miércoles, 28 de agosto de 2024

Partiendo la Palabra Tú eres mi Padre (VI)

 



En el mismo contexto profético que nos muestra a Jesús apoyándose en el Padre, ante la maquinación de Satanás, que movió a Israel a socavar su misión, abordamos la profecía de otro salmista, que anuncia la postración extrema del señor, en el Huerto de los Olivos.

 Escribe el Salmista: Desde lo más profundo a ti grito mi Dios.  ¡Escucha mi clamor! Estén tus oídos atentos a mi súplica. (Sl 130,1-2...) Así, hundido hasta lo más hondo, en la fosa de las humillaciones oró Jesús al Padre, en el Huerto de los Olivos. Judas, ya había ido donde los Sumos Sacerdotes a consumar su traición; sus discípulos, aparentemente no se habían enterado de nada, e incluso los tres en quienes podría albergar algo de ayuda, se quedaron dormidos, como ajenos a su intensísimo dolor. ¡No tiene a nadie en quien apoyarse…o si…! ¡Su Padre! Su Padre a quien con un infinito Amor filial susurra. ¡Padre mío! Si es posible, que pase de mi este cáliz... (Mt 26,39...).

 ! Dejo a vuestra imaginación, cómo tuvo que resonar en los oídos del Padre, el gemido lastimero de su Hijo: ¡Padre mío! Jesús lo dijo, también, para que sus discípulos lo hagamos nuestro, cuando el mal y también el desprecio del mundo nos "crucifica". Ojalá entonces nos salga del alma el mismo gemido de Jesús:

 ¡Padre mío!

P. Antonio Pavía.

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