P. Antonio Pavía
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P. Antonio Pavía
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En el mismo contexto profético que nos muestra a Jesús apoyándose en el
Padre, ante la maquinación de Satanás, que movió a Israel a socavar su misión,
abordamos la profecía de otro salmista, que anuncia la postración extrema del
señor, en el Huerto de los Olivos.
¡Padre mío!
P. Antonio Pavía.
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Recordemos la profecía de Ezequiel: "Yo mismo apacentaré a
mis ovejas que están dispersas a causa de sus pecados..." (Ez 34, 11...).
Recordemos la enorme tristeza de Jesús al ver a la muchedumbre
porque ..."estaban vejados y abatidos como ovejas sin pastor" (Mt
9,36).
Antes de su Encarnación Jesús ya había dicho al Padre por medio del
salmista: "No pides sacrificios ni holocaustos, por eso te digo: "Aquí
estoy Señor para hacer tu voluntad" (Sl 40,7-9) Bien sabia Jesús al venir
al mundo que sería despreciado, rechazado, humillado por todos. ¿Por qué?
Por anunciar el Evangelio que había recibido del Padre, para el cambio de
nuestro corazón (Jn 12,49-5º).
Jesús permaneció fiel a la misión porque,
aunque su rechazo fue satánico, es decir, inducido por Satanás, supo sostenerse
en la Roca inamovible: El Padre, ofreciéndonos así la "fórmula" de
nuestra fidelidad como discípulos suyos: Su Padre, que es nuestro
Padre...como dijo a María Magdalena (Jn 20,17).
Bellísima, hasta quemar nuestras entrañas, la profecía de este salmista
sobre la relación entre Jesús y su Padre, en el cumplimiento de su misión:
"Mi fidelidad y misericordia le acompañarán (a Jesús) ...
El me invocará: ¡Tú eres mi Padre, mi Dios, mi Roca salvadora! (89,25-27). Benditos
los que, sirviéndose del Evangelio, alcanzan una relación con el Padre, como
Jesús desea que la tengamos.! Para eso vino al mundo, para reconciliarnos con
Dios Padre (2 Co 5,17-19).
P. Antonio Pavía
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Desde que Jesús dijo que era el Pan Vivo bajado del Cielo, la gente empezó a desconfiar de Él. Jesús insistió: "Mis Palabras, son Espíritu y Vida"; y entonces, poco a poco se fueron todos, menos los Apóstoles. La tristeza y decepción de estos es patente; entonces Jesús les dice:
¿También vosotros queréis marcharos? Pedro en nombre de todos le respondió:
¿Dónde quien vamos a ir? ¡Tú tienes Palabras de Vida Eterna! Pedro no es el más
listo, ni perspicaz ni recto del grupo. Aun así, el Espíritu Santo le inspiró
esta respuesta, que abre el camino a todo aquel que a lo largo de la historia
desee ser Discípulo de Jesús.
P. Antonio Pavía
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Hemos oído a la súplica desgarradora de Isaías, súplica a Dios que en consonancia con otros profetas clama así: ¡No te deshagas de nosotros!
Padre Antonio Pavía
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Recogemos el grito lastimero de Isaías, con el que terminamos el texto
anterior: "...Porque tú eres nuestro Padre..."y lo completamos:
"¡Porque Abraham no nos conoce, Jacob no se acuerda de nosotros! Tú Yahvé
eres nuestro Padre, tu nombre es ... el que nos rescata" (Is 63,16). Esta
es la diferencia Infinita, entre el Dios de Israel y los dioses de los pueblos
vecinos; sus moradores, jamás podrán llamar Padre, a sus dioses, obra de sus
manos. Los dioses " inventados "por el hombre, "tienen boca y no
hablan, ojos y no ven, oídos y no oyen, no hay aliento en sus bocas."(Sl
135,15-17) ...es decir... ¡No pueden hacer nada por ti cuando se resquebrajan
tus cimientos!
La gran y drástica diferencia
existente entre los dioses inventados por nosotros es que, aunque hipotequemos
de mala manera nuestra vida en ellos...jamás podremos decirles: ¡Tú eres mi
Padre! Isaías si lo pudo decir en Nombre de todo Israel, y no sólo eso…movido,
como todos los profetas por el Espíritu Santo, una vez que llamó Padre a Dios,
consciente de su debilidad y la de todo Israel, le gritó suplicante: ¡¡Baja,
desciende hacia nosotros!! (Is 63,19b) ¡Con este ruego, profetizó la
Encarnación del Hijo de Dios!
P. Antonio Pavía
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¿Por
qué la Iglesia desde sus inicios fue perseguida y sigue siéndolo más de dos
siglos después? Por eso. Por tener la osadía de echarse para adelante y cantar
las cuarenta al más “pintao”. Otra cosa es ser ejemplar, que es lo que debería
ser por continuidad de su fundador. Lo tiene ganado por su persistencia pese a
los cristianos. Ese es su gran valor y mérito: la perpetuación contra viento y
marea.
Claro,
es que la Iglesia es la suma o conglomerado de los cristianos, todos hombres
desde el papa hasta el último y más indigno de nosotros, con este plural me
confieso cristiano dentro del grupo de los no merecedores de tal nombre por
nuestro comportamiento. Hombres frágiles, como la arcilla de la que estamos
formados. Seres humanos que, pese a su buena voluntad, al final nos comportamos
como lo que somos: pobres pecadores. Pero ahí estamos dentro de esa masa
conexionada que, por aquello de que la unión hace la fuerza, aguantamos contra
viento y marea. Y esa mezcolanza le permite tener una autoridad moral, por
razón de origen, para dictaminar lo que está bien y mal, además lo hace sin
complejos de culpa y da resultado. ¿Qué resultado? La critican, la ponen en
evidencia, la cubren de improperios hasta posiblemente con razón, la amenazan,
la persiguen, la martirizan –en la actualidad más mártires que nunca– y ahí
está cual cáscara de nuez flotando en medio de la tormenta sobre las olas. Esos
propios vapuleos son la argamasa que la fortalece y le da argumentos, por lo
visto, para impartir cátedra moral. Dice el clásico: ladran, Sancho, luego
cabalgamos.
El
caso es que siempre está ahí dando testimonio, y, claro, ese testimonio de vida
deja en evidencia a los otros estamentos sociales inferiores en moralidad y por
ello la atacan. ¿Cuál es su testimonio? El estar siempre con los brazos
abiertos para recibir a los desahuciados; el tener las puertas abierta para
dejar entrar a cualquiera sin pedirle DNI o pasaporte; el acoger sin mirar
raza, afiliación o religión; el ofrecer un plato de comida, pese a las
dificultades actuales, seguro que por la fuerza que da el ser continuadora de
la multiplicación de los panes y los peces. Cáritas, manos materiales de la
moralidad o espiritualidad de la Iglesia. Testamento que intentan, pero no son
capaces de conseguir los otros estamentos sociales-políticos-económicos. ¿Por
qué? Pues… será por esta propia argumentación anterior.
El
caso es que ahí está la Iglesia metiendo el dedo en la llaga a diario en todos
los asuntos necesarios o que tiene que dar su toque de aviso ético o moral, y
eso que en su propio seno interno se discute si se queda corta o se pasa. Ni la
base ni la jerarquía se pone de acuerdo en qué sí y en qué no se debe meter.
Repito, continúa y permanece pese al papa, obispos, sacerdotes y cristianos de
a pie. Un misterio. Será por aquello de que no está dormido a popa, sino
haciéndose el dormido más bien para mantenernos asiendo, unas veces, o
agarrados, otras, al timón, –no es lo mismo agarrar que estar agarrado– pese o
precisamente por el miedo a la tormenta. Así que concluyo aseverando que el
valor de la Iglesia para mantenerse en la picota le viene dado por su fundador,
porque los poderes infernales nada pueden contra él.
Valencia, agosto de 2024
Pedro José Martínez Caparrós
Dicen los biblistas que Juan fusionó en el Capítulo 6 de su Evangelio la Plenitud de Vida que Jesús ofrece a sus discípulos: la Palabra y la Eucaristía. Ambas son la Roca en la que se cimienta la Fe, así como el Amor de Dios en su plenitud. Una Fe y Amor que mueven al alma a pedir a gritos el complemento total de la Palabra, que es la Eucaristía. De hecho, en general, los hermanos separados, que tanto culto dan a la Palabra al prescindir de la Eucaristía, la empobrecen enormemente, llegando casi a reducirla a un código de conducta. Ignorando la Vida que tiene en si la Palabra de Dios como nos dice Juan en su Evangelio: "En el principio existía la Palabra, la Palabra estaba con Dios y la Palabra era Dios...en ella estaba la Vida..." (Jn 1,1-4)
P. Antonio Pavía
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Hemos visto que Dios quiere ser amado por su pueblo, no tanto como el Todopoderoso, que podría infundir temor, sino como Padre que acoge a sus hijos con Amor Eterno como nos dice Jeremías (Jr 31,3).
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Iniciamos este ciclo Catequético sobre Dios, como nuestro Padre, haciendo
mención de gran parte de la sociedad, cuyo mayor error es poner su vida en
manos de dioses muertos, que, en vez de sostenerla, nos la asfixian. El síntoma
más letal de tanta asfixia son tantas guerras que desde siempre, asolan buena
parte del mundo.
P Antonio Pavía
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P. Antonio Pavía
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Recordemos lo que Jesús, exultante de gozo, dijo al Padre acerca de los que
nacieron de nuevo gracias a la Palabra guardada en el corazón (Jn 1, 12...).
Dijo al Padre: "Te doy gracias Padre Santo, porque has ocultado estas
cosas a sabios e inteligentes de este mundo, y se las has revelado a los
pequeños" (Mt 11, 25...). Tengamos en cuenta que "los sabios de este
mundo" no soportan a los pequeños de Jesús: sus discípulos, porque la
Sabiduría de estos, saca a la luz sus carencias, aunque vivan en un pedestal.
Por eso y como bien dijo Jesús, el mundo les odia (Jn 17,14).
P. Antonio Pavía
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A estas alturas vamos a hablar de nosotros, de los que somos o estamos en camino de ser Discípulos de Jesús, nuestro Buen Pastor a quien los Salmos llaman: "El Fuerte en la batalla" (Sl 24,8).
P. Antonio Pavía
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Después de haber saciado el hambre de miles de personas, Jesús y sus discípulos, fueron a Cafarnaúm. La multitud fue a su encuentro y entonces, Jesús dejándose de rodeos les preguntó: ¿Me buscáis porque creéis que soy el Mesías?... O solo para que os haga otro milagro. Esta aclaración sobre la fe, es esencial para nuestra madurez en el Discipulado. La gente respondió a Jesús: ¿Que tenemos que hacer para realizar la obra de Dios? Jesús les dijo: Si queréis ser mis discípulos, tenéis que crecer en la fe. Creed en mí, yo soy el Enviado del Padre.
P. Antonio Pavía
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