lunes, 11 de diciembre de 2023

Partiendo la Palabra El Alma estremecida (I) (Lc 1,28-29)

 


  No hay experiencia más bella y determinante que la de un alma estremecida ante la Presencia Amorosa de Dios.

 Si, como leemos en el Salmo (114,7), la misma tierra se estremece ante la Presencia de Dios, ¿cómo podríamos describir el temblor amoroso de un alma ante Dios cuando “partiéndole su Palabra "le revela confidencialmente su Misterio? (Lc 10,21-24).

  Entendemos esto mejor a la luz de un texto profético. Adelantamos que Israel se está planteando la construcción del Templo de Jerusalén. Dios, sin excluir esta construcción, nos da a entender que su deseo más vivo es habitar en aquellos que se estremecen ante su Palabra, porque sus almas perciben en Ella su Presencia convertidora.

 Es cierto que, a partir de la Encarnación de Jesús, su Presencia por antonomasia se da en la Eucaristía, pero la percibe con mucho más realismo, quien ya la ha percibido en sus Palabras porque son Vida y Espíritu (Jn 6,63).

  Leemos ahora el texto de Isaías: "Dice Dios... "¿En quién voy a posarme?, en el humilde y abatido que se estremece ante mis palabras? (Is 66,1-2). Profecía bellísima que vemos cumplida primeramente en María, y que es el sello de nuestra pertenencia a Jesús, nuestro Buen Pastor, como discípulos suyos. Recordemos la primera reacción de María ante el Anuncio del Ángel. Nos dice Lucas que " se estremeció", como leemos en el texto original. (Lc 1,28-29). 

 Seguimos el miércoles.

  P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com)  

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario