Tengamos muy en cuenta lo que Jesús considera signo identificador como discípulos suyos y más sabiendo que todos ellos son sus discípulos amados. Bien, nos considera como tales, cuando nos mantenemos en su Palabra, pues Ella nos ofrece la verdad que nos hace libres. (Jn 8,31- 32). Es la libertad que emerge de la Fuerza Divina del Evangelio (Rm 1,16) y que nos permite enfrentarnos al Tentador y decirle: Tengo la Vida de Dios conmigo - como dice Pablo - (Col 3,4) no pierdas el tiempo.
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