miércoles, 28 de junio de 2023

Partiendo la Palabra Dios es mi Pastor (II) (Sl 23)

 


Vimos que Dios se hizo carne y habitó entre nosotros (Jn 1,14).  Pronto manifestó que llevaba en todo su ser las entrañas de Pastor del Padre. Entrañas por las que no considera a nadie por perdido; que si una oveja alejándose de Él, vagabundo desorientado entre riscos y abismos, se pone en camino hasta que la encuentra. Entonces con el corazón, también el alma, rebosantes de alegría la aprieta contra sí y la carga sobre sus hombros. ¡Bastantes heridas se ha hecho en su “escapada “como para llevarla de vuelta arrastrándola de malas maneras, provocando que sus heridas se hagan mayores e incluso que se infecten!

 Por eso se la carga encima, signo bellísimo de aquella tarde en la que Jesús cargando con todos nuestros pecados gritó: Padre, perdónales. ¡No saben lo que hacen! ¡No sabían el angustioso vacío del alma que iban a sufrir al alejarse de mí!  Padre mírala, la he encontrado y... ¡Está viva! (Lc 15,4-7)

 

P. Antonio Pavía

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lunes, 26 de junio de 2023

Partiendo la Palabra Dios es mi Pastor (Sl 23)

 


Si, mi Dios, tú eres mi Pastor; el mismo que dijo a Abraham “Sal de tu tierra. Te bendeciré, engrandeceré tu nombre."  (Gen 12,1-2...) Y Abraham fiándose de ti, de tu Palabra-Promesa, te obedeció y por eso es " El padre de la Fe " 

Mi Dios: ¡Tú eres mi Pastor!  el que ofreció un cordero - figura profética de su Hijo Jesús - a Abraham, librando así de la muerte a Isaac. (Gen 22, 1...) Entonces Isaac supo que lo que sus padres le habían dicho acerca de Dios... ¡Era verdad! 

Si Dios nuestro: Tu eres mi Pastor; el que inspiró a Jacob, que tú elección era inmensamente superior a todos los bienes y a su tiempo le dijiste:" Te llamarás Israel, que significa: Fuerte con Dios " (Gen 32,29) 

Si, Dios mío: Tu eres mi Pastor: el que prestó su cayado - su Fuerza - a Moisés para que abriese las aguas del Mar Rojo librando así a Israel de los egipcios. (Ex 14, 1...)

Dios mío: Tu fuiste el Buen Pastor que infundió su Fuerza y su Sabiduría a Esther, para poder exponer su vida ante el rey Asuero salvando así a Israel del exterminio (Est 4,17...) 

Si, este es nuestro Dios y Pastor, el que en su Locura de Amor se hizo carne y está entre nosotros: Jesús (Jn 1,14) Su Hijo es nuestro Buen Pastor el que conoce-ama a sus ovejas y no permite que el Príncipe del Mal las arrebate de su mano (Jn 10, 27-29)

 

Seguimos el miércoles.

 P. Antonio Pavia

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sábado, 24 de junio de 2023

Dom. XII T. Ord. Señor, tú sabes que te amo (Mt 10,26-33)

 


Dice Jesús: "Lo que os digo en la oscuridad anunciadlo a la luz del día y lo que escucháis al oído, pregonadlo desde las azoteas.

 "Veamos el bellísimo y sorprendente significado de “escuchar en la oscuridad". Es una referencia a los centinelas que en lo alto de las murallas y torres de una ciudad estaban vigilantes ante cualquier ataque del enemigo. Es un estar en lo alto que asemeja al alma que se eleva hacia Dios como rezamos en algunos Salmos como por ejemplo (Sl 86,4). Los discípulos de Jesús son estos vigilantes. Elevados hacia Él, les parte su Palabra y les confía sus ovejas para que las apacienten con Ella. (Jn21,15-7).     

 Los anunciadores del Evangelio de Jesús, todos sus discípulos/as estamos a serlo, partimos a los demás la Palabra que previamente Él nos partió a nosotros al elevar nuestra alma hacia Él.

 A esto se refiere Jesús al señalar: " lo que os digo en la oscuridad..." Y cuando levantamos nuestra alma hacia Dios, El mismo nos abre el oído. Entonces ya podemos predicar en su Nombre, es decir, desde Él. 

  

P. Antonio Pavía

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viernes, 23 de junio de 2023

Pedro, ¿me amas?

  


Queremos presentaros el último libro del P. Antonio Pavía, Misionero Comboniano, editado por la Editorial San Pablo: Pedro, ¿me amas?

Imaginémonos como tendría que estar San Pedro después de negar tres veces a Jesús a pesar de sus promesas de fidelidad. No le negó por doblez de corazón, sino porque su debilidad se sobrepuso a su fidelidad a Jesús.

 No creo que sea posible medir su dolor y también frustración ante su triple caída. Así, con su alma deshecha lo encontró Jesús aquella mañana, después de una noche de pesca, a la orilla del mar. Jesús con ese amor que solo puede salir de su corazón y su alma, le preguntó por tres veces: Pedro, ¿me amas? Nuestro amigo se queda atónito, su estupefacción atraviesa el horizonte intangible y no es para menos: Jesús, el Dios Vivo, Resucitado, la Palabra del Padre, creadora del Universo se está rebajando ante él, solicitando su amor. Quizás el pobre pescador recordaría recogido sobre sí mismo este pasaje de Isaías: "Jamás se oyó, ni se escuchó, ni ojo vio un Dios, fuera de ti que hiciese tanto por el que espera en él. (Is 64,3).

 Dios, nuestro Dios, el que hace posible lo imposible amó así a Pedro. A Pedro y a ti porque en Pedro, a todos, Luis. Carmen, María, Rafael, Adriana...nos hace la misma pregunta: ¿Me amas?

  No te sientas indigno. Recuerda lo que dijo San Agustín, pecador hasta la médula de su alma: "No hay Santo sin pasado ni pecador sin futuro”. Si...Jesús repite con todos y cada uno de los que desean ser sus discípulos, el divino diálogo que mantuvo aquella mañana con Pedro en la playa. Si a pesar de nuestro desconcierto le decimos que sí, Jesús comienza a hacer de ti un Discípulo -  muy amado - . ¡Así es Jesús!

 ---> Puedes adquirirlo en cualquier librería religiosa  o   ventas@sanpablo.es

 


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miércoles, 21 de junio de 2023

Partiendo la Palabra Para ti son mis frutos, Señor [II] (Ct 7,14)

 

Vimos que los discípulos de Jesús alargan sus raíces hacia Dios (Jr 17,7-8) Manantial de Aguas Vivas

(Jr,2,13) y que, a su tiempo, dan los frutos del Discipulado.  Esto no es una tesis doctrinal; lo sabemos por los Apóstoles. En la noche de su Pasión Jesús que ya sabía que le iban a dejar solo (Jn 16,32) les dice que ya habían dado sus primeros frutos al permanecer con Él a pesar de que la gente le llamaba loco, endemoniado, blasfemo...etc. (Lc 22,28). 

 A estas alturas, Jesús no puede estar más orgulloso de ellos, En su " fidelidad” llegaron hasta donde podían llegar, hasta la línea roja que les impedía dar su vida por El. Jesús rompe está línea roja al dar su Vida por ellos. Sólo así teniendo la Vida divina en sus entrañas podrán dar y dieron su vida por Jesús y su Evangelio (Mc 8,35). 

 Recibieron y recibimos esta Vida en la persona de Pedro cuando Resucitado le dijo:

¡Apacienta mis ovejas!  Pedro y todos los Discípulos de Jesús ya podemos ser -por Gracia suya- " los buenos pastores que damos la vida por sus ovejas (Jn 10,11) apacentándolas con sus palabras que son " Vida y Espíritu " (Jn 6,63) y también siendo testigos y reflectores de su Luz ( Mt 5,14 ).

  Entonces nuestra alma ya le puede susurrar confiadamente: "Para ti son mis frutos, Señor” (Ct 7,14) .

 

 P. Antonio Pavía

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lunes, 19 de junio de 2023

Partiendo la Palabra Para ti son mis frutos, Señor [1] (Ct 7,14)

 

Tengamos muy en cuenta lo que Jesús considera signo identificador como discípulos suyos y más sabiendo que todos ellos son sus discípulos amados. Bien, nos considera como tales, cuando nos mantenemos en su Palabra, pues Ella nos ofrece la verdad que nos hace libres. (Jn 8,31- 32). Es la libertad que emerge de la Fuerza Divina del Evangelio (Rm 1,16) y que nos permite enfrentarnos al Tentador y decirle: Tengo la Vida de Dios conmigo - como dice Pablo - (Col 3,4) no pierdas el tiempo. 

 El que mantiene su corazón en el Evangelio de Jesús es racimo suyo; está unido a Él:  la Vid verdadera. Es una comunión con El y en El, que nos capacita para dar fruto por el que damos gloria a Dios nuestro Padre (Jn 15,1-8).

  Para dar este fruto los discípulos de Jesús trasfieren la Palabra leída -masticada en el alma- meditada como dice el Salmista y entonces serán como árboles plantados junto a las corrientes de agua, Dios, que a su tiempo damos su fruto. (Sl 1,1-3).

                           Seguimos el miércoles.... 

 

 P. Antonio Pavía

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domingo, 18 de junio de 2023

Los nuevos cristianos. Una sorpresa

 


 Es un fenómeno creciente que cada año nos vuelve a sorprender. Y un motivo de alegría que nos llena de esperanza a la comunidad cristiana. Es cierto que hay algunos pocos que deciden salirse de la Iglesia por motivos personales o jaleados por algunos grupos de conocidas siglas políticas. Siempre sentimos que haya personas que toman esa decisión, y con el debido respeto tratamos de dialogar con ellas intentando una clarificación que pueda disuadirles ante un motivo infundado o tendenciosamente instigado, si bien para salir propiamente de la Iglesia, hay que haber entrado en ella, y en la mayoría de los casos se trata de gente que no ha tenido una vivencia ni una convivencia con lo que a todos los efectos significa pertenecer a la comunidad cristiana.

 Pero en la Iglesia asturiana llevamos ya varios años trabajando el así llamado “catecumenado de adultos”. Hace décadas la sociedad era mayoritariamente católica, y todo se vivía a la luz de lo que significa nuestra fe y nuestra cultura cristiana. Incluso nuestros torpes momentos, nuestras incoherencias y pecados, tenían un trasfondo moral creyente, como quien sabe lo que debe hacer y, eventualmente, pide perdón cuando se distancia ofendiendo a Dios y haciendo daño a los hermanos. Pero había una conciencia cristiana en todas las cosas, para gozarlas y compartirlas cuando vivíamos con paz nuestro modo de ser, para restaurarlas y perdonarlas cuando las llegábamos a traicionar.

Así hemos crecido tantos de nosotros, con nuestros altibajos agridulces y claroscuros. Pero, tal vez, haya habido ya generaciones de hombres y mujeres que no han sido bautizados al poco de nacer, o que sólo fueron bautizados sin que luego se haya dado una continuidad en su crecimiento cristiano, o que su último contacto con la doctrina de la Iglesia se remonte a la catequesis de primera comunión tan lejana. Y entonces tenemos a muchas personas que serían objeto de un acompañamiento especial cuando ante el encuentro con Jesús por misteriosos caminos de la Providencia, deciden bautizarse como adultos, y hacer su primera comunión y recibir el sacramento de la confirmación. Este es el fenómeno creciente que nos sigue sorprendiendo.

 En las diversas zonas de la diócesis de Oviedo se han organizado grupos catecumenales de adultos, con unas catequesis adecuadas para acompañar ese primer anuncio cristiano, esos primeros pasos en personas de distinta edad, mayormente jóvenes adultos, que ya no son niños ni adolescentes. Y puedo decir que me llena de alegría saber que hay una demanda de autenticidad en su vida de fe apenas descubierta o redescubierta de otra manera. Es entonces cuando nos piden ayuda y acompañamiento, y los párrocos, las religiosas y los catequistas, se esmeran en salir al encuentro de estos hermanos que piden su pertenencia a la Iglesia, con la libertad y el asombro como sucedía con los primeros cristianos que llenos de estupor llenaban las ciudades de una alegría verdadera.

 El Señor sabe cómo se hace encontradizo, cómo habla al corazón de las personas, valiéndose de diversas circunstancias para suscitar inquietudes, preguntas que reclaman una mirada a la bondad, a la verdad y a la belleza, en medio de una sociedad que con frecuencia se desliza a la maldad que pervierte, o la mentira que engaña, o lo horrendo que nos afea las cosas. Muchas veces el punto de partida para ese reclamo ha sido el testimonio sencillo y cotidiano de un cristiano en su ámbito familiar, laboral, político, cultural que, por su forma de vivir, de mirar y de abrazar las cosas suscita una curiosidad que mueve a interrogarse sobre cuál es su secreto. Y no es otro que esa belleza de la vida cristiana que nos hace bondadosos y verdaderos. Hace unos días, pudimos bautizar, dar la comunión y confirmar a un grupo de 240 catecúmenos en la Catedral. Es una buena noticia que debemos contar para que el Padre Dios sea glorificado, como nos dijo Jesús.

 

+ Jesús Sanz Montes

Arzobispo de Oviedo

 

 

sábado, 17 de junio de 2023

Dom. XI T. Ord. Mi corazón, para ti Señor (Mt 9,36- 1O,)

 


Había dicho Isaías:  "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí." (Is 29,13). Así fue como encontró Jesús a Israel siglos más tarde.

 Las multitudes llenaban el Templo, las sinagogas; a todos, incluidos los predicadores, les llegaba la Palabra de Dios, pero no abrían sus corazones ante Ella, tan solo sus oídos externos y por eso Dios Palabra encontraba cerradas sus puertas interiores. Amaban demasiado sus ambiciones y vanidades como para " tener hambre y sed del Dios Vivo" (Sl 42; 1-3).

 Jesús no increpó a nadie, simplemente le dolió enormemente que no hubiese pastores que bebiesen y diesen a beber Palabras de Vida al pueblo. Le dolía hasta el gemido ver cómo Satanás socavaba en las almas de todos ellos esos vacíos frustrantes. No, no fustigó a nadie, simplemente llamó a sus doce discípulos y les dijo:

¡Id, id hacia el hombre vacío!  Fue el anticipo del envío universal que hizo después de su Resurrección: "Id al mundo entero y anunciad el Evangelio" (Mc 16,15).

 Si, salgamos de nosotros mismos como salió Abraham (Gen 12,1-4..) Nuestra seguridad será la misma que la de Jesús: Su Padre. Por eso respecto al Evangelio que anuncien les dice: "Lo habéis recibido gratis, dadlo pues gratis" Entendámonos; Dios nuestro Padre no quiere que sus anunciadores sean austerísimos ni pordioseros. ¡¡Les impulsa a que se dejen cuidar por su Padre, que sí da de comer a las aves y viste esplendorosamente a las flores del campo...!! ¡¡Cuanto más a ellos...!! (Mt 6, 25-32).

 Esto tiene un nombre: Fiarse de Jesús y su Evangelio. Es la Fe adulta.

 

 P. Antonio Pavía

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miércoles, 14 de junio de 2023

Partiendo la Palabra Jesús, nuestra victoria [II] (2 Co 4,8-12)

 


Vimos a María y a Juan cargando, en comunión con Jesús, con la Mentira y el Mal del mundo. María y Juan estaban malheridos por tanto sufrimiento, pero no vencidos. Nos centramos en ella, en quien se cumple la profecía de este salmista que presenta a un israelita que atacado y humillado por los burlones y envidiosos de turno súplica así a Dios: "Di a mi alma”: ¡Yo soy tu Victoria! (Sl 35,3b).

 María está al pie de Jesús crucificado, traspasada por el dolor, pero no vencida. Nos la imaginamos clamando en su interior a Dios: ¡Di a mi alma! ¡Yo soy tu victoria!

 He ahí la Gloria de la Iglesia, la nuestra como discípulos de Jesús. Pablo tenía conciencia muy clara de esta victoria. Sabe que los discípulos de Jesús somos el blanco del mal del mundo y que lo cargamos no como bestias ni en cuanto infelices, sino victoriosos. Pablo tantas veces golpeado, humillado, despreciado...etc. por causa de Jesús y su Evangelio nos legó este incomparable testimonio de su victoria; que lo es también de todo discípulo de Jesús:

"Atribulados en todo más no aplastados, perseguidos, pero no abandonados, desvalidos, pero no aniquilados... somos entregados a la muerte a causa de Jesús para que la vida de Jesús se manifieste en vosotros... (2 Co 4,8-12).

  Si, los discípulos de Jesús vencemos gracias a Él y mostramos a todos que también pueden, gracias a Jesús, ser vencedores del mal que a todos acosa.

  

P. Antonio Pavía

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martes, 13 de junio de 2023

José Cobo Cano. Arzobispo electo de Madrid

 


 Queridos hermanos y hermanas de esta Archidiócesis de Madrid: Recibid todos mi saludo y mi abrazo fraternal.

 Con vértigo y sobrecogido acojo el encargo que se me hace de asumir como arzobispo esta Iglesia que camina en Madrid. Ante todo, invoco la ayuda de Dios, con el ministerio del obispo Juan Antonio y del obispo Jesús, de todo el presbiterio de la archidiócesis, de su vida consagrada y el empuje de un laicado corresponsable, rico y plural.

 Ahora necesitaré un tiempo para asimilar esta nueva situación y dejarme ayudar por vosotros para situarme donde siempre, pero de forma diferente. En estos momentos recibo muchos gestos de cariño y un precioso abanico de atenciones que agradezco de corazón, y que me llegan de esta comunidad diocesana que tanto amo y en la que he crecido, he sido iniciado en la fe, he servido como sacerdote, como vicario episcopal y, últimamente, como obispo auxiliar.

 Ahora se me llama a ser pastor, guía y acompañante de esta porción del pueblo de Dios con esa autoridad tan evangélica que nace de Jesucristo, que mana del sacramento recibido y que se transforma en misión.

 Mirar al futuro me llena de asombro. Sé que esta diócesis es fecunda, poliédrica, y con una intensa vida. Está llena de gente buena. Lo sé porque así lo vivo y saboreo. Tenemos muchas peculiaridades tanto en la ciudad cono en las zonas rurales. Y siempre Dios sigue caminando, como con los discípulos de Emaús, entre nosotros. Por eso no olvidamos que seguimos teniendo delante el reto de descubrir a Dios en nuestro mundo, en nuestros barrios y entre nuestros vecinos de Madrid. Y aprender a señalarlo y contar sus maravillas.

 Por eso os pido que nos apoyemos en la grandeza de la fe que hemos recibido. Y, con ella, en la confianza que da el Espíritu Santo, de que el ministerio episcopal es habitado por Dios como un regalo al servicio de la unidad de la fe y del ejercicio de la caridad.

 Agradecidos por los pastores que han sembrado su servicio en esta archidiócesis anteriormente, ahora se nos convoca a mirar al futuro. La Iglesia vive en una situación social y cultural compleja que se presenta como una oportunidad para desplegar hoy su misión.

 Los problemas planteados por la globalización, la dificultad para presentar nuestra visión cristiana del mundo en una cultura diversa y opaca a lo sagrado, el incremento de las brechas sociales, las migraciones, la intensificación de la violencia social o la precariedad de la vivienda y el trabajo, siguen constituyendo a día de hoy el banco de pruebas en el que la Iglesia de Madrid está llamada a confrontarse con el mensaje evangélico. Los más pobres y vulnerables nos apremian desde el mismo Jesucristo.

 Nuestra Iglesia se ha puesto al servicio de la misión y se abre al reto de seguir profundizando en iniciativas conjuntas de servicio pastoral y de impulsar los procesos que necesitamos para ofrecer la verdad de Jesucristo.

 Miro al futuro con confianza, apoyado en vosotros y en el colegio apostólico. Dios abre caminos inéditos y sorprendentes. Como en mi consagración episcopal me sosiega pensar que Él mismo capacita a quienes llama. Y es que en esta Iglesia sabemos que nunca vamos solos. Tenemos una gran pluralidad de sensibilidades, de opiniones y de formas de hacer las cosas. Contamos con una riqueza espectacular de carismas que siempre servirán a la comunión y al crecimiento de todos. Estaremos unidos en lo esencial, seremos uno para que el mundo crea. No perderemos el pilar de la unidad, ni la compañía estimulante de Jesucristo en cada paso. Por eso, con renovada alegría e ilusión viviremos y celebraremos los sacramentos, anunciaremos su Palabra y seremos un humilde instrumento de su misericordia.

 Aún estoy aprendiendo a dar gracias por este paso. En primer lugar, doy gracias a Dios por este ministerio inmerecido y agradezco al Santo Padre su confianza. Doy las gracias también a mis hermanos obispos por su abrazo en la comunión de la Iglesia. No puedo olvidar a quienes me han traído aquí a este nuevo servicio: a este generoso presbiterio diocesano en el que he vivido, que siempre me arropa y espabila. Aquí he encontrado grandes modelos sacerdotales y valiosos compañeros de camino. Gracias a los diáconos de esta diócesis, y a la grandeza de la vida consagrada que, como levadura, se disuelve y fermenta por todos sus rincones. También a los seminaristas que se preparan para ejercer el ministerio en la Iglesia del siglo XXI.

 Y gracias al laicado que siempre con valentía y generosidad me habéis educado en la fe. A todos los que desde tantas parroquias, movimientos y comunidades estáis dando la vida como discípulos del evangelio en el día a día. Estos días, recuerdo con cariño a todas las personas de las parroquias por las que he pasado y en las que tanto hemos compartido. También a cuantos me acompañan y a los más pobres que siempre me regaláis la cercanía del Señor y la frescura de la alegría del Evangelio.

 Me pongo en vuestras manos, como en las de Dios. Contad con mi servicio que quiere acompañar el paso del Espíritu Santo entre esta Iglesia particular. Quiero que juntos caminemos para quien se acerque a esta Iglesia en Madrid, reconozca a nuestro Señor y se encuentre con Él. Ojalá que aprendamos todos a emprender nuevos caminos misioneros al ritmo de la cercanía y la misericordia de nuestro Dios.

 Estos días estoy teniendo el mejor regalo: poder apoyarme en la oración de tantos. Ahora vengo, con humildad, ante todos vosotros, reconociéndome necesitado de vuestra ayuda y de vuestra oración. Sin ella, el ministerio languidece. Necesito de vuestra bendición y de vuestra fe para que se injerte en este servicio ministerial desde su inicio.

 Dios nos sigue llamando a laicos, consagrados y consagradas, ministros y pastores para que, acogiendo con responsabilidad el pasado que tenemos, aprendamos a dar pasos nuevos en comunión, participación y misión.

 Me pongo, ahora de forma nueva, bajo la mirada siempre alegre y maternal de Nuestra Señora de la Almudena para que siga sosteniendo en su regazo a esta diócesis y, en ella a cada uno de nosotros.

 Pidiendo vuestra bendición os entrego la mía de parte de nuestro Dios.

 

 + José Cobo Cano

Arzobispo electo de Madrid

lunes, 12 de junio de 2023

Partiendo la Palabra Jesús, nuestra victoria (2 Co 4,8-12) [1]

 


 "Una espada te atravesará el alma " dijo Simeón a María. (Lc 2,35) Si, la espada del odio de Satanás, príncipe del mundo (Jn 14,30) se ensañó con María ya desde el inicio de la misión de Jesús. 

Recordemos el rechazo a su primera predicación en Nazaret (Lc 4,16-30) El problema se dio porque sus palabras rasgaban de arriba abajo, la tupida red de la apariencia de piedad que aprisionaban a sus oyentes y que, en el colmo de su servilismo a la mentira, mantenían.  Es por eso que, sintiéndose señalados, arremetían contra El llamándole loco, endemoniado, blasfemo...etc. 

Ante esto cuántas personas dirían de María: también ella tiene su culpa por haber consentido a su hijo " sus delirios mesiánicos " El culmen del desprecio de Israel contra María y quienes con ella estaban, se hizo visible en el Calvario.  

 Centrándonos en ella, vemos, cómo profetizó el Salmista, que las inhumanas afrentas que como saetas atravesaron a Jesús, atravesaron también su alma (Sl 69,8-10) María se expuso yendo al Calvario y participó de los insultos, escarnios, desprecios que lanzaron contra Jesús (Mt 27, 39 -44  

 Seguimos el miércoles

 

P. Antonio Pavia

comunidadmariamadreapostoles.com

 

 

domingo, 11 de junio de 2023

Drones de la paz

 


 No ha sido una rueda de prensa al uso. Tampoco se trataba de una presentación de un libro novedoso o de una agenda de efemérides planetarias. Delante de todos los medios de comunicación convocados, y detrás de los micrófonos, las cámaras y los cuadernos de los periodistas había un antiguo capellán militar, que trabajó en las milicias castrenses en su país de Ucrania, y que es obispo desde 2021. Fue el obispo más joven del mundo, con 38 años, como sucediera con San Juan Pablo II. Hablamos de Mons. Stepan Sus, obispo auxiliar de Kiev-Galitzia, junto al Arzobispo Mayor y de toda la Rus como Primado de la Iglesia greco-católica ucraniana. Ahora ejerce también como responsable de los católicos ucranianos que están en tantas diásporas por el mundo. Nos ha visitado hace sólo unos días. El trasfondo es duro y devastador, con la voladura de la presa Kajovka, junto al río Dniéper que ha inundado 600 km cuadrados, anegando pueblos y campos.

 Pude tener un encuentro personal con él antes de la cita con los periodistas, donde abordamos algunas cosas más personales, dentro de su joven e intensa biografía. La labor de acompañamiento de sus compatriotas que han debido dejar casas, tierras, lengua, costumbres y expresiones de la fe, no se refiere a los ucranianos que han venido a estas tierras occidentales de Europa o de América buscando trabajo y mejoría de sus condiciones, sino que han huido del infierno de una guerra absurda, como sucede en todas las guerras.

 Cuando estalló el conflicto que Rusia ha impuesto al pueblo ucraniano con una invasión injusta y tan destructiva y violenta, tantos países de nuestro entorno abrieron sus puertas para acoger esa caravana inmensa de exiliados en busca de un refugio al abrigo de un cielo que no escupiera bombas ni lo sobrevolasen los drones cainitas que destruían cuanto por doquier encontraban: tanto las personas, como sus casas y campos, así como lo que representaba su historia milenaria.

 Ese mismo día, 24 febrero 2022, me acerqué a la comunidad ucraniana que vive en Asturias, para abrirles mi corazón como padre y las puertas de nuestra caridad más solidaria. Junto al afecto mostrado en la cercanía de un abrazo fraterno y en las oraciones más sinceras pidiendo el don de la paz, también brindábamos lo que somos y tenemos los cristianos astures para acoger entre todos a cuantos pudieran hasta aquí allegarse. Y unos pocos nos han ido llegando a través de familiares y amigos, mientras son acompañados por un sacerdote ucraniano que trabaja aquí, el padre Stepan Uhryn, al que tanto agradezco también su preciosa tarea entre nosotros.

 En este hermano obispo, Mons. Stepan Sus, he descubierto la pasión por sus compatriotas y por su misma patria amando la tierra en donde la vida y la fe han sido abrazadas.  No idolatran una geografía ni mitifican una historia, pero defienden la identidad que les hace ser quienes son en medio de la invasión y la terrible beligerancia. Su excelente preparación se refleja en el trabajo de máster en filosofía: «El hombre en el contexto de la comunicación interpersonal: Dietrich von Hildebrand y Emmanuel Levinas», y en el máster en teología: «Capellanía militar a la luz del Concilio Vaticano II».

 Como capellán militar animó a soldados y oficiales a trabajar en su difícil campo con un horizonte cristiano. Máxime en este contexto actual que ya se hace largo y pesado desde que explotó el conflicto. Trabaja ahora como obispo animando y sosteniendo a los sacerdotes y laicos que en tantos lugares sobreviven entre el miedo y la esperanza. Es una guerra que no han perdido los ucranianos ni han ganado los rusos, como nos decía Mons. Stepan. Por eso se necesita de toda nuestra ayuda. Con un corazón conmovido nos agradece la mucha que les hemos prestado de tantas formas. Son los drones de la paz que tanto necesitamos. Haznos, Señor, instrumentos de tu paz, donde haya odio, pongamos amor, como decía san Francisco de Asís.

 

 +Jesús Sanz Montes

Arzobispo de Oviedo

 

sábado, 10 de junio de 2023

Partiendo la Palabra Corpus Christi (Jn 6,51-58) Déjate amar por Dios

 


Celebramos la Institución de la Eucaristía.

 

La noche en la que fue entregado al poder del mal, que había echado raíces en toda la Humanidad, Jesús tomó el Pan y dijo a los suyos:  " Tomad y comed esto es mi Cuerpo...tomad y bebed, está es mi Sangre derramada para el perdón de los pecados..." Nos centramos en la Sangre de Jesús, derramada voluntariamente (Jn 10,17-18) Su Sangre purifica de tal forma nuestro corazón, que San Pablo proclama   que Jesús nos presenta santos e inmaculados ante el Padre. (Ef 1, 4).

 Jesús y su Evangelio son nuestra Plenitud ante Dios Padre. Conocemos nuestras debilidades, caídas...etc. como para soñar con tan sublime santidad ante Dios Padre. A nosotros nos parece imposible, a Jesús no, de ahí su Sangre derramada por nosotros. Dice San Juan en el Apocalipsis que apareció en el Cielo una multitud de personas revestidas con túnicas blancas; preguntaron quiénes eran y respondieron: Estos son los que vienen de la gran tribulación - en referencia a los discípulos de Jesús odiados por el mundo (Jn 15,18...).

 - Continúa el relator: Estos han lavado sus túnicas con la Sangre del Cordero. (Ap 7,9-14).  He ahí la respuesta a nuestras reticencias: ¡Somos santos e inmaculados ante Dios nuestro Padre, gracias a la Sangre de su Hijo derramada por nuestra total purificación! Falta un problema por resolver: ¿Te dejarás amar así por Dios? 

¿Te dejarás...?

 

 

P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com

 

jueves, 8 de junio de 2023

«Corpus Christi-Día de Caridad. Tú tienes mucho que Ver»

 


El próximo domingo, día 11 de junio, es el día del Corpus, una fiesta que destaca la importancia del “cuerpo” en nuestra fe católica: por su encarnación, Jesús tuvo un cuerpo físico como el nuestro; en la transfiguración, su cuerpo se volvió blanco y luminoso; en la cruz sufrió pasión en su cuerpo y murió; en su resurrección fue su mismo cuerpo el que volvió a la vida; en su ascensión, entró con su cuerpo glorioso en lo alto del cielo… en la eucaristía es su Cuerpo real el que está presente bajo la especie de pan; la comunidad cristiana, la Iglesia, es el Cuerpo místico del que Cristo es la Cabeza.

 Muchas veces subrayamos tanto la importancia del alma que queda en penumbra la relevancia del cuerpo para la fe y para la salvación: la mística y la ascética van unidas. Nuestro cuerpo es Templo del Espíritu Santo, que podemos ofrecer como sacrificio vivo y santo; y será este cuerpo de carne mortal que tenemos ahora el que resucite al final de los tiempos.

 El día del Corpus dirige nuestra mirada a tantas personas que sufren en su cuerpo necesidades materiales por falta de trabajo, de alimentación, de vivienda, de libertad, de oportunidades, por enfermedades… Hay personas que padecen en esta vida males, mientras otros, a su vez, tienen a disposición más bienes de los que pueden disfrutar. Y lo peor es que la opulencia nos ciega y no vemos ni siquiera a los que están postrados en los umbrales de nuestros pueblos y ciudades. La indiferencia y el individualismo son dos males muy generalizados en la sociedad del bienestar.

 La fiesta del Corpus es el Día de la Caridad, en que celebramos la campaña nacional de Cáritas, cuya misión consiste en promover el desarrollo integral de todos, especialmente de los más pobres y excluidos. Y para ello es necesario poner “cara” a sus necesidades, sensibilizar a la sociedad y difundir el espíritu de caridad a la luz del Evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia. Así se entiende el lema de la campaña de este año: “Tienes mucho que ver…”. Es una invitación a no cerrar los ojos ante las miserias humanas, la pobreza, la desigualdad, la exclusión social…, a no mirar para otro lado. Y, por otra parte, nos impide pensar: “Eso no tiene que ver conmigo”. ¡Sí, tiene que ver con nosotros y mucho! El amor cristiano nos apremia a comunicar esperanza con un estilo de convivencia más justo, más solidario y más fraterno.

 Cáritas nos da “una oportunidad” de practicar la caridad cristiana en el día del Corpus aportando nuestro donativo, pero lo más importante es que nos recuerda que hay “muchas oportunidades” cada uno de los días del año para comprometernos en la atención a los más desfavorecidos. Cáritas necesita nuestra ayuda económica, pero sobre todo necesita nuestro compromiso y nuestra colaboración, cada uno en la medida de sus posibilidades, de su tiempo, haciéndonos voluntarios para los programas de acogida, de empleo, de alimentos, de familias desestructuradas, de migrantes, de mayores, de personas sin hogar… Son tantas y tan variadas las necesidades que socorre Cáritas, que –estoy seguro– todos encontraremos un lugar donde colaborar y aportar nuestro granito de arena.

 Quisiera hacer una llamada a los jóvenes que completan su iniciación cristiana con la confirmación. El Espíritu suscita múltiples carismas entre ellos para que se incorporen como miembros activos al Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Cáritas es el brazo tendido del amor fraterno. También quisiera extender esta llamada a tantas personas que están en paro o que se jubilan en la plenitud de la vida, y pueden asumir tareas de voluntariado al servicio de los demás. Mi llamamiento es que no resistan al Espíritu que los llevará siempre a entregarse a Dios en el prójimo.

 El cuerpo que un día resucitará a veces experimenta el infierno aquí en la tierra, y tiene más difícil creer y esperar en la vida eterna. Para preparar los materiales del Reino prometido, hemos de evitar que algunos hermanos nuestros experimenten la condena en su propio cuerpo.

 Con mi bendición,

 

+ Jesús Pulido Arriero

Obispo de Coria-Cáceres

miércoles, 7 de junio de 2023

Partiendo la Palabra Sígueme (Jn 21,15...) [II]

 


Me seguirás más tarde, vimos que dijo Jesús a Pedro. Pedro amaba a Jesús con todas sus fuerzas; el problema es que todas sus fuerzas eran insuficientes para dar la vida por El. Sólo cuando Jesús cargó con su debilidad y murió por él pudo darla. A orillas del mar de Tiberiades, Jesús Resucitado le otorgó la Gracia de "dar la vida por El y por su Santo Evangelio"          (Mc 8,35) )

Nos imaginamos a los dos, cara a cara. Imposible captar el Amor de Jesús en cada mirada, cada gesto, cada palabra, eso sí; lo intuimos y pienso que eso es como un anticipo de lo que nos espera en el Cielo. Le dice Jesús: Pedro, ¿Me amas? ¡Nuestro amigo no podía creer que...! El perdón de Jesús llegase a tanto. Como balbuceando le responde: ¡Jesús, tú sabes que te quiero!  Entonces Jesús le dice: ¡Apacienta mis ovejas!   ¡Le está dando la Fuerza para ser Buen Pastor, que da su vida por sus ovejas! (Jn 10,11) también su Sabiduría para apacentarlas con sus palabras que son espíritu y vida (Jn 6,63).

 Caerá sobre el "el odio del mundo (Jn 15, 18...)  pero Pedro permanecerá fiel, y además con el gozo inmensurable de poder dar también su vida por Jesús representado en las ovejas que le confía. Pedro sabe que puede acoger su misión porque se cumple en él la profecía-promesa dada por Dios…" Con amor eterno te he amado" (Jr 31,3).

 Por eso dijo alborozado a Jesús:  Aquí estoy, ante su Sígueme, a orillas del mar. Atentos, lo de Pedro, vale y Jesús lo cumple, en todos sus discípulos y discípulas.

 

 

P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com

 

lunes, 5 de junio de 2023

Partiendo la Palabra Sígueme [I] (Jn 21,15-19)

 


Infinidad de personas que de una forma u otra hemos sido alcanzados por Jesús, por la grandeza de su amor y de su perdón, hemos sentido el vibrar de nuestros corazones, ante su invitación a ser sus discípulos.  Les pasó a los Apóstoles cuando Jesús les dijo: ¡Seguidme!

 Sin embargo, en el Evangelio vemos que el seguimiento de estos a Jesús, fundamentado solo en su generosidad, chocó contra su debilidad, su miedo a perder su vida, también sus proyecciones...etc. “a causa de Jesús y su Evangelio” (Mc 8,35).

 Figura emblemática de esta debilidad paralizante es Pedro, que nos representa a todos. Nos situamos en la Ultima Cena. Jesús anuncia a los suyos la inminencia de su Pasión y que nadie, tan solo su Padre, estará con Él (Jn 16 32). Pedro, impetuosamente, le asegura: Te seguiré... daré mi vida por ti. Jesús que jamás dejó de amarle le responde: "Todavía no puedes”! ¡Me seguirás más tarde! (Jn 13,36-37).  Pedro no puede dar la vida por Jesús, porque antes la tiene que recibir de Él, con su muerte.

 Sólo al morir por él, por todos, recibimos la Fuerza del Espíritu Santo que nos posibilita decir al Hijo de Dios: Aquí estoy, ya puedo seguirte...

 -->Lo veremos el miércoles

 

 P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com