Siempre la Palabra de Dios, revelada en su
Evangelio es una “Buena Noticia”.
Pero en esta situación, no parece serlo
tanto, ya que Jesús nos indica algo sorprendente: Posponer, cuando no “odiar” a
los familiares más cercanos. Todo según las diversas traducciones. La más sueva
es, quizá, la de Mateo (Mt 10,37); cuando
dice: “…El que ama a su padre o a
su madre más que a mí, no es digno de Mí…”
Cuidado con la interpretación de las palabras.
Dios-Jesús, paradigma del Amor, no puede predicar odio!! Es el abandono a otros
dioses a lo que se refiere
Mucha gente
acompañaba a Jesús; Él, se volvió y les dijo: “Si alguno viene a Mí y no
pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a
sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no carga
con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Lo mismo
vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío”.
(Lc 14, 25-33)
Efectivamente mucha gente acompañaba a Jesús;
pero, ¿era por conocer su doctrina, o era por conseguir algún tipo de prebenda
adicional? Porque sabemos que la madre de los Zebedeos, Santiago y Juan, le
pidió un puesto a la derecha y otro a la izquierda de Jesús, en su Reino.
Mucha gente le seguía a Jesús cuando realizó el
milagro de los “panes y los peces”. Comieron hasta saciarse. En otras ocasiones
pedían curaciones, milagros…Y ya que el hombre es incapaz de convertirse, tiene
que ser el Maestro el que se vuelva (que es lo que significa convertirse,
“volverse hacia”) a ellos.
Llama la atención la humildad de Jesús: “…si alguno viene a Mí…”. De sobra sabe
que le siguen por interés, como nosotros quizá…Y esta frase la repetirá en otro
momento cuando dice: “...si alguno me ama
guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada en
él…”
Y dice
“haremos morada”. Y es que el verbo “hacer” es sinónimo en la
Escritura del verbo crear. No hay más que leer el Génesis, cuando Dios “hace
“…el mar, los montes, los ríos, los animales…el hombre. Dios “hace”, que es lo mismo que “crea”. De ahí que “hacer
morada en nosotros” es crear de nuevo, es cambiar el corazón de piedra por uno
de carne, como dice el profeta Ezequiel.
Pero el punto central de esta catequesis es el del
abandono de la familia, bienes, etc.
No se trata de abandonar a los padres, la familia… incluso
los bienes materiales, salario, trabajo…NO. A veces, incluso con buena
voluntad, decimos: “… para mí, Dios es el primero…”. Dios no ha de ser el
primero, sino el ÚNICO. Si no es así, fácilmente habrá un segundo, un tercero,
un cuarto…que en algún momento pasarán a ser el primero.
Cada cosa, cada situación, debe estar controlada, y
éstas no pueden apartarnos de Dios. “no
podéis servir a Dios y al dinero” nos dice Jesús. No podemos tener dos
señores. No se puede hacer cualquier cosa por dinero, por lograr un mejor
puesto.
Y nos dice estar dispuestos – pero de verdad -, a
cargar con la cruz. Hay otro Evangelio que nos dice: “…mi yugo es suave y mi carga ligera…” Y ésta interpretación puede
ser más clara: el yugo se lleva entre dos. Si tiramos de nuestra vida contando
con el Otro, y ese Otro es Él, la cruz= la carga, es más suave y ligera.
Por último, dice el Señor: “…el que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío”. Se
trata de tener la confianza de que todo está bajo las Manos bondadosas de su
Providencia. “Pedid el Reino de Dios y su
justicia, y el resto,- lo que nos falta, lo que pedimos con tanta insistencia,
los bienes terrenales…-, se os dará por añadidura…” Y aquí la palabra “justicia” se refiere a “ajustarse”
a Dios. Esto es: buscar el Reino de Dios, pero ajustándonos a Él,
acoplándonos, como una mano se adapta a
la otra en perfecta armonía.
Hubo un santo que decía: “… Haz todo como si dependiera de ti, sabiendo que todo depende de
Él…”
Pues tengamos esa “confianza” en Jesús, nuestro
Divino Maestro. Confianza que tiene la misma raíz etimológica que “fiar”, e
igual que “fe”.
Tomas
Cremades Moreno