Vimos el lunes que Jesús llama a los nuevos Anawin:
"Los Pobres de espíritu" y que son los que abren la puerta a todas
las Bienaventuranzas (Mt 5,1-12). No son necesariamente pobres sociológicamente,
sino aquellos a quienes el Salmista anuncia proféticamente como "los
Pobres de Yahvé" (Sl 69,34). Entendemos esto de Pobres de Yahvé, es decir
por elección, a la luz de los pastores que adoraron a Jesús, recién nacido. (Lc
2, 8...).
Veamos los
hechos. Estos hombres tenían sus ovejas, que defendían con violencia frente a
posibles ladrones. Por eso nos dice Lucas que " vigilaban en la noche sus
rebaños por turnos." Los pastores por su fama de ladrones - entre ellos -
tenían prohibida la entrada en el Templo, y sin embargo vinieron a ser "
los Anawines de Dios" porque ante el Anuncio del Ángel, pasaron de
defender sus rebaños, repito con violencia si fuese el caso, a dejarlos en los
montes, con el peligro de quedarse sin ellos, para ir al encuentro y adorar al
Hijo de Dios.
A estos, que así actúan, se refiere Jesús cuando,
respecto a lo necesario para vivir, dice a sus discípulos: "Bien sabe
vuestro Padre Celestial que tenéis necesidad de todo ello.” (Mt 6...32).
Los pastores, verdaderos Anawines y Pobres de
espíritu, vinieron a ser entonces, "Ladrones de solemnidad" si,
porque con su decisión, le robaron el corazón a Dios.
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.con
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