Un fiel israelita golpeado por mil sufrimientos a
causa de su fidelidad a Dios, súplica a Yahvé que le sostenga en su terrible
dolor y, ante la tentación de caer en la desesperación, se pone en sus manos.
Si decide refugiarse en Dios es porque ya le conoce; bien sabe las veces que le
ha ayudado en sus pruebas.
Le escuchamos: " Misericordia, Dios mío
misericordia que mi alma se refugia en ti ...invoco al Dios vivo, a Dios que
hace tanto por mí..." (Sl 57,2-3).
Este salmista representa a los verdaderos buscadores
de Dios. Ante el mal que les acosa, optan por la solución más
inteligente: la de hacer alianza con Dios como única posibilidad de sobreponerse,
vencedores, al mal que les sobreviene.
Teniendo pues a Dios como aliado pueden, como
testifica Pablo, salir victoriosos de sus pruebas (2 Co 4,7-9) A estos
buscadores de Dios se refiere Isaías con estas palabras: " Mi alma te
ansia de noche, mi espíritu en mi interior, madruga por ti" (Is 26,9).
Son buscadores de Dios que aprietan su alma contra El (Sl 63,9).
De ello hablaremos
el miércoles.
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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