sábado, 30 de diciembre de 2023

Partiendo la Palabra Fiesta Sagrada Familia (Lc 2,22-40) Ya puedo morir en Paz

 


El anciano Simeón recibió de Yahvé la promesa de que vería al Mesías, antes de morir y esperaba con ansias al que llamaban:  El Consuelo de Israel.  Este hombre guardó fielmente en su corazón la promesa recibida y por eso iba día tras día al Templo donde el Mesías tenía que ser presentado ante Dios al nacer. Uno de esos días vio a Jesús en brazos de su Madre que con José entró en el Templo.

 Jesús, no tenía una estrella en la frente, ni le brotaba un rayo de luz del pecho, pero Dios que no se deja ganar en amor y fidelidad le movió hacia Él. Alborozado lo tomó en sus brazos y proclamó: ¡Ahora mi Dios, ya puedes dejar a tu siervo morir en Paz...tengo a tu Hijo en mis brazos, conmigo!

 Después movido por el Espíritu Santo se dirigió a María y anunció la esencia de la Misión de la Iglesia al decirla: "Una espada te atravesará el alma” Si, una espada atravesó con saña el alma de María, también la de Juan, en el Calvario: La espada del odio del mundo, profetizado por Jesús: (Jn 15,18-19).

 Espada de odio que, abriendo una herida en las almas de los Discípulos de Jesús, libera el Fuego de Dios oculto en ellas: Es este Fuego el que nos mueve a predicar el Evangelio "a tiempo y a destiempo" (2 Tm 4,2) ...   el que nos empuja a cuidar a los necesitados, los enfermos, los desposeídos...etc. Si, la misión que Jesús confía a los suyos, no es una carga heroica, ¡¡¡es...!!  participar de su Fuego!! ...y entonces, como pirómanos de su causa, incendiamos las almas inertes.

 

P. Antonio Pavía

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sábado, 23 de diciembre de 2023

Partiendo la Palabra D. IV Adv. (Lc 1,26-38) María dijo Si

 

 Cuando el Ángel dijo a María que Dios la había elegido para ser la Madre de Jesús, sus entrañas ya estaban habitadas por El; por eso el Ángel la dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo". María tenía ya a Dios en ella, porque, como dice San Agustín, ya antes había acogido su Palabra en su corazón, al escucharla en la sinagoga.

 Tengamos en cuenta que, en la espiritualidad bíblica, Palabra y Gracia son sinónimas. Probablemente, San Agustín vio, también en María, el cumplimiento de la profecía de este salmista: "Dios mío, me has abierto el oído; ...en lo más profundo de mi ser, me complazco en tu Palabra” (Sl 40,7-9). Al acoger así la Palabra de Dios, María fue libre para aparcar el proyecto de vida que había tejido esmeradamente con José; proyecto, sin duda de inmensa altura espiritual. Proyecto que dejó de lado, para hacer suyo el de Dios.

 María rompió sus fronteras, que siempre son limitadas, y se adentró en la...Inmensidad del Amor y Protección de Dios. Por eso es Madre de la Iglesia; porque también los discípulos de Jesús somos invitados por Él a abrazarnos a su Gran e Inmenso Proyecto: "Ser su Luz en el mundo" (Mt 5,14). Lo somos cuando llevamos, como María, la Palabra, el Evangelio en nuestras entrañas.

 

P. Antonio Pavía

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miércoles, 20 de diciembre de 2023

Partiendo la Palabra Los Pobres de Dios (II) (Mt 5,3...)

 

Vimos el lunes que Jesús llama a los nuevos Anawin: "Los Pobres de espíritu" y que son los que abren la puerta a todas las Bienaventuranzas (Mt 5,1-12). No son necesariamente pobres sociológicamente, sino aquellos a quienes el Salmista anuncia proféticamente como "los Pobres de Yahvé" (Sl 69,34). Entendemos esto de Pobres de Yahvé, es decir por elección, a la luz de los pastores que adoraron a Jesús, recién nacido. (Lc 2, 8...).

  Veamos los hechos. Estos hombres tenían sus ovejas, que defendían con violencia frente a posibles ladrones. Por eso nos dice Lucas que " vigilaban en la noche sus rebaños por turnos." Los pastores por su fama de ladrones - entre ellos - tenían prohibida la entrada en el Templo, y sin embargo vinieron a ser " los Anawines de Dios" porque ante el Anuncio del Ángel, pasaron de defender sus rebaños, repito con violencia si fuese el caso, a dejarlos en los montes, con el peligro de quedarse sin ellos, para ir al encuentro y adorar al Hijo de Dios.

 A estos, que así actúan, se refiere Jesús cuando, respecto a lo necesario para vivir, dice a sus discípulos: "Bien sabe vuestro Padre Celestial que tenéis necesidad de todo ello.” (Mt 6...32).

 Los pastores, verdaderos Anawines y Pobres de espíritu, vinieron a ser entonces, "Ladrones de solemnidad" si, porque con su decisión, le robaron el corazón a Dios.

 

P. Antonio Pavía

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lunes, 18 de diciembre de 2023

Partiendo la Palabra Los Pobres de Dios (I) (Mt 5,3...)

 


Cuando Israel conquistó, con la Fuerza de Dios, la Tierra Prometida, Josué les apremió a que escogieran a quien querían servir: A los dioses de los pueblos vecinos, o a Yahvé que les había dado la victoria.

 Los israelitas respondieron: "Lejos de nosotros abandonar a Yahvé para servir a otros dioses" (Jos 24,16). Se formalizó entonces el Pacto de Siquem, por el que Israel proclamó su fidelidad a Dios por tanto bien que les había hecho, abriéndoles el paso en la conquista de Canaán.

 El caso es que los israelitas fueron infieles al pacto y Dios permitió que los asirios los venciesen y llevasen cautivos a Babilonia. Los asirios, viendo que Israel era un pueblo privilegiado con el que podían progresar económica, científica y culturalmente les ofrecieron otro pacto: Ser considerados como ciudadanos asirios con todos sus derechos, con una condición: Apostatar de Yahvé y servir a sus dioses.

 Sólo un diez por ciento de los israelitas, permanecieron fieles a Yahvé. El restante noventa por cien se despojaron de la protección de Yahvé, al considerar más ventajoso ponerse bajo la protección de dioses inanimados. De nada sirvió todo lo que Yahvé había hecho por ellos. Los que permanecieron fieles a Dios, repito solo un diez por ciento, se les llamó, los Anawin. Estos escogieron vivir bajo la tutela y protección de Dios. Estos Anawines son una profecía resplandeciente de aquellos a quienes Jesús llamó: " Pobres de espíritu" (Mt 5,3). Son los pobres de Dios, porque guardan el Evangelio en sus corazones.

 

Lo veremos el miércoles.

 

P. Antonio Pavía 

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sábado, 16 de diciembre de 2023

Partiendo la Palabra Dom. III de Adviento (Jn 1, 6-8.19-28) ¿Conoces a Jesús?

 

"En medio de vosotros está uno- Jesús- a quien no conocéis" proclama hoy Juan Bautista.

 Nos preguntamos si, en nuestro tiempo, le conocemos o ignoramos, pues nos pueden alcanzar estas palabras de Jesús: " Vino la luz al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran perversas..." ( Jn 3,19..).

 Para saber si estas palabras tienen que ver con nosotros o no, mirémonos en el espejo del pueblo de Israel; en su actitud ante el Mesías. Oímos a Juan: "La Palabra era la Luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo…vino a los suyos y los suyos, no la recibieron. (Jn 1,9...).  He ahí el problema de siempre. Al igual que Israel podemos saber la Palabra de memoria, y como los fariseos   guardarla solo en la mente, cerrando así su paso al corazón que es donde decidimos o no, convertirnos a Dios. 

 Para los que la guardan solo en su mente tenemos que decir que... "El Evangelio es el Gran Desconocido de sus corazones “Adviento, Navidad... tiempo de convertirnos     verdaderamente a Dios.

 

P. Antonio Pavía

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miércoles, 13 de diciembre de 2023

Partiendo la Palabra El estremecimiento del Alma (II). (Lc 1,28-29)

 


 Vimos que María vivió el estremecimiento del alma ante la Palabra de Dios. No se inmutó ante la aparición del Ángel, porque no era sino el mensajero de la Palabra que Dios le transmitía. Palabra que provocó el temblor amoroso de su alma, que es lo que agrada a Dios como vimos en el texto del lunes (Is 66, 2). María con el alma estremecida, fue al encuentro de su prima Isabel, y fue tal el estremecimiento que vivieron juntas que, hasta Juan Bautista, en las entrañas de su madre, saltó de alegría (Lc 1,41). Desde lo que podríamos llamar una Teofanía en su alma, María dio rienda suelta a la Belleza y Magnificencia   de su Fiesta interior con palabras, no humanas sino celestes, dado que manaban del Manantial de Vida de su seno: ¡Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador ...! (Lc 1,46-47...).


María es Bienaventurada porque vivió el temblor del alma ante Dios- Palabra, que después se hizo carne en ella. Bienaventurados también los discípulos de Jesús porque al guardar su Evangelio amorosamente en sus entrañas, sienten tan inusitado temblor, que pueden decir cómo San Pablo: ¡Jesús vive en mí! (Gal 2,19- 20).

 

P. Antonio Pavía

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lunes, 11 de diciembre de 2023

Partiendo la Palabra El Alma estremecida (I) (Lc 1,28-29)

 


  No hay experiencia más bella y determinante que la de un alma estremecida ante la Presencia Amorosa de Dios.

 Si, como leemos en el Salmo (114,7), la misma tierra se estremece ante la Presencia de Dios, ¿cómo podríamos describir el temblor amoroso de un alma ante Dios cuando “partiéndole su Palabra "le revela confidencialmente su Misterio? (Lc 10,21-24).

  Entendemos esto mejor a la luz de un texto profético. Adelantamos que Israel se está planteando la construcción del Templo de Jerusalén. Dios, sin excluir esta construcción, nos da a entender que su deseo más vivo es habitar en aquellos que se estremecen ante su Palabra, porque sus almas perciben en Ella su Presencia convertidora.

 Es cierto que, a partir de la Encarnación de Jesús, su Presencia por antonomasia se da en la Eucaristía, pero la percibe con mucho más realismo, quien ya la ha percibido en sus Palabras porque son Vida y Espíritu (Jn 6,63).

  Leemos ahora el texto de Isaías: "Dice Dios... "¿En quién voy a posarme?, en el humilde y abatido que se estremece ante mis palabras? (Is 66,1-2). Profecía bellísima que vemos cumplida primeramente en María, y que es el sello de nuestra pertenencia a Jesús, nuestro Buen Pastor, como discípulos suyos. Recordemos la primera reacción de María ante el Anuncio del Ángel. Nos dice Lucas que " se estremeció", como leemos en el texto original. (Lc 1,28-29). 

 Seguimos el miércoles.

  P. Antonio Pavía

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sábado, 9 de diciembre de 2023

Partiendo la Palabra Dom. II Adviento (Mc 1,1-8) Tú Rostro buscaré Señor

 

Detrás de mí, viene el que es más fuerte que yo, dice Juan Bautista, a sus oyentes. Es una exhortación siempre actual dado de que "el culto a la persona" está arraigado en nosotros. Los discípulos de Juan estaban tan embelesados con él que, por más que este negara repetidamente sus pretensiones mesiánicas, no daban su brazo a torcer.  Con su rechazo frontal a tamaña veleidad, Juan Bautista, se nos muestra profundamente honesto. Honesto con sus discípulos que enfervorizados le idolatraban atribuyéndole el título mesiánico y también   consigo mismo, en su misión de buen pastor, impidiendo que las ovejas que Dios le había confiado, se desviasen   por el camino de la mentira, madre de toda infidelidad a Dios.

Este peligro de infidelidad tanto de ovejas como de pastores es crónico. Hablamos de la tentación auto idólatra por parte de los pastores y de la idolatría de sus ovejas.

 En el fondo es caer en el engaño, el fraude de cambiar: "los Manantiales de Aguas Vivas”, por aljibes que solo almacenan aguas insanas. (Jr 2,13).  Hoy, Juan Bautista nos previene de este peligro-tentación, tanto a los pastores como a las ovejas.

 

P. Antonio Pavía

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lunes, 4 de diciembre de 2023

Partiendo la Palabra Jesús lloró por Jerusalén (Lc 19,41...) (I)

Nos quedamos sin palabras al ver a Jesús llorando sobre Jerusalén, que a pesar de albergar en su seno " El Templo de la Gloria de Dios " le rechazó; si, al Mesías, que "al menos de boquilla" con tantas ansias esperaban.

 Jesús, no sólo fue rechazado y humillado, sino que se lo quitaron de encima. A Él, la Palabra del Padre; a Él por quien todos suspiraban en sus rezos y lágrimas. Jesús, predicó el Evangelio testificando su autenticidad con milagros y sin embargo fue rechazado porque sus palabras eran luces que les hacían descubrir el templo idólatra de sus corazones.

 Al despreciable, cumplieron la profecía de Dios a Ezequiel: " Te rechazan a ti porque no quieren escucharme a mi " (Ez 3,7). Esta perversión del corazón provocó el llanto inconsolable de Jesús sobre la que llamaban: "La Ciudad Santa" Lloró y profetizó: " Vuestra Casa quedará desierta "(Lc 13,34-35).

 Desierto de la Presencia y de la Gloria de Dios quedó el Templo de Jerusalén aquel día en el que Jesús cargando con la Cruz se encaminó hacia el Calvario. Nadie reparó en ello, pero bien supo Él ese día, que la Gloria de su Padre abandonando el Templo se posó sobre El, y acampó en el Calvario. Fue allí donde nació la Iglesia, el Discipulado.

 

(Lo veremos el miércoles).

 

P. Antonio Pavía

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sábado, 2 de diciembre de 2023

Partiendo la Palabra Dom. I de Adviento Velad, orad y venceréis (Mc 13,33-37)

 


 El Adviento se abre con esta exhortación de Jesús: Velad, orad y vuestra victoria sobre el Tentador está garantizada. Él, se retiraba frecuentemente para rezar en soledad (Lc 5,16). Velaba y oraba porque, en cuanto hombre necesitaba recibir la Fuerza del Padre para cumplir la misión que le había encomendado. Lleno pues " del Padre " fruto de su "velar y orar “, le vemos celebrando la Eucaristía (La Ultima Cena) con los suyos. Lo cierto es que incluso en la Santa Cena, sus Apóstoles dieron rienda suelta a su inhumanidad ambiciones, al discutir quien era el mayor ... (Lc 22,24).

 Podemos imaginarnos   cómo fue después al Huerto de los Olivos: con un dolor y tristeza innombrables. Por si fuera poco, sus amigos Pedro, Santiago y Juan le dejan desamparado con sus angustias:  se duermen. Jesús lacerado hasta lo indecible vela y ora así al Padre: " Si es posible aparta de mi esta copa, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Lucas nos dice que, ante tanto dolor y desvalimiento, el Padre le envió un ángel para confortarle. (Lc 22,39-44).

 El Padre confortó el alma quebrantada y malherida de su Hijo, como estaba profetizado.  (Sl 23,1-3). Velemos, oremos y Jesús confortará también nuestra alma pues esa profecía se cumple también en sus discípulos. Su Padre confortó su alma; Él confortará la nuestra. Velemos pues, oremos y venceremos.

 

P. Antonio Pavía

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