lunes, 31 de enero de 2022

Cosas del cielo y cosas de la tierra

 


Dice Jesús a Nicodemo: "Si al deciros cosas de la tierra no creéis ¿Cómo vais a creer si os digo cosas del cielo?” (Jn 3,12).

 Las cosas de la tierra serían las propias  de la ley natural basada en hacer el bien y evitar el mal. Por ejemplo los fariseos deberían de alegrarse por aquel paralítico a quien Jesús curó (Jn 5,1...), o del ciego a quien dio la vista (Jn 9,1...), sin embargo se disgustaron porque Jesús les había curado un sábado transgrediendo así la ley;  y… si no entendieron esto ¿Cómo iban a entender las cosas del cielo?

 Al hablar de las cosas del cielo Jesús se refiere al Evangelio que recibe del Cielo, del Padre,  como dice una y otra vez a sus discípulos: "… Lo que yo os  digo, os lo digo como el Padre me lo ha dicho a mí..." (Jn 12,49-50). Jesús se refiere a palabras como: "… Amad a vuestros enemigos, haced el bien a quien os odia..." (Lc 6,27...), o "no os resistáis al mal antes bien al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra…" (Mt 5,39…),... y tantos pasajes más.

 Es evidente que el Evangelio que descendió del corazón del Padre -las cosas del Cielo- primero hacia el corazón del Hijo y de allí ascendió a su boca está a años luz de la ley natural y no es cuestión de hacer esfuerzos titánicos por cumplirlo; se trata de ser humildes de corazón y hacer nuestra la Fuerza de Dios presente en sus páginas (Rm 1,16). 

 P. Antonio Pavía

 https://comunidadmariama.blogspot.com/

domingo, 30 de enero de 2022

Increpó al viento

 

         Despiertan a Jesús y se encuentra ante la tempestad del viento y el lago y ante la tempestad de la falta de fe de los suyos. Lógicamente tendría que actuar por orden de prioridad y por eso lo primero que hizo fue calmar a los elementos, que inmediatamente obedecieron. Ya en calma el temporal es cuando censura a los acompañantes de cobardes y faltos de fe.

         Quizá nuestra lógica humana hubiera empezado al contrario: Tranquilizaos, no os preocupéis, estáis conmigo y después solucionamos la causa del miedo.

         Pues ante nuestras tempestades los cristianos tendremos que invertir los términos. Primero buscar las causas de nuestras tormentas, apaciguarlas y ya una vez a bien consigo mismo, en calma y tranquilidad, sin nada que nos atormente, ponernos en manos de Jesús. Darle las gracias por estar ahí durmiendo a nuestro lado, arrepentirnos de nuestra necedad y pedirle que aumente nuestra fe. Difícilmente entraremos en oración sin tranquilidad, sosiego y calma.

 Pedro José Martínez Caparrós

viernes, 28 de enero de 2022

Domingo IV del Tiempo Ordinario

 

 ¿Es Jesús un estorbo en tu vida?

 Leída la profecía de Isaías en la sinagoga de Nazaret acerca del Mesías Salvador, Jesús les dijo: "Esta Palabra se cumple hoy". Los oyentes asintieron por las palabras de gracia que habían salido de su boca, más inmediatamente, se volvieron contra Él aduciendo que solo era el hijo del carpintero. La razón de este cambio es que Jesús era un estorbo para poder seguir instalados en la mediocridad. Israel siempre posponía su conversión para cuando llegase el Mesías pues entonces entenderían todo. Al tenerlo ante ellos no pueden justificar su mediocridad que les llevaba a honrar a Dios con la boca pero no con el corazón (Is 29,13). En su corazón solo habitaba el dios prometido por Satanás: ¡Ellos mismos! (Gen 3,1-5). Ellos, solo ellos, son quienes toman las decisiones sobre su vida. En su necedad se dejan pastorear por la Muerte (Sl 49,15). Jesús nos dio el antídoto contra toda mediocridad: su Santo Evangelio pero mucho me temo que para no pocas personas aparentemente buenas y cumplidoras el Evangelio sea el gran Desconocido en sus corazones y por la misma razón: porque es un estorbo para su mediocridad. 

P. Antonio Pavía 

https://comunidadmariama.blogspot.com/

 

 

La pandemia invita a poner más ahínco en lo espiritual

 


Sin perder de vista la labor de los científicos en buscar la vacuna que hace posible vencer al virus en sus diversas mutaciones, no se ha de olvidar la importancia en la vida personal y social de lo que es la parte esencial de la experiencia espiritual. Siempre ha ocurrido en la vida social que han surgido momentos de incertidumbre y que se han hecho presentes ante las varias y multiformes enfermedades. El ser humano además de ser frágil es, como se dice ahora, vulnerable. Y ante estas situaciones adversas no puede quedarse parado y menos angustiado. No hay soluciones mágicas, pero sí existe una razón fundamental es la de que tenemos además de un cuerpo, al que debemos cuidar ante todo y sobre todo, un alma/espiritual que necesita sus cuidados. El sosiego y fortaleza que da la experiencia de oración ayuda mucho para no caer en la depresión o en la angustia o en la desesperación o en el sentir que la “vida no tiene sentido”. Los santos nos enseñan con mucha fuerza cómo han superado los momentos difíciles.

Los seguidores del mejor Maestro que es Jesucristo se fían no de sus fuerzas sino del único consolador: “No os preocupéis por nada; al contrario: en toda oración y súplica, presentad a Dios vuestras peticiones en acción de gracias” (Flp 4, 6). Y los ruegos que hacemos a Dios generalmente, lo solemos hacer, cuando aparecen en nuestras vidas las pruebas. Porque si una cosa es segura, es que las pruebas y los problemas nos llegan a todos. Pongamos la mirada y nombremos situaciones dolorosas en la vida: problemas de salud, la muerte de un ser querido, problemas en el trabajo, soledad, relaciones personales dolorosas, circunstancias adversas… y muchas más. Sólo queda el amor que uno ponga en cada una de las circunstancias. “Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Rm 8, 28) y esto no es una fantasía sino la realidad más concreta y cierta, puesto que lo contrario se convierte en una angustia existencial que propicia el ser como peregrinos que caminan hacia la meta de la absurda nada.

Un especialista en las mociones síquicas me refería que hay un gran déficit en los momentos de dificultad y es que se puede perder el sentido de la trascendencia (el sentido de que lo visible y actual no es lo definitivo); es decir cada vez más se palpa una sed y urgencia de encontrar un sentido auténtico de la vida. Se percibe un hastío de todo lo superfluo y de lo que denigra a la persona. En cambio, hay una búsqueda de sentido en valores que dan respiro al alma. Esto me hace recordar la vida y experiencia de Víctor Frankl, una de las grandes figuras del siglo XX (1905-1997) que revaloriza la dimensión espiritual y la aplica a la existencia humana. Vivió durante dos años y medio las atrocidades de cuatro campos de concentración nazi y fue precisamente en esos lugares donde pudo reflexionar y analizar, desde lo sicológico, los horrores y las degeneraciones de la humanidad. En esas terribles circunstancias maduró y estructuró su sistema psicoterapéutico- antropológico como ayuda ante las dificultades y que el ser humano para vivir tiene, sobre todo, la necesidad del sentido sobrenatural.

Se deduce que, en los momentos de prueba, se requiere mayor sentido de la vida que tiene como sustento y raíz la experiencia espiritual. No es auténtica una espiritualidad emotiva o sentimental con rasgos de sosiego pacificador o relajante que se evade de la realidad o huye de la misma. La espiritualidad verdadera se hace cargo de las situaciones y aprende a saber sobrellevarlo con la mirada puesta en el mejor Maestro que nos lo ha enseñado con su vida y ejemplo. “Venid a mí todos los fatigados y agobiados, y yo os aliviaré. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas: porque mi yugo es suave y mi carga ligera” (Mt 11, 28-30). Desde el punto de vista sicológico cuánto ayuda este modo de afianzarse en la vida en Cristo.

+ Francisco Pérez González

Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela

jueves, 27 de enero de 2022

El Ángel cartero

 

                                                                       

 San Pio de Pietrelcina decía que pusiéramos nombre a nuestro Ángel y yo lo hice, se llama “Manuel”; a veces le envío con recados a otros ángeles de las personas que quiero, como hacía el Padre Pío.  

Para éste Santo hablar con Angelino -nombre que puso al suyo- era el día a día; le veía desde muy niño y pensaba que eso era normal. Yo no tengo esa suerte pero no importa, yo envío a Manuel aunque no tenga respuestas de vuelta, ni sepa si vienen ángeles a mí; a lo mejor es que no me envían ninguno ¡Misterio! 

¿Os pasa a veces que la mente os trae a alguien y en ese momento tenéis noticias?, pues ¿quién nos asegura que no sea el ángel de una persona que quiere decirnos algo?

El Santo era genial, sin saber idiomas, hablaba todos en confesión y cuando recibía cartas de todo el mundo, no las abría, decía que su Angelino ya se lo había contado... Los Capuchinos se quedaban pasmados, y ¡Yo!

Era un ángel espectacular, no paraba, se iba, volvía, venían otros, marchaban... Tuvo el Santo tantas experiencias y hay tantos testimonios que merece la pena leerlos.

Gracias San Pío por iluminarme y a mi Ángel Custodio Manuel por estar ahí, a quien un día conoceré en el último viaje.

-Padre Pío, mándame a Angelino, si le ves por allí, para que diga al mío que “funcione” porque o no sé hablarle, o se despista o... ¡No me hace ni caso!    

 Emma Diez Lobo

miércoles, 26 de enero de 2022

Jesús, mi Buen Pastor

 


El miedo es un estigma que nos golpea con cierta frecuencia.  Los discípulos de Jesús no estamos exentos de este estigma pero confiamos en Él, nuestro Buen Pastor, que tiene poder para calmar nuestras angustias y ansiedades.

 Si oramos, más con el corazón que con los labios, en el Salmo llamado "El Señor es mi Pastor" (Sl 23), vemos que aunque caminemos por valles de tinieblas, éstas tienen sus líneas rojas, infranqueables, marcadas por Jesús. Leamos "Aunque camine por valles de tinieblas no temeré, porque tú vas conmigo".  Ahí radica nuestra esperanza; en que Jesús sabe por dónde nos lleva y que caminando al ritmo de sus pasos, aún con el sufrimiento de nuestra cruz a cuestas, no hay lugar para la desesperación.

Es nuestra relación de pertenencia con Jesús, pertenencia por haber acogido su llamada al Discipulado, la que imprime la Paz en nuestro corazón. Discípulos de Jesús que por guardar la Palabra tenemos la experiencia de que Él camina delante de nosotros convirtiendo nuestras tinieblas  en luz, como profetizó Isaías (Is 42,16).

 P. Antonio Pavía

https://comunidadmariama.blogspot.com/

Dignos de Dios

 

 Hay quienes piensan que por mucho que se  esfuercen,  por medio de sacrificios y oraciones, en agradar a Dios, nunca serán dignos de Él. Pues sí, todo hombre llega a ser digno de Dios su Padre, si orienta su vida, sus opciones y decisiones, en vistas a recibir de Él su Sabiduría. Tengamos en cuenta que en la Espiritualidad bíblica Sabiduría y Palabra sin sinónimos. De hecho, Jesús, Palabra del Padre, es llamado por San Pablo, Sabiduría de Dios (1 Co 1,24). Veamos ahora este texto del libro de la Sabiduría: "Quien madruga para encontrar la Sabiduría no se fatigará; a su puerta la encontrará sentada... pues ella misma va por todas partes buscando a los que son dignos de ella” (Sb 6,14-16 ).

Cuando se predica el Evangelio, sus palabras que son "Espíritu y Vida” (Jn 6,63b) buscan entre los oyentes a los hambrientos de Dios. No es que estén ya convertidos, pero si quieren cambiar su vida por la Vida y la buscan en Jesús y su Santo Evangelio, el mismo Jesús les hace dignos del Espíritu y Vida que reposa en sus palabras. El Señor les considera pues, dignos lo mismo que consideró a sus primeros discípulos dignos-aptos para poder sufrir a causa de su Nombre

(Hch 5,41).

 P. Antonio Pavía

 https://comunidadmariama.blogspot.com/

martes, 25 de enero de 2022

Si alguien es fósforo, tú no seas candela

 

Hay momentos en la vida que solo se pueden comprender como si de un milagro se tratara y lo digo porque, hace pocas fechas, una religiosa de la Congregación Franciscanas de María Inmaculada -la Hna. Gloria Cecilia Narváez, de 59 años- ha sido liberada en Mali (África) después de padecer toda clase de torturas, vejaciones y humillaciones diversas durante casi cinco años. Relato algo que ella misma manifestó en una rueda de prensa en Bogotá (Colombia). La dura prueba que para ella significó ese secuestro, empezó en el mes de febrero del año 2017, cuando ella se encontraba viendo noticias junto a sus hermanas de la congregación y violentamente cuatro hombres armados con fusiles, del Frente de Liberación de Macina (un grupo yihadista) y las amenazaron con llevárselas. Cecilia, al ver que no tenía opción y que sus hermanas más jóvenes estaban en peligro, con una valentía impresionante, se puso en frente del hombre armado y le rogó que si quería algo se lo hiciera a ella. El secuestrador accedió a la petición de la hermana Cecilia, dejó a las otras hermanas, y los terroristas la montaron en una moto y se la llevaron.

Quiero exponer este testimonio para darnos cuenta que la experiencia cristiana tiene unas expresiones que bien merece que la sociedad actual tome en cuenta. Estas hermanas franciscanas de María Inmaculada se dedican a cuidar a mujeres embarazadas, enseñarles a escribir, enseñar a niños y niñas la belleza de saber que Dios nos ama. Fueron estas acciones de amor al prójimo, las que terminaron llamando la atención del grupo terrorista y actuaron contra las hermanas como si de un mal social se tratara. Los secuestradores de la hermana Cecilia la tuvieron amarrada con cadenas, recorrían en moto por el desierto, con un inhóspito sol, varios días para torturarla y amedrentarla. Y ella sentía lo que muchas veces había recordado la Fundadora Madre Caridad Brader: “Si alguien es fósforo, tú no seas candela”. Es decir, que si alguien pone, con su odio y su violencia la mecha-fósforo, no te pongas en su lugar para hacer lo mismo. No eches leña al fuego. Aquí resuena y muy actualizada la bienaventuranza: “Bienaventurados cuando os injurien, os persigan y, mintiendo, digan todo tipo de maldad por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo…” (Mt 5, 11-12).

La hermana Cecilia cuenta que hubo días que comía una sola vez y que la salida del sol resplandeciente en el horizonte era lo que llenaba su alma de esperanza. Su fe, la confianza en Dios y una capacidad enorme de adaptación y fortaleza, hicieron que soportara cada día su cautiverio, amenazas e insultos en donde le advertían que la iban a matar. Muchas ocasiones, en medio del cautiverio, pensó que esa era una prueba que Dios le había mandado para probar su fe, para volverla más paciente, más entregada a su labor y afrontando estas circunstancias con el silencio ante cada uno de los improperios que recibía. Sólo se refugiaba en Dios y le pedía para ser fuerte en esos momentos tan crueles. Escribía cartas a Dios con pedazos de carbón en los que incluso dibujaba el mapa de Colombia, su tierra querida, para pedir desde la distancia por la paz de su país.

A pesar de todo por lo que le hicieron pasar, la hermana Cecilia también rezaba por la conversión de sus secuestradores y así decía: “Nunca guardé rencor en mi corazón, no guardo rencor y rezo por ellos. Lo único que anhelaba era que me liberaran”. Como todo lo vivido en cautiverio, su liberación, para ella, también fue una verdadera sorpresa. Sin previo aviso, un día, la montaron en un coche y tras un largo trayecto, en el que ella estaba invadida por el miedo, en donde recorrió el desierto del Sahara y no tenía idea en donde estaba, le dijeron: “Llegamos a este lugar, aquí está su libertad”. Hoy la hermana Cecilia espera poder seguir sirviendo a los más pobres y afirma que no tiene miedo de volver a irse a alguna misión fuera del país si así lo ven sus superiores. Sirva este testimonio para comprobar la inmensa labor escondida y poco aireada por los medios de comunicación. Hay tantísimas experiencias positivas que superan a las negativas que son ínfimas, pero hacen mucho ruido. Y es que la “luz luce, pero no se luce”.

+ Francisco Pérez González

Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela

lunes, 24 de enero de 2022

El Poder de María

 

                                                         

Leía hace un momento cómo María aplastaba la cabeza de la serpiente (Gen 3-15); y cómo éste La odia, tanto que se ha dedicado a meter en la mente de los hombres que ni es Santa ni Virgen... Y ahí están sus alumnos, ejerciendo el trabajito de filigranas que éste “bicho” hace desde que le aplastaron.       

A lo tonto, a lo tonto ya ha convencido a media humanidad: Protestantes; evangélicos, sectarios, yoguistas con su “Ooooommmm”; los que bailan delante de una hoguera cortando cuellos de gallina... Si sigo, no paro... El caso es apartar a La Virgen de multitudes, suprimir su Nombre y así evitar su protección.

Si se saltan a María para llegar a Dios -los de la hoguera no entran-, sencillamente Dios se salta a ellos. Es lo que tiene la Palabra de Jesús.

Lo grande es que las conversiones se suceden y María no desiste con los que niegan su Santa existencia como Virgen Madre de Dios. Qué Lean la Biblia pero que figure el “Nihil obstat imprimátur”. Las protestantes han suprimido 7 Libros, testimonios de Santos y alterado los textos Evangélicos; que mediten sus intencionadas y cercenadas biblias por su bien.

Intercesora y Madre de la humanidad, es la Persona a Quien más ama Dios. En cuerpo y alma fue asunta al cielo para que supiéramos que en alma y después en cuerpo transformado, Viviremos junto a Ella.   

¡Bendito Poder de María!  

Emma Díez Lobo

 

    

domingo, 23 de enero de 2022

Un año que será de verdad nuevo, si nuestro corazón es nuevo

 


Qué es un año nuevo? Propiamente para los cristianos el nuevo año, corresponde con el nuevo año litúrgico que se vincula con el Adviento. Con las primeras Vísperas de Adviento se crea como una «noche vieja» para comenzar un año nuevo con la actitud

del Corazón de Cristo.

¿Qué es tener un Corazón nuevo? La mirada hay que ponerla en Cristo. El Corazón nuevo es el Corazón de Jesucristo. La novedad la da siempre el amor. Sin amor todo es viejo, con el amor de Jesús, todo es nuevo. La vida es nueva cuando se vive desde la gracia del Señor al servicio de los más pobres.

Tres aspectos deberíamos vivir en nuestra Archidiócesis, en estos momentos de visita pastoral, de una clave de sinodalidad, del jubileo de Guadalupe, para que este año nuevo, sea realmente nuevo, vivido desde el Corazón de Jesucristo.

1. Año Nuevo, volver a lo esencial. La novedad siempre es vivirlo todo por Jesucristo, con Él y Él. No hay novedad sin Cristo. Es Jesús el que lo hace todo nuevo.

Volver a lo esencial no es inmovilismo, cito aquí la frase del Papa Francisco de que hay que desterrar la frase del “siempre se hizo así” porque hace mucho daño a la Iglesia, y empezar a decir lo que hay y tener que hacer, o debiendo de comenzar para hacerlo así, que es como se debería de hacer siempre.

Volver a lo esencial es que no olvidemos lo central de nuestra vida de fe, la centralidad de la Eucaristía, la prioridad de la Redención de Dios, y la evangelización de los pobres, porque como no exista una pobreza como apertura no se acoge la Buena Noticia de Jesús de Nazaret.

2. Año Nuevo, comenzar con humildad. Nos hemos convencido de que el Señor sigue alentando a su Iglesia para vivir en sencillez y humildad. Ser humildes es el único camino que conduce a la Santidad si queremos llegar a la meta de buscar en todo coherencia. No somos más que peregrinos que comenzamos un año nuevo postrados de la humildad de la que soñamos con
la esperanza de que con el Señor todo es posible y ante los retos que tenemos es dirección obligatoria el tomarnos en serio el reto de ser cristianos coherentes, caminando en santidad, sacerdotes, vida consagrada y laicos.

3. Año nuevo, siempre… en ti confió. No nos podemos quedar en un desánimo que se instala en la queja de que nada puede cambiar. Todo es posible para Dios, creer como María, nuestra Madre en el Dios de lo imposible, cuando nos quedemos en una sospecha continua y desconfiemos de todo y sobre todo, creando ese ambiente nefasto del pesimismo visceral.

Son tiempos recios, que solo con una gran confianza podemos hacer saltar por los suelos y hacer trizas nuestro sentir de quedarnos en la lamentación estéril. Sin una profunda conversión personal, que se refleja en nuestra manera de evangelizar, donde es necesario recuperar la esperanza confiada.

Las palabras «éxito» y «fracaso» no existen, ni en el lenguaje, ni en el estilo de Jesús. La palabra «éxito» no es cristiana, la palabra sería «ser fecundo» y la fecundidad sí que es cristiana, si tiene mucho que ver con ser grano de trigo que muere para dar fruto abundante.

El «fracaso» sería la cruz que es dirección obligatoria para vivir la alegría del Resucitado. Cristo muerto y resucitado que celebramos en la Eucaristía, es el centro, la cumbre y culmen de nuestra santidad.

Vivamos un año nuevo, para sembrar y ser sembradores desde el Evangelio y la vida de nuestra iglesia diocesana tan llena de esperanza.

+ Francisco Cerro Chaves

Arzobispo de Toledo

Primado de España

 

sábado, 22 de enero de 2022

Domingo III T. Ord.

 

El Espíritu del Señor está sobre mi

 Jesús lee en la sinagoga este pasaje de Isaías: "El Espíritu del Señor está sobre mí… para evangelizar a los pobres…"

Terminada la lectura dice: esta profecía se cumple hoy...Yo soy el hoy de la salvación.

 Sondeamos dos de los "Hoy" que vemos en el Evangelio. El que anunció el Ángel a los pastores de Belén "Hoy os ha nacido un salvador" (Lc 2,10). Estos hombres, dejando sus pertenencias en el monte  - exponiéndolas al pillaje-  corrieron al encuentro del Salvador y lo encontraron... eran pobres de bienes pero ricos en Sabiduría. Vemos ahora a Zaqueo, de quién Lucas nos dice que era rico. Se entera que Jesús está en Jericó y ante su pobreza interior, pues no tiene a Dios, se dice: Hoy o nunca, y sale donde Jesús. Zaqueo es bajito y la calle está abarrotada. Si quiere ver a Jesús tendrá que subirse a un árbol como los chiquillos.

 Exponiéndose a la burla de todos, a la pérdida de su fama y dignidad, se sube. Su encuentro con Jesús fue bellísimo; comieron juntos y Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa" (Lc 19,9) . Los pobres, los que ponen sus cosas en manos de Dios... tienen el oído abierto para poder ser evangelizados.

 P. Antonio Pavía

 https://comunidadmariama.blogspot.com/

viernes, 21 de enero de 2022

Miedo

                                                                                                  

La palabra muerte da miedo, digan lo que digan entra un “yuyu” importante. Eso de: “A todos nos tiene que pasar, es lo más natural del mundo”... ¡Ya!, porque quien lo dice no está en esa situación final. La Fe es lo único que nos puede sacar “tímidamente” el miedo del cuerpo ¡No hay otra!, pero debe ser terrible para los no creyentes.      

La Fe, más diminuta que un grano de mijo hay que aumentarla con “comidita” y se me ocurre... Recordemos a Juan cuando nos habla del lugar donde irán los Hijos de Dios; recordemos las apariciones de la Virgen y sus palabras; recordemos a los Santos, sus visiones, sus milagros y la alegría al dejar este mundo.        

Y Jesús, el eterno Jesús nos mostró su Resurrección que también es la nuestra. La frase “Dios confío en Ti”, no la olvidemos jamás.

El amor de Dios, en el momento final, hace que la mente cambie y el miedo se disipe si eres creyente; lo manifestaba un familiar que decía ver a la Virgen a los pies de la cama y tranquilamente se fue.

Estoy empezando a entrenarme... No, no me pongo en la cama como dormida, lo que hago es presentar al alma lo que sucederá, escuchar a Dios para sentir al prójimo, no enfadarme casi nada, vender hasta las pestañas y cuando me levanto, dar gracias porque la familia aún me tiene cerca.      

Recuerdo a Juan Pablo cuando dijo: “No tengáis miedo”. Pues haber si nos tranquilizamos que los Católicos tenemos tanta suerte...   

 

  Emma Díez Lobo

 

jueves, 20 de enero de 2022

Mi Padre es vuestro Padre

  

No es lo mismo cumplir con Dios que estar con Él. El hermano mayor de la parábola del hijo pródigo cumplía puntualmente las órdenes de su padre (Lc 15,29a), pero su corazón no estaba con él sino con sus amigos (Lc 15,29b).

Jesús, enviado del Padre, abre nuestra alma para que le   lleguemos a conocerle y adorarle en espíritu y verdad (Jn 4,23-24). Para llegar a conocer a Dios como Padre, es decir de tú a tú, es preciso que la línea divisoria que hay entre el Cielo y la tierra sea rasgada; línea que impide que el hombre tenga una relación filial, íntima con Dios como Padre. La línea divisoria estaba simbolizada por un tupido velo que cubría la entrada en el recinto sagrado llamado, Santo de los Santos, del Templo de Jerusalén.

 Nos dice Lucas que a la muerte de Jesús, este velo se rasgó anulando así la línea divisoria entre Dios y nosotros. Roto el velo, Jesús grito: ¡Padre en tus manos encomiendo mi Espíritu! (Lc 23,45-46). Es por eso que una vez resucitado, Jesús se apareció a María Magdalena y le confió esta bellísima misión: "Vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre; a mí Dios y a vuestro’ Dios”.

 Y todavía hay quien se pregunta: ¿Vale la pena buscar a Dios?

 P. Antonio Pavía

 https://comunidadmariama.blogspot.com/

 

miércoles, 19 de enero de 2022

La unidad de corazones, testimonio cristiano

 



 



Parecía un reportero que tomaba sus apuntes en aquella cena de despedida. Todo lo que el Maestro decía tenía una inmensa transcendencia, y a Juan no se le escapó ninguna de sus palabras. Aquel discípulo nos ha dado apuntes preciosos que sólo en su relato podemos leer. No en vano la predilección de la que fue objeto ayuda a comprender la entraña íntima del Corazón de Dios. Fue el primero en interesarse por la casa de Jesús y permanecer allí, el que presenció el día luminoso del Tabor y la noche tenebrosa de Getsemaní, el que se recostó en su pecho durante aquella Última Cena, el que estuvo con María al pie de la cruz, el que antes llegó al sepulcro vacío. Juan nos dice cosas en su Evangelio que completan el perfil interior del Señor. Una de ellas es esta breve e importantísima oración: que todos sean uno (Jn 17,21).

Eran muy distintos aquellos doce apóstoles, tan diversos por tantas razones, y sin embargo llamados a una unidad del todo especial: que sean uno como el Padre y Jesús son uno. Y nada menos que en eso cifraría la fe de la humanidad: que sean uno, como Tú, Padre, y yo somos uno, para que el mundo crea.

No es una cuestión de uniformidad estética, de componenda fotográfica, de disciplina de partido, de “fuenteovejuna-todos-a-una”. Es algo más grande, más sencillo, menos pretencioso y nada ideológico. Ser uno no significa la anulación de la mirada personal que cada uno tiene de las cosas, sino la conciencia de que esa mirada no logra abarcar del todo la realidad cuando ésta es más grande, más hermosa, más bondadosa de cuanto los ojos particulares son capaces de captar. Es atreverse a mirar las cosas desde los ojos de Dios que custodian la Iglesia.

La unidad pedida por Jesús a sus discípulos no es el resultado de una imposición de la propia mirada a los demás, o la anulación cegadora de la visión del otro obligándole a mirar lo que yo y como yo. Esa unidad surge y crece cuando logramos mirar juntos, con la humildad de quien reconoce que no lo ve todo ni lo puede abarcar todo, y se deja asombrar por la grandeza, la belleza y la bondad de Otro, de Dios mismo en cualquiera de sus manifestaciones. Es un asombro que nos reclama una adhesión llena de gratitud y de amor hacia la Verdad que inmerecidamente se nos ofrece por parte del Señor.

Lejos de hacernos rivales que porfían y se enfrentan desde nuestras formas distintas de ver y de mirar, se nos constituye en hermanos que se completan y complementan. Sin avasallar al otro, sin la prepotencia sobre el otro, dejamos que la Verdad de Dios con toda su belleza, su bondad y su grandeza se nos adentre, nos purifique y nos conceda esa unidad que pidió al Padre el mismo Jesús.

En estos días vamos a celebrar la semana de oración pidiendo la unidad de los cristianos, de cuantos confesamos a Jesús como el Hijo de Dios. Recemos al Padre nosotros también con la misma oración de Jesús: que todos seamos uno para que el mundo crea. En sintonía con el lema que se propone para este año, “hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo” ponemos la esperanza en que la luz de Cristo “sigue alumbrando las oscuridades de las personas y de los pueblos, sin que se extinga el hambre de Dios”.

La presencia cristiana no es obsoleta, no está afónica ni es invisible, por más que haya grupos políticos e ideológicos que la quieran censurar o incluso

Pidamos para que sea fecundo el diálogo teológico, para que vaya acompasado por el diálogo de la caridad y para que sea sostenido por la oración. Y que la unidad redunde en la entrega a la humanidad por la que murió redentoramente Jesús, vendando sus heridas, respondiendo sus preguntas y acercándoles la gracia de la que todos somos mendigos.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm

Arzobispo de Oviedo

 

 


martes, 18 de enero de 2022

Muéstranos al Padre

 

Última Cena: Jesús da a los Apóstoles las catequesis que apuntalan el Discipulado. Una tristeza se abate sobre ellos ante el inminente arresto y muerte del Señor;  Felipe abatido le dice: “Muéstranos al Padre y nos basta" (Jn 14,8). Felipe no digiere lo que está pasando pero ha oído a Jesús hablar muchas veces de su Padre y desea contactar con Él para entender los próximos pasos de su Hijo. Seguramente recordaría cuando Jesús les dijo que su Padre revelaría "estas cosas" -su Misterio- no a los grandes de este mundo sino a los que se hacen pequeños (Mt 11,25...). También sabe que su Padre que vela sobre las aves del cielo y los lirios del campo, con mayor razón cuidaría de ellos que un día, dejándolo todo, acogieron la llamada de Jesús (Mt 6,26-30).

 Sí, todos ellos guardaban como joyas en el cofre de su corazón lo que Jesús les había dicho del Padre, pero ahora en sus corazones reina la incertidumbre e incluso las dudas. 

 Muéstranos al Padre, le susurra Felipe casi gimiendo; un día nos dijiste que Él jamás te dejaría solo (Jn 8,29). Muéstranos al Padre porque la soledad que nos acecha nos aplasta. Felipe nos mostró el camino en esos días aciagos de la fe: ¡Jesús, muéstranos al Padre y nos basta!

 P. Antonio Pavía

https://comunidadmariama.blogspot.com/

 

lunes, 17 de enero de 2022

Lo Viejo se convierte en Nuevo

                         

                  

 Recordemos la boda de Caná (Galilea). Un montón de invitados, entre ellos Jesús, su Madre, los discípulos y los novios.    

A las dos horas, más menos se les acabó el vino y María sabiendo que su Hijo era Especial, se Le acercó para decirLe: “No les queda vino”. Jesús le contestó: “Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora”. Esto es curioso, la Madre dice una cosa y el Hijo contesta otra…  

Tal vez Jesús no quería aún hacer un milagro a la vista de todos, pero si su Madre se lo pedía, lo haría solo ante los “sirvientes”.  

Entonces María dijo a los sirvientes: “Haced lo que Él os diga”; y a petición de Jesús llenaron 6 tinajas de agua que, ante ellos, convirtió en vino excelente. “Ahora llevádselo al mayordomo”... El mayordomo “alucinó” del buen sabor del vino y llamó al novio para decirle: “Todo el mundo pone primero el vino bueno, tú en cambio has guardado el vino bueno hasta ahora”... ¡Pobre novio, si no tenía ni idea de lo que había sucedido!, tampoco el metre.

Qué importante es entender éste milagro: Primero el vino “viejo” o A.T. y después con Jesús, el vino “bueno y nuevo” o N.T. como culminación del Antiguo. Pero aún debíamos conocer su Palabra, la hora estaba a punto de comenzar...  

Su nueva Doctrina junto a su Muerte -arrebatadora de pecados- nos brindó la salvación.

Gracias por “ir a la boda” y convertir lo Viejo en Nuevo.     

   Emma Díez Lobo

 

domingo, 16 de enero de 2022

No nos hemos perdido nada

 

Allá que iba Juan (el Bautista) caminando con dos discípulos, uno era Andrés -el otro no se sabe-, cuando vieron pasar a Jesús… Juan les dice: “Este es el Cordero de Dios”…. Tal vez sus amigos no entendieron lo “del cordero” pero lo de Dios seguro que sí, y fueron tras Él.        

Jesús al verles preguntó: ¿Qué buscáis?, y contestaron como los gallegos (siempre con otra pregunta), y Tú ¿Dónde vives?

- “Venid y lo veréis” (hoy, en su Iglesia) y se quedaron con Él. Horas de asombro por el leguaje tan especial de Jesús; conocerían a María y a José, su carpintería, su hogar... Y Juan, de paso, vería a sus familiares.  

Tan emocionado estaba Andrés por lo sucedido (como nosotros al descubrirLe) que en cuanto vio a su hermano Simón, le dijo: “Ven conmigo que hemos encontrado al Mesías”, y  te Lo voy a presentar (pasar La Palabra de unos a otros).   

Jesús al verle... “Tú eres Simón (significa roca) y sobre ti, edificaré mi Iglesia”,... Cuando Jesús dice algo ¡Cómo para discutir! Y sobre Simón-Pedro, La edificó. Es esa donde también está María y puedes escucharLe cada día; las otras no ¿eh?, que se han olvidado de la roca, de Pedro, de María, de la Cena...      

Rememorar aquellos pasajes es como estar allí y conocer al primer Papa de su Iglesia. No, no nos hemos perdido nada en absoluto, es lo que tienen los Evangelios, poder vivir la voz de Dios en el presente. Por eso somos Católicos, Apostólicos y Romanos.   

Emma Diez Lobo

    


sábado, 15 de enero de 2022

Domingo II T. Ordinario

 

 Haced lo que Él os diga

Algo que distingue a los fariseos de todos los tiempos es que detrás de su fachada de personas más o menos piadosas esquivan con mil razones la Palabra de Dios que  escuchan, es decir que esquivan al mismo Dios. Por eso Jesús dijo a los de su tiempo: ¿Por qué me llamáis Señor, Señor y no hacéis lo que os digo?

 Hoy leemos el Evangelio de las Bodas de Caná. Alguien dirá qué tiene que ver este Evangelio con los fariseos. Tiene que ver porque María es el polo opuesto al fariseísmo. Ella recibió una propuesta de Dios que aparentemente sobrepasaba toda comprensión humana, sin embargo sabiendo que por venir de Dios se fio de Él y dijo: ¡Hágase en mí tú Palabra! Repito, la propuesta de Dios era inconcebible pero se apretó  a Él y la acogió. Al dar su sí a Dios le conoció no de forma académica sino al Dios cercano que nos hace semejantes a Él (1Jn 3,1-2).

 María por haberse fiado de Dios en una propuesta que la  sobrepasa, ante la falta de vino en la boda,  tuvo autoridad para decir a los sirvientes: "Haced lo que Él os diga". Podría añadir: Yo acogí la Palabra, dije sí a Dios y le conocí como "mi Padre".

 Hagamos lo que Jesús nos dice en el Evangelio y no tendremos la menor duda de que efectivamente es el Hijo de Dios.

 P. Antonio Pavía

 https://comunidadmariama.blogspot.com/

 

viernes, 14 de enero de 2022

El más grande error

 

                             

 Remontémonos en el tiempo... ¿Pero qué creían que Dios les iba a premiar? ¡Qué épocas y qué fanatismo! Fue el mayor delito cometido contra el Evangelio de Jesús. O se pasan como entonces, o no llegan como ahora…

No me imagino a un católico torturando a otro ser humano por el hecho de ser un falso converso; pero sucedió, y no estoy nada orgullosa de esta afrenta a Dios protegida por las Leyes Inquisitorias.    

Cuando la Iglesia de Cristo es mal entendida, y lo fue, se cometen gravísimos errores con el solo motivo de “salvar almas herejes”, sin pensar que al juzgarlas ponían las suyas en peligro.        

Hoy la herejía está a la orden del día; en tiempos de Jesús se llamaban paganos, al fin y al cabo es lo mismo pero ningún apóstol, ni Cristo, alzó su espada para evangelizar, por el contrario fueron mártires de la Palabra. 

La Fe radica en obedecer el Evangelio, en perdonar, en extender su amor y enseñar los peligros sin el camino de la Verdad, pero pretender hacer la labor de Dios... Él dijo: “En la medida que juzguéis seréis juzgados”.

Perdón se pidió por lo que hicimos, hoy pedimos respeto a nuestra Fe. Aquél que se defina Católico, no puede ni por Poder ni por razón, condenar en Nombre del Altísimo.

Qué Dios bendiga a todos los Santos Pastores que han muerto y mueren por la salvación de las almas... Qué distinto ¿Verdad?             

  Emma Díez Lobo