miércoles, 14 de agosto de 2024

Partiendo la Palabra ¡Tú eres mi Padre! (II)

 



Hemos visto que Dios quiere ser amado por su pueblo, no tanto como el Todopoderoso, que podría infundir temor, sino como Padre que acoge a sus hijos con Amor Eterno como nos dice Jeremías (Jr 31,3).

  Consciente de la debilidad de todo hombre, Dios envía a los israelitas, profetas que les muevan a no menospreciar la elección que han recibido de Dios. Muchas veces las exhortaciones de estos profetas caen en terreno baldío. Ciegos y sordos de corazón, sus deseos de conversión no son más que "nubes pasajeras" (Os 6,1-4) El mismo Oseas pone en boca de Yahvé este triste lamento: "Mi pueblo tiene querencia a la infidelidad" (Os 11,7).

  Aun así, Dios, que, por encima de todo, es Padre, dice a continuación: ¿Cómo voy a entregarte, abandonarte Israel...?  No, pues soy Dios, no un hombre.! Precioso texto. Dios no desea abandonar ni entregar a nadie a merced de sus debilidades. Más tiernamente aún, aunque parezca imposible, se expresa Isaías ante nuestros pecados. Isaías, ante tantas caídas de Israel, con una confianza filial que nos sobrecoge, se " acerca " a Dios y " como despertándole" le dice: ¿Dónde están tu celo, tú fuerza y la conmoción de tus entrañas?  ¿Es que tú corazón se ha cerrado para mí? ¡Porque tú eres nuestro Padre...! (Is 63,15b- 16).

                                             Seguimos el lunes…


 P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapostoles.com

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario