Cuando empezamos a darnos cuenta de que la vida que
hemos proyectado sin Dios, se nos va diluyendo como el agua entre las manos, es
el momento de pensar que no es lo mismo edificar lo que quieres ser, sobre la
arena que sobre la Roca (Mt 7,24-27).
Entonces en un arrebato de lucidez, honestamente
aceptado, te vuelves al Evangelio para encontrar en sus páginas a Jesús, la
Roca en la que asentarte. Haces esta experiencia para ver si
palabras suyas, como, por ejemplo: "...El que escucha mi Palabra y cree en
el que me ha enviado tiene vida eterna..." (Jn 5,25) son verdaderas o solo
una fábula.
Te ha llegado” la ocasión propicia" como dice
Pablo
(2 Co 6,2) para " fijar sus ojos en Jesús, el que
inicia y consuma la fe " (Hb 12,2) El hecho de que los núcleos vitales que
"te sostenían" vayan perdiendo consistencia, en realidad provocan un
vaciamiento duro de aceptar, pero providencial, ya que te mueve a
buscar algo más...mucho más consistente:
!La Consistencia Inexpugnable que es Dios!;
Consistencia que encontramos en sus Palabras de Vida Eterna (Jn 6, 67-68)
Entendámonos bien: todo lo que Dios ha creado es bueno; pero si para
alcanzar tus sueños, has prescindido o marginado a Dios de " tus cosas
", mal negocio estás haciendo.
--> Continuamos el miércoles
P. Antonio Pavía
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