sábado, 27 de mayo de 2023

Partiendo la Palabra Pentecostés (Jn 20,19-23) El Espíritu Santo en mí.

 


Hablamos del Espíritu Santo partiendo de lo que dijo Adán de Eva al verla por primera vez: "Esta sí que es carne de mi carne y hueso de mis huesos " (Gen 2,23 ). Juan nos dice que "a todos los que recibieron la Palabra, esta, les dio poder para ser hijos de Dios " (Jn 1,12); y podría haber añadido:  llegamos a ser hijos de Dios por obra y gracia del Espíritu Santo Vivo en la Palabra.

 En la Espiritualidad bíblica, recibir significa hacer tuyo lo que se te ofrece. Vemos que hay una concordancia entre recibir la Palabra y recibir el Espíritu Santo por parte de Jesús. Un discípulo de Jesús, recibe, hace suyo, como alma de su alma el Espíritu Santo ofrecido por El al vencer a la muerte. Recibe entonces, como algo suyo, el Fuego de Dios, su Sabiduría para partir la Palabra, el Amor que trasciende nuestra la debilidad…etc.

 Al recibir-acoger estas semillas divinas, tu alma crece sin cesar a los ojos de Dios tu Padre que un día te dirá lo mismo que dijo a su Hijo en el río Jordán: "Eres mi hijo amado, en ti me complazco" (Mt 3,17) ...  y recordando a Adán y Eva, te dirá: ¡Eres alma de mi Alma; espíritu de mi Espíritu!

 Así pues cuando alguien te diga ¡No sirves para nada! ríete para tus adentros...más aún: ¡ríete al unísono con Dios tu Padre! 

 

 

P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com

 

jueves, 25 de mayo de 2023

«El sí de María y el sí de la Iglesia»


Cuando en este mes de mayo la Iglesia se sitúa de una manera singular ante nuestra Madre la Virgen María para contemplar su sí, os invito a contemplar y a ver con más claridad y más fuerza que el sí que dio María a Dios es el sí de la Iglesia. Ese sí tuyo y mío que tenemos que dar a Dios con todas las consecuencias. Qué altura y profundidad alcanza, qué fuerza se manifiesta y tienen para todos los discípulos del Señor contemplar estas palabras de nuestra Madre: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra». Pues es a través de estas palabras donde se nos manifiesta cómo la Iglesia ha de responder a su misión. Y como lo ha de hacer con estas mismas palabras, han de ser estas las que la Iglesia viva y prolongue a través de los tiempos, pues a través de ellas se nos manifiesta un compromiso: la manera y el modo de vivir en esa disponibilidad permanente, a través de la cual Dios sigue visitando a la humanidad con su misericordia y su amor.

 Nunca temamos abandonarnos en Dios, vivir en una confianza absoluta en Dios. Las palabras que el ángel le dice a María son claras: «No temas, María». Y es que es cierto: era para temer llevar el peso del mundo sobre uno mismo, ser la Madre de Dios. Pero María entendió enseguida que, si ella llevaba a Dios, Dios la llevaba a ella. Esas palabras —«no temas»— son las que penetraron en lo más hondo de su corazón. Siempre me fijé en el silencio de María, en las palabras que tantas veces hemos escuchado: «María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón» (cfr. Lc 2, 19). Hay una representación de la Anunciación que me hace unas sugerencias singulares, ver al arcángel Gabriel sosteniendo un rollo, que es el símbolo de la Escritura, de la Palabra de Dios. Y María está dentro del rollo, está en el rollo, arrodillada, es decir, vive en la Palabra de Dios, impregnando de la Palabra todo su pensamiento, toda su voluntad, todas sus acciones. Ella habita en la Palabra.


En este mes de mayo, en el que la Iglesia fija su mirada de un modo especial en María, descubre, medita, vive con la fuerza que tiene contemplar a nuestra Madre abriendo el cielo en la tierra. Ella con su sí abrió el cielo en la tierra. De tal manera que esas palabras suyas que recita, «me felicitarán todas las generaciones», tienen una realidad tan honda, tan fuerte. Porque es verdad: ella es la morada de Dios. El amor a la Virgen María es la gran fuerza por la que reconocemos todos los discípulos de Cristo que ella es nuestro auxilio, nuestra consolación, nuestra ayuda. En Ella reconocemos la ternura de Dios, la manifestación de lo que es estar disponible para Dios, de lo que significa vaciarse de uno mismo para contener a Dios.

 ¿Sabéis lo que más me fascina de nuestra Madre? La no vacilación de María ante la llamada que recibe para ser Madre de Dios. Un sí sin reservas de ningún tipo, un sí total y absoluto. Ante el amor de Dios, cuando le piden colaborar en el proyecto de salvación, ella supera toda vacilación y se pone confiadamente en las manos de Dios. Imitemos a nuestra Madre y tomemos la decisión de ser discípulos de la escucha y de la acogida de la Palabra de Dios. El Magníficat es el verdadero retrato de su alma. Tejido por hilos de la Sagrada Escritura, nos habla de María que habla y piensa con la Palabra de Dios que ha convertido en su propia palabra, de tal modo que su palabra nace de la Palabra de Dios.

 

Con gran afecto, os bendice,

+ Carlos Osoro Sierra

Cardenal Arzobispo de Madrid

miércoles, 24 de mayo de 2023

Partiendo la Palabra "Mi alma se aprieta contra ti" (Sl 63,9) (II) Hablemos de David.

 


Después de haber salvado a los israelitas del peligro de los filisteos al aceptar el reto de Goliat y vencerle, se vio en la necesidad de huir de Jerusalén porque Saúl, rey de Israel gracias a él, quería matarle. En su soledad y desolación conoce íntimamente a Dios que le inspira Palabras de Vida como por ejemplo estas del Salmo 63: "Mi alma se aprieta contra ti". David preanuncia, por los salmos que Dios le inspiró la Sublime Mística que encierra la Palabra de Dios. Palabras de Vida como estas que se cumplen en Jesús en su Oración en el Huerto de los Olivos. Su aflicción llega a tal extremo que dice: "Mi alma está triste hasta morir..." (Mt 26,38)

 Es tal su aniquilamiento que le dice al Padre: "Si es posible que pase de mi este cáliz". Sin embargo, inmediatamente le susurra: "Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieras tú..." En su aceptación a la voluntad del Padre "apretó su alma desfallecida contra El". Abrazo íntimo y profundo con su Padre que se hizo patente a todos cuando antes de morir le dijo como Hijo Amado suyo: ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!

 Jesús en su resurrección, se apretó definitivamente contra El. Y todos sus Discípulos al morir nos apretamos contra nuestro Padre, igual que nuestro Buen Pastor.

 

 P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com

 

martes, 23 de mayo de 2023

«Traspasados por la Palabra de Dios como María»

 


Cuando recito el Magníficat, me siento recitando esa poesía de María que me traslada a expresiones, palabras y manifestaciones del Antiguo Testamento. Y cuando contemplo a la Virgen María pronunciando estas palabras me siento en su casa y la contemplo recitando la Palabra de Dios que era la Palabra de la que Ella vivía. Por eso, en este mes de mayo se nos da la gracia de poder contemplar más y mejor a María y nos hace ver a un ser humano excepcional, penetrado por la Palabra de Dios y viviendo de la Palabra de Dios. De tal manera que uno sale de esta contemplación entendiendo mejor cómo su amor y su bondad nacen de una experiencia profunda de Dios, de un saberse penetrada por la Palabra de Dios. La contemplación de la persona de María no puede menos que decirnos de Ella, como lo muestra el Magníficat, que hablaba con palabras de Dios y que su pensar estaba fraguado con los pensamientos de Dios. María, precisamente por esto, irradiaba amor y bondad, esperanza y sabiduría.

Por eso, acercarnos a María nos hace ver algo fundamental: que quien piensa con Dios, siempre piensa bien; que quien habla de continuo con Dios, hablará siempre bien; que quien alcanza a vivir desde los criterios de juicio que Dios nos da, vivirá siempre para los demás. Por eso la sabiduría, la valentía, la fortaleza, el bien inundará su vida y lo sabrá promover en el mundo.

Hay algo que a mí siempre me interpeló en la Virgen María, como es su disponibilidad para sacrificar a su Hijo, su obediencia, su fe probada, su dolor compartido. Ofrece a Dios a su Hijo como el verdadero Cordero que quita el pecado del mundo. ¡Cuántas veces y de formas muy distintas he contemplado la representación del anuncio a María! Me sentí muy a gusto cuando descubrí cómo el saludo en griego es «kaire», alégrate, regocíjate, con lo cual entendí que ya desde el anuncio se hacía la apertura a todos los hombres de todos pueblos y que María colabora de una manera singular a este anuncio universal.

¡Qué invitación más maravillosa a abandonarse en Dios y a poner toda la confianza en Él se nos hace a través de María! Ya desde el primer momento el ángel le dice: «¡No temas María, Dios te lleva!». Y con gran coraje y valentía la respuesta de María es clara: «He aquí la esclava del Señor». Y desde entonces la morada de Dios es María, verdadero templo, verdadero santuario en el mundo y puerta por la cual entró el Señor en el mundo.

Esas palabras del Evangelio de Lucas, «María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón» (Lc 2, 19), describen su persona. Y es que para comprender a Dios es necesario escucharlo en el silencio. Esta escucha es activa, serena, profunda. De alguna manera abre el cielo en la tierra, «me felicitarán todas las generaciones». Me agradaría que, en este mes de mayo, descubramos todos los cristianos que el «sí» de María a Dios ha de ser el sí también de la Iglesia. En María sepamos reconocer la ternura de Dios, la participación en el amor que dio a María la fuerza para un «sí» sin reservas, absoluto.



Con gran afecto, os bendice,

 


+ Carlos Osoro Sierra

Cardenal arzobispo de Madrid

 

lunes, 22 de mayo de 2023

Partiendo la Palabra Mi alma se aprieta contra ti (Sl 63,9) [ I ]

 


Un fiel israelita golpeado por mil sufrimientos a causa de su fidelidad a Dios, súplica a Yahvé que le sostenga en su terrible dolor y, ante la tentación de caer en la desesperación, se pone en sus manos. Si decide refugiarse en Dios es porque ya le conoce; bien sabe las veces que le ha ayudado en sus pruebas.

Le escuchamos: " Misericordia, Dios mío misericordia que mi alma se refugia en ti ...invoco al Dios vivo, a Dios que hace tanto por mí..." (Sl 57,2-3).

 Este salmista representa a los verdaderos buscadores de Dios. Ante el mal que les acosa, optan por la solución más inteligente:  la de hacer alianza con Dios como única posibilidad de sobreponerse, vencedores, al mal que les sobreviene.

 Teniendo pues a Dios como aliado pueden, como testifica Pablo, salir victoriosos de sus pruebas (2 Co 4,7-9) A estos buscadores de Dios se refiere Isaías con estas palabras: " Mi alma te ansia de noche, mi espíritu en mi interior, madruga por ti" (Is 26,9).  Son buscadores de Dios que aprietan su alma contra El (Sl 63,9).

                               De ello hablaremos el miércoles.

 

 

P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com

 

domingo, 21 de mayo de 2023

Un corazón que comparte

 



 Dentro de la imparable andadura que nos empuja a ir adelante cotidianamente con todos nuestros avatares, hay una tentación que nos suele merodear en los momentos de apuro: replegarnos a nuestros cuarteles de invierno para estar a buen recaudo, enrocarnos en la esquina para evitar que nos den jaque en el tablero de la vida. Haciendo así pensamos que aseguramos lo poco o mucho que tenemos, tal vez lo poco o mucho que somos. Pero el hecho es que tal replegamiento no nos garantiza ninguna seguridad, y el enrocamiento puede ser la antesala de una debacle.

 El gran sabio hispano-romano Séneca, ya hablaba de que el que da primero, da dos veces. Pasará luego a nuestro refranero, y encierra una sabiduría profunda, pues la vida premia la generosidad de quien se adelanta en la entrega, en la donación, en el compartir. Así mismo, el sabio de Israel apuntaba aquello tan sencillo de que “quien es generoso se enriquece y quien ahorra injustamente se empobrece” (Prov 11,24). Pero será más rotundo Jesús cuando diga: “dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros” (Lc 6,38). Y remataba con una enseñanza de profunda provocación: “Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene” (Mt 13,12).

 Estamos ante un doble modo de entender las cosas, y lo que apunta la sabiduría que nuestros maestros nos han dejado y lo que el mismo evangelio nos ha enseñado, es que hay más gozo en dar con generosidad, que en retener ávidamente; es más fecundo compartir con los demás, mientras que la cicatería avara siempre resulta estéril.

 Se suele dar como escenario de la nueva ciudad, tan en contraste con el perfil de nuestros antiguos pueblos: que hay un desplazamiento hacia lo privado excluyente, hacia el aislamiento egoísta, hacia el castillo de nuestras fortalezas inexpugnables. Lo pude comprobar en mis años de estudio en Centroeuropa, cuando en Francia, Austria o Alemania, se vivía en pequeños mundos protegidos, con sofisticados sistemas de vigilancia, en parques temáticos de la incomunicación replegada, en zonas residenciales en las que no entraba nadie fuera del club de invitados debidamente registrados… en todos los sentidos.

 Por el contrario, nuestros lares sureños de Europa, gozaban de una apertura convivial, de un conocimiento recíproco, de un afecto de amistad verdadera y de vecindad familiar. Son famosas nuestras corralas, corradas y patios de vecinos; el barrio tenía esa inmediatez que nos hacía próximos a todos los registros que acontecían en la vida cotidiana de las personas: sueños y pesadillas, tristezas y gozos, desgracias malhadadas y conquistas bondadosas. La vida, la muerte, con todo lo que entrañan ambas, estaban presentes en el diario rozarse: desde el saludo mañanero hasta el interés sincero por las cosas.

El lema de esta jornada de la Iglesia diocesana tiene que ver con todo esto que estamos diciendo: un corazón que comparte, es un corazón abierto. Es el más bello testimonio de la presencia cristiana en medio de una sociedad que se empeña en dejar de serlo. Todos tenemos sentimientos, dones y talentos, que podemos encastillarlos en nuestro reducto más egoísta, o podemos ponerlos al servicio de los hermanos: nuestra fe, nuestro tiempo, nuestras cualidades, nuestros conocimientos, nuestro dinero. Sería mirar al gesto del mismo Padre Dios que compartió con nosotros lo más querido: su Hijo Jesús, y ponernos nosotros a hacer lo mismo según nuestras posibilidades. Esto es la Iglesia diocesana a través de todos nuestros cauces de caridad que comparte con corazón, de liturgia que celebra y de catequesis que enseña a ser cristianos según la edad de cada cual, y en cada circunstancia de nuestra vida.

 

Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo

sábado, 20 de mayo de 2023

Partiendo la Palabra Ascensión del Señor (Mt 28,16-20)

 


Voy contigo Señor

 Abordamos la Ascensión de Jesús al Padre partiendo de la llamada de Jesús a sus discípulos: " Los llamó para que estuviesen con El " (Mc 3,14).   Es un estar con Él permanentemente que ratifica en la Última Cena, antesala de su detención, juicio y condena a muerte. Jesús les dijo: "... Volveré y os tomaré conmigo para que donde esté yo - con el Padre - estéis también vosotros " (Jn 14,3, b).

  En su Ascensión, Jesús atravesó el Cielo (Hb 4,14) y nos atrae hacia El (Jn 14,6) haciéndonos partícipe de su victoria sobre la muerte como nos dice San Pablo: " Doy gracias a Dios que nos asocia a la victoria de Jesús..." (2 Co 2,14).

  Nuestra alegría se desborda al ver que la Ascensión de Jesús al Padre y también la nuestra está profetizada en el Salmo 118. El Salmista pone en la boca del Mesías está proclamación victoriosa: ¡Abridme las puertas del triunfo (del Cielo) y entraré para dar gracias al Señor (Sl 118,19)! A continuación, anuncia la gozosa victoria de los futuros discípulos del Mesías: " Esta es la puerta del Señor, los vencedores entrarán por ella" (Sl 118,20)

  

P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com

 

miércoles, 17 de mayo de 2023

Partiendo la Palabra Nacer de nuevo (II) (Jn 3,1-12)

 

 Ya vimos, hablando de Nicodemo, que solo los que se hacen pequeños ante Dios reciben de Él un corazón nuevo capaz de abrirse a su Misterio; a estos, Dios les revela " sus cosas " las que Nicodemo no pudo captar porque había guardado la Palabra, solo en su mente.

 Oigamos a Jesús: "Te bendigo Padre...porque has ocultado estas cosas a sabios y prudentes y se las has revelado a los pequeños..." (Mt 11, 25...).

 Cuántas veces revestimos la desconfianza hacia el mismo Jesús, con la "virtud de la prudencia" y nos ponemos de perfil ante su Evangelio: sus Palabras de Vida Eterna (Jn 6,68). Miremos a Pablo, Doctor de la Ley igual que Nicodemo. Su corazón de piedra le llevó a ensañarse brutalmente con los primeros cristianos hasta que Jesús le salió al encuentro.

 Pablo no se excusó ante Él... se rindió. Su cambio fue total. De querer ser grande a los ojos de los hombres, pasó a ser unos de "los pequeñuelos de Dios".

 Inconmensurable su testimonio acerca de la Sabiduría recibida de Él: "Predicamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, destinada por Dios para nuestra gloria...desconocida por los grandes de este mundo...” (1 Co 2,7-8).

  

 P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com

 

lunes, 15 de mayo de 2023

Partiendo la Palabra Nacer de Nuevo (I) (Jn 3,1-12)

 


Nicodemo va al encuentro de Jesús y este le dice que tiene que nacer de nuevo si quiere entrar en el Reino de Dios. Nicodemo perplejo le dice: ¿Puede un hombre volver al seno de su madre y volver a nacer? Le responde Jesús: ¿Tu eres doctor de la Ley y no sabes estás cosas? Jesús le está advirtiendo de un problema de cara a la fe que agrada a Dios que nos atañe a todos.

   Este hombre es doctor de la Ley, de la Palabra, pero al guardarla en la mente y no en el corazón, no da su fruto. Sabe, pero solo de memoria, que Dios ha prometido por medio de sus enviados una nueva creación para el hombre. Lo vemos por ejemplo en esta súplica de David: " Oh Dios crea en mi un corazón nuevo" (Sl 51,12).

  También en esta profecía de Ezequiel “: Os daré otro corazón...os infundiré un espíritu nuevo." (Ez 11,19) No son pocos los pasajes del Antiguo Testamento que anuncian una nueva creación del hombre simbolizada en un corazón nuevo.

 Nicodemo conocía estos textos, pero no se enteró al no guardarlos en su corazón. Repetimos lo que le dijo Jesús: ¿Eres doctor de la Ley y no sabes " estás cosas “? Estas cosas, " las cosas de Dios" que solo las entienden los que se hacen pequeños ante El (Mt 11,25)

                                           Hablaremos de esto el miércoles.

 

 P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com

 

domingo, 14 de mayo de 2023

Asturias misionera. Un libro

 


 

Acabamos de presentar un libro viajero. De viajes hablan sus páginas. No son un cuaderno de bitácora con aventuras turísticas o mapas de tesoros piratas, sino el relato de hazañas misioneras llevando el Evangelio más allá de nuestra hermosa tierra asturiana. Y recuerda aquello que dijo Jesús en el trance de su adiós, cuando mirando a sus discípulos les quiso confiar su misma misión: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación» (Mc 16, 15). Desde entonces, ¡a cuántas tierras llegaron los pies de los mensajeros! ¡en cuántas lenguas se contó la Buena Noticia! ¡cuántos escenarios políticos y culturales fueron telón de fondo de la llegada de los misioneros!

 El libro, “La misión, en el corazón de la Iglesia de Asturias”, es una buena recopilación de cuanto, en estos últimos decenios, sacerdotes, religiosas y laicos, fueron misioneramente allende el Musel y más allá del Pajares, dejando en Asturias su tierra, su lengua, sus lazos familiares y amistosos, y tantos usos y costumbres que nos identifican. Como única motivación, cumplir aquel mandato del Maestro, sintiéndose continuadores de la encomienda de Jesús hasta llegar a todos los “finisterres” detrás de todas nuestras fronteras. En África, en América, en Asia, y también en Europa, nuestros misioneros han podido prestar los labios a Dios para que en ellos se escuchara la Palabra que no engaña y trae vida. También a través de sus manos el Señor ha podido repartir a raudales su gracia. Somos instrumentos de esa paz y ese bien que con nosotros Dios mismo quiere dar si nos dejamos enviar con esa dulce y liberadora embajada.

 Los paisajes misioneros que los pies de nuestros hermanos han ido surcando, han sido ciertamente bien distintos. Basta hojear estas páginas para ver cómo han ido pasando los tiempos y los lugares delante de sus ojos, con tantas circunstancias de diversa índole que, sencillamente, los hacían diferentes. Pero el hecho de aceptar ser enviados a donde el Señor en su Iglesia los mandaba, hacía que pudieran abrazar tantas vidas con todas sus idiosincrasias: niños y jóvenes, adultos y ancianos, con todos los factores que se dan en las diferentes biografías y en la entraña de los pueblos que iban conociendo.

 Son mundos bien diferentes a los que por motivo de nacer en el lugar donde nacimos, y en la época de nuestros años, y dentro de la familia que nos deseó, nos esperó y nos acogió, y en una comunidad cristiana como la de nuestra parroquia, o en un colegio en el que crecimos en tantas direcciones humanas y creyentes, y con nuestra vocación eclesial concreta que poco a poco fuimos descubriendo y secundando… En fin, ¡cuántas variables que en nuestra biografía han hecho que seamos como somos porque así Dios lo quiso propiciando las diferentes circunstancias que nos han arropado y sostenido!

 Dios bendice una experiencia de auténtica pasión cristiana llevando el Evangelio escuchado y vivido en Asturias hasta los confines a los que nuestros misioneros han llegado: anuncio de Cristo, catequesis a niños y adultos, sacramentos de la Gracia repartidos, construcción de comunidades e iglesias, colegios, dispensarios y un sinfín de gestos y dones que hemos sembrado con todos aquellos hermanos a los que fuimos y con los que Dios nos enriqueció el alma. Siempre tendremos un mapa con la silueta de Asturias o con el entero mapamundi delante, señalando un lugar al que Dios nos envía y en donde sus hijos, nuestros hermanos, nos esperan. Si somos cristianos, somos misioneros. El Señor nos dice también a nosotros: “sal de tu tierra y vete a la que yo te mostraré” (Gén 12). Como repite el papa Francisco, somos una Iglesia en salida, una Iglesia misionera que no sabe de fronteras para nuestros pies, ni late con un corazón encogido. Esta es la divina aventura de quien se sabe enviado y peregrino.

 

+ Jesús Sanz Montes

Arzobispo de Oviedo

sábado, 13 de mayo de 2023

Partiendo la Palabra Domingo. VI. Pascua (Jn 14,15-21) Jesús vive en ti

 

Dice Jesús en este Evangelio: "El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama" Tengamos en cuenta que en el lenguaje bíblico los términos mandamiento y palabra son sinónimos; ambos tienen la fuerza creadora de Dios; de ahí la insistencia de Jesús a lo largo de su Evangelio de que guardemos sus palabras en el corazón dado que con nuestras fuerzas y buenos propósitos no podemos cumplirlas como bien lo experimento Pedro (Lc 22,54-62).

 Entonces: ¿Está jugando Jesús con nosotros? En absoluto. Está impulsándonos a guardar su Evangelio en el corazón, no sólo en la mente como les pasó y pasa a los fariseos, porque es en nuestro corazón donde Dios trabaja con sus Palabras de Vida creándonos un corazón nuevo que nos capacita para fiarnos de Él sin fisuras tal y como nos lo prometió por medio de los profetas: " Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo y haré que caminéis según mis palabras y las cumpláis" (Ez 36,26-27). 

 Si, Jesús con su Santo Evangelio crea en nosotros un corazón nuevo "la medida del suyo" capaz de fiarnos de Él, de sus Palabras que rompen nuestras ataduras y nos dan la libertad para seguirle como discípulos suyos

 

 

P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapostoles.com

 

jueves, 11 de mayo de 2023

«Pascua del Enfermo»

 


El próximo domingo, día 14 de mayo celebraremos la Pascua del Enfermo, que está directamente relacionada con la Jornada Mundial del enfermo, del pasado 11 de febrero, día de la Virgen de Lourdes. Aquel día celebramos la eucaristía por los enfermos en la parroquia de San Juan de Cáceres y seguidamente fuimos en procesión con la imagen de nuestra Señora de Lourdes hasta la concatedral. Todo organizado por la Hospitalidad de Lourdes, que ya está preparando la peregrinación diocesana anual al Santuario de Lourdes. El año pasado, la primera vez que participé, fue una experiencia inolvidable de fe, de esperanza y de amistad.

 Este año el mensaje que nos dirigió el Santo Padre lleva por lema: “Cuida de él”. Son las palabras del Buen Samaritano al posadero, dirigidas en este caso por el Papa a nosotros. Es un hecho que los enfermos necesitan de los demás. Por eso, la enfermedad no puede ser un asunto individual, sino que afecta a todos, a la familia, a la sociedad, a la Iglesia. El ideal del bienestar en nuestros días consiste en ser lo más independientes posibles, autosuficientes, en bastarnos a nosotros mismos, en poder prescindir de los demás en cualquier momento. La enfermedad, por el contrario, nos hace dependientes los unos de los otros, necesitados, limitados en nuestras fuerzas y en nuestras posibilidades. Una persona enferma es una persona con la mano tendida a los demás. La enfermedad no nos excluye, no nos saca de la familia ni de la sociedad; al contrario, nos pone en el centro: los enfermos son valiosos para crear una nueva humanidad basada en el amor mutuo, en la preocupación por los demás. Nuestras limitaciones son reclamos para vivir en sociedad y no independientemente. La experiencia de la fragilidad y de la enfermedad nos enseña a caminar juntos según el estilo de Jesús, que es cercanía, compasión y ternura.

 No solo los enfermos necesitan de los demás, es que nadie está a salvo de padecer alguna enfermedad. Con ocasión del día del enfermo, leí unas estadísticas que ofrecían los diversos medios de comunicación, que me dejaron asombrado por su precisión. Afirmaban que, en este año 2023, habrá 279.260 casos nuevos diagnosticados de cáncer en España y que las posibilidades que tenemos de sufrir un cáncer a lo largo de la vida son del 50%. Y de otras muchas enfermedades y de accidentes... también ofrecían estadísticas alarmantes. Las posibilidades de terminar nuestros días a causa de alguna enfermedad son muy elevadas. De hecho, cada vez son más las enfermedades crónicas, que duran hasta el final de la vida, con las que tenemos que convivir.

 Aunque son datos fríos, suenan como una sentencia sobre la sociedad en su conjunto. Las estadísticas hablan de números, pero uno de esos números podemos ser cada uno de nosotros. La enfermedad es cuestión de todos, no solo de los que se encuentran enfermos en estos momentos. Es un fenómeno humano común a todos, porque todos somos susceptibles de contraer enfermedades. Todos somos frágiles y vulnerables; todos necesitamos de los demás. La enfermedad es una experiencia humana, pero, si se vive en el aislamiento y en el abandono, sino va acompañada del cuidado y de la compasión, puede convertirse en inhumana. Es un reto más de los que encontramos en la vida, que puede sacar, y de hecho saca muchas veces, la mejor versión de nosotros mismos, puede desvelar posibilidades que ni siquiera conocíamos de nosotros mismos, y nos hace madurar en lo importante y no poner el acento lo accesorio. Una persona enferma en muchas ocasiones es más madura, con más sentido de la realidad, sabe valorar lo importante y relativizar lo accesorio.

 Sabernos vulnerables, frágiles, débiles, y en definitiva mortales es conocer nuestra realidad. Y hace posible no solo el amor verdadero, sino también la fe auténtica que se pone en manos de Dios y la esperanza firme en la eternidad.

 

Con mi bendición,

+ Jesús Pulido Arriero

Obispo de Coria-Cáceres

 

miércoles, 10 de mayo de 2023

Partiendo la Palabra El esplendor de la túnica (II) (Is 61,10)

 



 Recordamos la promesa de Dios de revestirnos de su túnica regía y nos adentramos en el Evangelio a ver si encontramos a alguien merecedor de ella. 

  Vemos a quien se la han dado y nuestro corazón ha dado un vuelco. Para nuestra sorpresa y asombro vemos que el agraciado es... ¡El hijo pródigo! Oigamos la reacción de su padre cuando volviendo a casa sin ningún tipo de excusa, solo acierta a decir: ¡Padre, pequé contra el cielo y contra ti...! (Lc 15,21) El padre no necesita más compunción del corazón; le cubre de besos y dice a sus criados: ¡Rápido traed la túnica de gala, ponedle un anillo ...!

 Este es nuestro Dios y así nos lo presenta su Hijo, el mismo que dijo del publicano que pedía perdón a Dios golpeándose el pecho: Volvió a casa justificado, que en la Escritura es sinónimo de ¡Inocente! Así nos ve Dios cuando nos confesamos sin esgrimir excusas:  Inocentes a sus ojos. Quien no entienda esto, que entre en el corazón del Evangelio...en sus páginas late amorosamente el Corazón de Dios.

 

 

P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com

 

lunes, 8 de mayo de 2023

Partiendo la Palabra El esplendor de tu túnica (I) (Is 61,10)

 


 Nos da la impresión de que Dios tatuó en el seno de sus profetas sus propias entrañas para que conociésemos la sublimidad de su perdón. 

   Veamos un pasaje de Isaías. Israel, que se ha desentendido de Yahvé, está postrado, cautivo en Babilonia, no por castigo sino porque los israelitas al prescindir de Él, creyeron que podrían, ellos solos, vencer a sus invasores y al no tenerle como su Defensor fueron presa fácil para sus enemigos. En el exilio se preguntaron: ¿Que hemos hecho? ¿Como hemos llegado a ser tan necios?  ¡Dios nos ha abandonado y con razón! 

  No es cierto, Dios que no es vengativo envío a sus profetas para decirles: ¡Ánimo, no temáis, seguís siendo mi pueblo!   ¡Os libraré de la nación que os oprime!

 Si esto nos parece inaudito, nos quedamos sin palabras y hasta sin aliento al escuchar estas palabras que susurró a Isaías para su pueblo, para nosotros, infieles tantas veces a Él, igual Israel: "Desbordo de gozo en el Señor. Me ha revestido con una túnica de salvación, con un manto glorioso " (Is 61,10).

  El miércoles hablaremos de " nuestra túnica de salvación "

 

 

P. Antonio Pavía

comunidadmariammadreapostoles.com

 

domingo, 7 de mayo de 2023

Mayo con andanza montañera

 


Mes de mayo, florido donde los haya. Mes de madres, donde hacemos fiesta agradecida a quien debemos tanto por haber sido el precioso cauce por el que vinimos a la vida tras ser concebidos en sus senos y protegidos durante nueve meses de espera bienaventurada. Mes de María, que nos permite desgranar con piedad filial el rosario de la gratitud mientras pasamos las cuentas de la vida con sus momentos de gozo, de dolor, de luz y de gloria. Un mes así es un motivo de grande alegría en el que confluyen todos estos factores a tener en cuenta.

 En este trasiego de flores, de madres, tenemos una cita consabida que siempre nos convoca al comienzo de estas semanas de mayo: la peregrinación anual de jóvenes al Santuario Covadonga. Se trata de una marcha por los bosques y montañas que termina en ese emplazamiento tan querido y especial. Cada primer sábado del mes de mayo, realizamos esa andadura que nos lleva hasta un bendito lugar donde la roca nos muestra la herida de una oquedad que abre en la piedra su estancia, como una morada horadada que nos ofrece la acogida de un hogar habitado por una presencia maternal.

 La Santa Cueva nos brinda así en ese rincón del valle del Auseva, la memoria viva de una historia a la que pertenecemos y en la que tuvo su punto de partida la identidad de un pueblo cristiano que no se quiso resignar a una expropiación intrusa e indebida, arrancando los valores que nos constituyen para sustituirlos por otros ajenos que terminaban por enajenar lo que somos y tenemos. De ahí que llamemos “reconquista” a ese gesto de recuperación de lo más nuestro, de lo más querido e identitario, como hijos de Dios, como parte de una historia, como ciudadanos de un reino cristiano. Hoy la reconquista pasa por otros lances, y no es con piedras lanzaderas ni con espadas afiladas como nos hacemos nuevamente con lo que perdimos y nos enajenaron. Pero siempre hemos de estar ojo avizor muy atentos para saber defender lo que nos identifica como creyentes en medio de un mundo neopagano, lo que nos permite seguir alimentando nuestra fe y nuestra esperanza.

 Ese rincón serrano en los aledaños de los Picos de Europa, hace que Covadonga sea también un enclave de una belleza natural que a todos los que nos allegamos nos deja enamorados y boquiabiertos por su hermosura inocente y agreste. Poder hacer una ascensión hasta la Santa Cueva de la Santina de Covadonga con un grupo numeroso de cientos de jóvenes (llegamos a subir un año hasta ochocientos), es aprender a asomarse a esa belleza que nos deja heridos de su intrínseca bondad. Tantas veces vivimos con prisa, y sin más horizonte que nuestras propias tapias cotidianas, o lo que permite que oteemos desde el teléfono móvil y sus redes sociales que con demasiada frecuencia nos dejan enredados a costa de nuestra verdadera libertad.

 Subir por esos bosques, merodear esas montañas que nos ascienden valle arriba, es asistir a un espectáculo de increíble belleza sonora, belleza cromática, belleza de pureza sin igual. Porque junto a los mil colores que se pintan ante nosotros, hay un concierto increíble de trinos diversos de pájaros, del murmullo de los riachuelos que nos saludan a nuestro paso mientras cruzamos los puentes de madera y de piedra, o del silbido del viento hermano que entona su cantata jugando con las ramas y las hojas de los árboles.

 Hay que tener temple en el alma y limpieza en la mirada, para asistir a tamaño regalo y tomar nota de su encanto embellecedor que nos llena de todas sus bondades. Y así, subiendo, subiendo, entre los sudores y fatigas de toda caminata, llegar gozosos al hogar donde somos esperados por una Madre que nos brinda su acogida, una Madre que sabe nuestro nombre y que acierta a enjugar nuestros pesares, mientras con nosotros brinda por nuestras alegrías.

 

+ Jesús Sanz Montes

Arzobispo de Oviedo

sábado, 6 de mayo de 2023

Partiendo la Palabra Dom. V Pascua (Jn 14,1-12) Yo soy el Camino, Verdad la Vida

 


Nos hacemos eco de la angustia que golpea el corazón de los Apóstoles en la Última Cena. Están al corriente de la traición de Judas y también de las tres negaciones de Pedro; el mismo Jesús se las ha anunciado. El abatimiento de estos hombres es desolador. Jesús a quien " le duele el dolor” de los suyos les dice: No temáis; ¿Creéis en Dios, en Yahvé que escogió a Abraham, Isaac, Jacob, Moisés...etc.?

¡Creed también en mí!! creed en mi porque Yahvé inspiró a sus enviados: ¡Patriarcas, Profetas, Salmistas...etc. palabras que habían de cumplirse en mí! Palabras como, por ejemplo: "La piedra que rechazaron los arquitectos se ha convertido en piedra angular" (Sl 118, 22).

 Yo soy esta Piedra Angular rechazada sobre la que mi Padre levantará el Nuevo Israel cuyos fieles vivirán la Adoración “En espíritu y verdad" (Jn 4,23-24). Las palabras de Yahvé en quien creéis se cumplen en mí su Hijo, que como veis he sido rechazado.

 Sin embrago os repito:  No temáis:  Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. El Camino porque soy el Buen Pastor que os guiará hasta el Padre. La Verdad. Si, porque gracias a la Fuerza de mi Evangelio conoceréis la verdadera libertad: El Discipulado (Jn 8,31-32).   Y la Vida porque todo el mal del mundo y ni siquiera la muerte os podrá arrancar de mi mano (Jn 10,28).

 Este es Jesús... ¿Cómo no anunciarle habiendo tantísimas personas asfixiadas por el mal?

 

 

P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com