Desde que Jesús dijo que era el Pan Vivo bajado del Cielo, la gente empezó a desconfiar de Él. Jesús insistió: "Mis Palabras, son Espíritu y Vida"; y entonces, poco a poco se fueron todos, menos los Apóstoles. La tristeza y decepción de estos es patente; entonces Jesús les dice:
¿También vosotros queréis marcharos? Pedro en nombre de todos le respondió:
¿Dónde quien vamos a ir? ¡Tú tienes Palabras de Vida Eterna! Pedro no es el más
listo, ni perspicaz ni recto del grupo. Aun así, el Espíritu Santo le inspiró
esta respuesta, que abre el camino a todo aquel que a lo largo de la historia
desee ser Discípulo de Jesús.
P. Antonio Pavía
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