirios y azucenas, y de esta manera arroparte con su suave aterciopelado manto las ardientes estrellas.

¡Oh cuanta luz, fulgida luz que deslumbras con tu singular belleza!, ¿acaso no la veis, no veis con cuanta inmensidad centellea?, ¿no veis cuantas sonrisas luminiscentes lo rodean transformadas en primavera, y como sus labios cantan, entonando con gracia hermosas melodías?

 ¨¡Gloria, Gloria, Gloria a Dios en las alturas y en la tierra Paz a los hombres en quienes Él se complace!¨

Con ágiles y delicadas piruetas se elevaron hacia el cielo hasta tocarlo con sus dedos y bajaron danzando a tropel para adorar con su clamor el don de amor hecho carne de Dios por nosotros. Sus ojos se llenaron de perplejidad y estremecidos, como se estremecen los arboles del bosque agitados por el viento se acercaron sigilosos, sin 

hacer ruido, para admirar el Gran Misterio  durante tanto tiempo escondido.

 ¡Se rasgó el cielo! SI ¡se rasgó el cielo y bajaste derritiendo los montes con Tu Presencia, jamás oído oyó ni ojo vio un Dios, fuera de Ti, que hiciera tanto por el que espera en Él.

 Loles 

 https://www.comunidadmariamadreapostoles.com/

sábado, 25 de diciembre de 2021

María y "las cosas de Dios”

 

 Todos los pueblos de la tierra se han preguntado por la existencia de Dios,  cómo llegar a conocerle.

 El Evangelio de hoy nos da una pista. José y María pierden de vista a Jesús. Al tercer día le encuentran en el Templo con los doctores de la Ley. María le dice: “Tu padre y yo estábamos angustiados, ¿por qué nos has hecho esto? Respuesta de Jesús: ‘Tenía que ocuparme de las cosas de mi padre’". Dios permitió este acontecimiento doloroso de José y María para mostrarnos la esencia del Discipulado: "La prioridad de cosas de Dios sobre las nuestras". Lucas nos dice que María guardaba cuidadosamente estas cosas en su corazón. Bien sabía ella que  se trataba de "las cosas santas de Dios". Pablo dice que nadie conoce lo íntimo -textualmente “las cosas”- de Dios si no es iluminado por el mismo Espíritu de Dios. (1 Co 2 ,11b- 12). Después  añade que el hombre por sí mismo,  solo con su mente, "no capta las cosas del Espíritu" (1 Co 2,14). Así  pues que María "guardaba las cosas santas de Dios": la Palabra en la que brilla su Misterio.

 Entendemos la explosión de gozo de Jesús cuando dijo al Padre: Yo te bendigo porque has ocultado estas cosas a los grandes y sabios de este mundo y se las has revelado a los pequeños (Mt 11,25). Sepamos que en el Evangelio, pequeño es sinónimo de discípulo.

 P. Antonio Pavía

 https://comunidadmariama.blogspot.com/

 

jueves, 23 de diciembre de 2021

BENDITA Y SANTA NAVIDAD


 

¿Todos con la Navidad?

 

                                                         

A cuántos no importa el significado de Navidad y la celebran... ¿Qué celebran? No sé, son los amantes de la tierra sin Dios con sus fiestas sin sentido.  

La nuestra lo tiene, es sinónimo de serenidad en el alma por el Regalo que Dios nos envió para abrirnos el cielo, cerrado hasta hace poco más de 2000 años, que si te pones a pensar en los trogloditas, éste acontecimiento sucedió “ayer”, un poco antes de los Godos.

Por cierto, gracias a que las almas son imagen y semejanza de Dios porque si observas a los “troglos” ¡Madre mía qué feos!, pero menos que los irreverentes, seguro.

Pienso en los no creyentes, debe ser tristísimo decir: “¡Aprovechemos la vida que no hay más!” Pues tal vez un día de estos se encuentren en la UVI... Y como el cura no aparezca con la estola camuflada y el sujeto esté dormido... me parece...   

Correspondamos a José y a María que sin saber qué sucedería al Hijo de Dios, su humildad y obediencia nos salvarían de la muerte. Llevemos pues El Belén en el  corazón con toda gratitud y sentimiento.   

A los perdidos, rehenes del mundanal ruido, que descubran en el silencio a Jesús de Nazaret; a los que “marcharon” y no necesitan la Navidad, sean tan felices como nunca soñaron; y a nosotros, que la vivimos con Fe y esperanza, tengamos la Paz prometida.

En Dios, amigos,                   

 Emma Díez Lobo

miércoles, 22 de diciembre de 2021

NAVIDAD EN SILENCIO

 

 "Y llegó, vino en silencio, respondió al grito del mundo, nació entre nosotros y pareció uno más: así quiso que fuera.

 En su venida mostró un amor y delicadeza infinita como no podría ser de otra forma, sabiendo nuestro Dios que el ruido ensordece al hombre y lo grande le deja ciego.

 Vino pequeño y silencioso, casi escondido para decirnos que busquemos la verdad de la vida en lo insignificante, en lo que pasa desapercibido.

 Llegó y llega, este año otra vez, incansable, y nos invita a su Navidad, nos mira desde sus ojos y nos muestra el lugar en el que nos espera a todos, sin distinción, el regazo de su cuna, sus brazos de niño abiertos y su amor dispuesto a crecer y hacerse parte de nuestro dañado corazón"

 Olga Alonso,

 http://comunidadmariama.blogspot.com/

martes, 21 de diciembre de 2021

“Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado” (Is 9,5)

 


Canta Isaías, el profeta de la esperanza. Contemplemos, pues, la escena. Una noche estrellada y fría en la ciudad de David, Belén; una familia que no encuentra cobijo; una mujer a punto de dar a luz, y el inquieto sosiego de su esposo que quiere proteger al niño que va a nacer y a la madre, Y María dio a luz en un portal donde se guardan los animales y los aparejos de los pastores. Aquella noche de Belén se hizo día, la luz disipó las tinieblas que se cernían sobre el mundo desde la primera desobediencia del hombre. Los padres no entendían nada, pero se admiraban y lo aceptaban como el don más grande de sus vidas.

Es una escena entrañable en su pobreza, de una austeridad que solo puede estar inspirada en la grandeza de Dios. Se respira amor, delicadeza, ternura, gozo. Una madre que tiene en sus brazos al niño ante la mirada admirada y orante del bueno de José. Ellos son los grandes contemplativos que nos enseñan cómo vivir la Navidad, cómo contemplar el misterio de todo un Dios hecho uno de nosotros.

Después llega la fiesta, la algarabía. Llegan los pastores, cantan los ángeles al tiempo que anuncian el acontecimiento; desde lejos vienen los magos para ofrecer regalos al Niño. Navidad, definitivamente, es una fiesta.

Os invito, querido hermanos, a emprender el camino hacia Belén, a ese lugar que está ya en cada rincón de la tierra y en cada corazón, al Belén donde Dios nace en nuestras vidas, al Belén que es, o al menos puede ser, cada día del año.

La primera condición del camino es ir juntos. Hasta el portal de Belén no se va solo, siempre se va con los otros, en compañía; tenemos que compartir para que la senda sea más llana; además, es la oportunidad para escucharnos, para dialogar, para compartir los gozos y las cargas; hemos de escuchar juntos lo que Dios quiere y espera de nosotros, de la Iglesia. En estos meses hemos escuchado muchas veces la palabra “sinodalidad”, pues el camino de Belén es sinodal, se hace juntos porque vamos a la misma meta, porque el camino es de todos y para todos.

El camino a Belén es también oportunidad de conversión. Es momento para quitar de nuestra vida lo que nos impide llegar hasta Jesús. Dejar nuestro orgullo y la ambición, desterrar un corazón endurecido y engañado por las llamadas a lo material, al consumo, y a la comodidad. Es el momento de acabar con la indiferencia que nos paraliza. Hemos de dejar los miedos y los temores ante lo que no conocemos o no controlamos. El camino de Belén, no lo olvidemos, es un camino hacia Dios, un camino siempre virgen que hemos de hacer con confianza y en abandono.

El camino de Belén se hace con aire de fiesta, y al mismo tiempo en silencio. No es una contradicción, no. La escena de Belén nos revela cómo Dios, en silencio, se manifiesta al mundo, y nos enseña que necesitamos el silencio para aprender a escuchar a Dios. El camino de Belén es un camino orante. En estos días, de un modo especial, hemos estar abiertos a Dios, a sus sorpresas, a su amor que siempre está lleno de ternura, aun en medio de la prueba.

En el camino hemos de recoger a los que se quedaron en los bordes, en las cunetas de la historia. Hemos de unir a nuestro andar a los pobres y a los descartados. Ellos son el mejor pasaporte para llegar a Belén. Los pobres son el rostro y la carne del Niño que nace en Belén, nos muestran la belleza de la herida, y nos recuerdan que la carne herida es camino de salvación. Tenemos que acoger a los pobres, levantarlos del fango, cuidarlos e integrarlos en nuestro camino.

Finalmente, al camino estamos invitados todos. También los que buscan y no han encontrado, los que dejaron un día este camino de fe por escándalo, por cansancio, o desilusionados. Este camino es un camino de esperanza, de vida. Es un regalo.

Belén no es solo un hecho histórico, es una realidad que afecta a la existencia humana de cada momento de la historia, es una llamada que no se apaga nunca, porque el Señor sigue viniendo. Así lo proclamamos en uno de los prefacios del adviento: El Señor que nació en Belén “viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento, para que lo recibamos en la fe y por el amor demos testimonio de la esperanza dichosa de su reino”.

Hoy os quiero traer uno de estos belenes que hay a nuestro lado. Contemplemos la escena. En Aranjuez, en medio de un campo árido se asienta un auténtico vergel de vida y esperanza. En pobreza, hace treinta y un años, nació una obra, fruto del amor de Dios, se llama Basida; allí se acoge a los más pobres, a los que el mundo ha desechado a cualquier edad y por cualquier circunstancia, en esta familia se les pone rostro y se les devuelve la dignidad que la vida les había negado, se les curan las heridas y se les quiere como son, entonces, se demuestra que siempre la consecuencia de la caridad es el gozo.

En la comunidad de Basida se vive la alegría de los sencillos, entre ellos se ve con claridad que Dios ha querido nacer para ellos y para todos, que Dios no rechaza, sino que acoge y salva. Al compartir con ellos la Eucaristía uno comprende que cada día es navidad en el corazón de los que se ponen en camino y abren las puertas de su vida al Señor que llega.

Pensemos por un momento, llevémoslo al corazón: Voy a Belén, celebraré la Navidad del Señor, ¿Qué puedo llevar al Niño?

Que la sagrada familia de Nazaret, os bendiga y bendiga a vuestros hogares, que acompañe el camino de los que están lejos del suyo, o no lo tienen.

Os deseo a todos una feliz y santa Navidad.

+ Ginés García Beltrán,

Obispo de Getafe

 

lunes, 20 de diciembre de 2021

Navidad y Debilidad de Dios

 

La Navidad refleja la debilidad de Dios, qué es  insultante para los que buscan la gloria del mundo. Estos nunca entenderán que el Hijo de Dios haya nacido en un establo, que  crezca y realice su misión con el mismo sello de la debilidad. Sabemos que fue el blanco de toda clase de desprecios e intrigas que culminaron con su condena a la más injuriosa muerte por blasfemo. Fue en su juicio inicuo donde asumió la debilidad en estado puro. De pie ante sus prepotentes acusadores Jesús fue el Débil  por antonomasia al escuchar su condena  silenciosamente como el cordero manso profetizado por Isaías (Is 53,7).

  Así cambió el curso de la Historia. Una vez clavado en la Cruz y  aparentemente vencido, se manifestó como el Fuerte de Dios al abogar ante el Padre nuestro perdón… ¡Perdónales, no saben lo que hacen! La Fuerza de Dios y su Misericordia  se hicieron tan patentes en el Calvario que la Prepotencia del Mal se disolvió como un azucarillo en el agua. Sí, la Debilidad del Hijo de Dios, dio paso a la Fortaleza que nos perdona y nos salva.

 Todo empezó, visiblemente, en  lo que celebramos estos días: en Navidad. Todo Israel lloraba por la Venida del Mesías... y todo Israel le dio la espalda desde su Nacimiento. Recostado  en la cuna, no le faltaron los regalos de su Padre que puso a sus pies su Gracia, su Bondad, su Ternura, su Amor....y como si hiciesen un pulso para ver quién de los dos  era más Débil, ambos, Padre e Hijo entregaron estos regalos a los hombres.

 ¡Bendita debilidad del Padre y del Hijo...Bendita Navidad para todos! 

 P. Antonio Pavia

 http://comunidadmariama.blogspot.com/

domingo, 19 de diciembre de 2021

Boca tapada

 

                                                                            

Pues si lo miramos por el lado bueno, por fin nos callamos un poco porque hay que ver lo que hablamos de más... “A boca cerrada no entran moscas”, “a mascarilla puesta ni se te entiende”. Ya decía Jesús que por la lengua se pierde el hombre y, yo digo: “Si te quitas la mascarilla y hablas demasiado, te vas a la “·UCI” y también pierdes.       

Entre que uno no sale y charla menos, nos hemos evitado un montón de males viperinos; ahora criticamos todo el día, eso sí, pero a la TV, al sofá que ya tiene una marca en el cojín que alucinas... Es menos peligroso para el cielo, pero te entra un mosqueo...  

Dios no desea las “mascarillas” ¡Evidente! Lo que desea es que sin ellas utilicemos la lengua para “bien-decir” y, eso la verdad es que no es muy habitual, así que después de tener la boca “tapada” por imposición, hagámoslo por deseo.   

Dios es muy listo ¡Cuántos se habrán salvado por callar sus injurias, su maldad!... Benditas “mascarillas”... O hablas para bien o te muerdes la lengua; o adviertes para salvar o te coses la boca, porque al final de los días, por tu lengua pagas o por ella ganas.     

Vacunas y más vacunas Covid... Sí, están muy bien, pero más nos valdría vacunas de Evangelio contra la mentira y, aseguro por Dios que en las “UCIS” no esperaría Belial...          

Emma Diez Lobo

 

sábado, 18 de diciembre de 2021

Domingo IV de Adviento

 

María, Presencia de Dios

Recibido el Anuncio del ángel, María siente el impulso de ir al encuentro de su prima Isabel, mujer de Zacarías, escogidos ambos por Dios para traer al mundo a Juan Bautista, precursor de su Hijo.

  María se pone en camino. Su fe, fuerte como una roca no la exime de ciertas angustias internas. Su embarazo es un secreto entre ella y Dios; bien sabe que no le toca a ella darlo a conocer sino a Él, sobre todo a José su esposo. He hablado de cierta angustia, sí, pero su confianza en Dios prevalece sobre sus zozobras. Al llegar a casa de Zacarías ve con sus propios ojos que Dios sale garante del Anuncio recibido al provocar un salto de gozo en Juan  en el seno de su madre al oír el saludo de María.

 Digo que Dios sale garante de la situación  angustiosa de María al revelar el secreto de su maternidad mesiánica a Juan Bautista haciendo que salte de alegría ante el Mesías y  podemos decir, con más nitidez aún, al inspirar a Isabel la confesión de fe quizás más luminosa acerca de la Divinidad de Jesús que encontramos en la Escritura; llena del Espíritu Santo proclamó: “¿De dónde que venga a mí la madre de mi Señor?”.

 Hemos leído bien; llama a la criatura que María lleva en su seno: "Mi Señor". Por eso hemos titulado este texto así: María, Presencia de Dios.

P. Antonio Pavía

 https://comunidadmariama.blogspot.com/

 

viernes, 17 de diciembre de 2021

¿Qué me vale?

 

                                                                  

 Me hace gracia cuando leo eso de “felicidad y amor, seamos creyentes a tope como “Elías”, seamos fantásticos y todo nos irá estupendo; no te preocupes, Dios está contigo...” ¿Qué no me preocupe que Dios está conmigo? Pero vamos a ver, ¿es que viven en otro planeta? o ¡qué!

Yo vivo en éste y la cosa no es tan fácil; el aire huele a dolor, los creyentes a huida y la alegría a nostalgia; ya los cantos de violines no funcionan y digan lo que digan tú sigues hecho una pena, destrozado, con una esperanza tan diminuta que ni la ves ni la sientes.  

Creo honestamente que las palabras de amor no llegan y que pocos se adentran en pellejos ajenos. El que  se empeña en hablar de ternuras es que no circula por las calles.   

Dios es el primero que tampoco es feliz, es el más triste del universo ¡Pobre! Tanto para tan poco; y lo peor, el mundo no se entera. Le vemos en la Cruz cómo una imagen del pasado y es un reflejo del puro presente.

Dios no dice que vivamos en paz, dice que oremos para obtenerla; Dios no habla de felicidad ni te envía amor, NOS AMA; Él no dice que sufrir sea bueno, dice que tu pena la sufre contigo; Él no te necesita, dice que te preguntará qué hiciste con tu prójimo.     

Sabe que vivir es complicadísimo y es lo que me vale; sabe que una oración hará que cuando veamos a alguien por la calle, no nos sea ajeno  y es lo que a Él le vale cuando piensa en mí.   

 

 Emma Díez Lobo                                                                      

miércoles, 15 de diciembre de 2021

CARIDAD por excelencia

Cuánta razón tiene aquél que entiende que la CARIDAD más que dar una limosna, ropa o comida, es COMPRENDER y esto no es fácil en absoluto.

¿Comprender al que es diferente?, ¿al que tiene un carácter insoportable?, ¿al que hablamos y ni nos mira?, ¿al que actúa de un modo airado?, al que... Los “porqués” que poco nos interesan y qué manera de contrariarnos... Yo, yo me irrito, y si es de la familia, discusión sin tregua ¡Qué horror!  

Esto no puede ser ¿Qué sabemos de cómo fueron sus vidas?, ¿Qué les pasó hace unas horas?, ¿de qué se enteraron anoche?... Hay motivos que por un tiempo, el que sea, vuelven a las personas irascibles, de mal humor, de todo menos amables.                        

Comprender no significa aceptar ni aprobar actitudes ni maneras, sino tener la caridad de entender que por sus venas corre hoy o ayer, sangre dolida.     

Las razones hacen que “los sentires” se alteren; cada partícula de la mente y del corazón encierra muchos secretos, tantos como las veces que el aire va y viene.

Usemos la caridad, la que todos necesitamos a lo largo de la vida; tenemos tantos momentos de disgusto con motivo, que la cara de vinagre que se nos pone, es brutal; y aunque todo se pasa, estemos preparados para “la siguiente”...

Comprendamos... A veces el silencio es la forma de caridad por excelencia. Me apunto para que hagan lo mismo conmigo cuando por mi sangre naveguen esencias de disentimiento y enojo.         

                                                               Emma Diez Lobo

 


martes, 14 de diciembre de 2021

El Gran Botín

 

 Un Salmista rebosante de gozo dice a Dios: "Me regocijo  con tu Palabra como quien encuentra un  rico botín" (Sl 119, 162). Nos preguntamos por qué tanto gozo de este hombre ante la Palabra de Dios, y la respuesta nos la da Él mismo haciéndonos ver que cumple las promesas contenidas en sus Palabras por el honor de su Nombre.  En esto se apoya Azarías al interceder ante Dios por Israel, a la sazón cautivo en Babilonia. Azarías no apela a los méritos de los israelitas, pues estos han despreciado a Dios con  sus continuas desobediencias.  Apela a su Palabra, al honor de su Nombre por el que " la alianza hecha con Abraham que es irreversible" (Dn 3,34...). Es en este sentido que Jesús, hablando con su Padre proclama: "Tu Palabra es verdad"… es decir, la cumples  (Jn 17,17).

 Volviendo al salmista decimos que El Evangelio es el Gran Botín que Jesús ofrece a todo aquel que se abraza a sus palabras  porque encierran el inagotable Tesoro de la vida eterna, como testificó Pedro, inspirado por el Espíritu Santo (Jn 6, 67-68). Tesoro Incorruptible que no está al alcance de polillas, ladrones, catástrofes… etc (Lc 12, 33).

 P. Antonio Pavía

 https://comunidadmariama.blogspot.com/

 

lunes, 13 de diciembre de 2021

Doce entre UNO

 



                                                                 

Decía Juan Pablo II que hay que defender la verdad a toda costa aunque volvamos a ser solamente doce...  ¡Menuda frase!

- ¡Pero Juan Pablo, si somos siete mil millones de zangolotinos!!! A ver como doce van a ser suficientes...

- ¡Siempre igual, criticando!... ¡Que es una forma de hablar!, lo que quiero decir es que la Verdad es una y hay que extenderla tanto si somos uno como quinientos; Jesús era solo UNO y sin embargo convirtió a miles; doce a través de UNO son doce, un millón a través de UNO, son un millón ¿Lo entiendes?

- Ahora sí, yo sola entre UNO soy una, miles entre UNO son miles. Lo que pasa es que como no somos tú y los tiempos que corren son terroríficos, es muy complicado atraer almas a la Verdad; si vieras lo que hay, llorarías de pena.

- Yo también lloré de pena y no dejaba de rezar, pero escucha, siempre habrá quien “caiga del guindo”.

-¡Pero si no hay casi guindos!

- ¡Hija! A todo le pones pegas, que un guindo es otra manera de hablar ¿Qué me dices de las redes sociales que en mi época no había?

- Tienes razón, tú debías moverte y desgañitarte hablando, nosotros en cambio, con tres gafas en mano -de tanto mirar pantalla- ahí estamos, callados, escribiendo y cafelito a la derecha...

- ¿Ves entonces a los “doce” entre Dios que es solo Uno? Y sois muchos más de doce...  

 Me encanta su inteligente frase.  

Emma Díez Lobo

sábado, 11 de diciembre de 2021

¡Jesús, conviérteme!

 

Juan Bautista invita a la multitud congregada a limpiar sus corazones ante la Venida del Señor, sirviéndose de la profecía de Isaías (Is 40, 3-5). Es tan apremiante su exhortación, que algunos se preguntan si Juan es el Mesías que esperan. Él les aclara que ha sido enviado por Dios solo  para enderezar sus pasos hacia el Hijo de Dios que ya viene a su encuentro como Salvador, y les añade: "Él es más fuerte que yo y os bautizara con Espíritu Santo y Fuego"; sin duda está proclamando la Fuerza del Evangelio de Jesús, capaz de  cambiar un corazón de piedra en uno de carne como estaba profetizado (Ez 36, 25-27).

Así es, Jesús es la Fuerza de Salvación de Dios anunciada tantas veces a lo largo del Antiguo Testamento y proclamada en el Nuevo por Zacarías en la circuncisión de su hijo Juan Bautista (Lc 1, 67-69).

Fuerza de Salvación, de Conversión que está a nuestra disposición en el Santo Evangelio como dice Pablo (Rm 1, 16...). Por eso las primeras palabras dichas por Jesús en el Evangelio de Marcos son:

“Convertíos y creed en el Evangelio" (Mc 1, 15).

 P. Antonio Pavía

 https://comunidadmariama.blogspot.com/