jueves, 27 de enero de 2022

El Ángel cartero

 

                                                                       

 San Pio de Pietrelcina decía que pusiéramos nombre a nuestro Ángel y yo lo hice, se llama “Manuel”; a veces le envío con recados a otros ángeles de las personas que quiero, como hacía el Padre Pío.  

Para éste Santo hablar con Angelino -nombre que puso al suyo- era el día a día; le veía desde muy niño y pensaba que eso era normal. Yo no tengo esa suerte pero no importa, yo envío a Manuel aunque no tenga respuestas de vuelta, ni sepa si vienen ángeles a mí; a lo mejor es que no me envían ninguno ¡Misterio! 

¿Os pasa a veces que la mente os trae a alguien y en ese momento tenéis noticias?, pues ¿quién nos asegura que no sea el ángel de una persona que quiere decirnos algo?

El Santo era genial, sin saber idiomas, hablaba todos en confesión y cuando recibía cartas de todo el mundo, no las abría, decía que su Angelino ya se lo había contado... Los Capuchinos se quedaban pasmados, y ¡Yo!

Era un ángel espectacular, no paraba, se iba, volvía, venían otros, marchaban... Tuvo el Santo tantas experiencias y hay tantos testimonios que merece la pena leerlos.

Gracias San Pío por iluminarme y a mi Ángel Custodio Manuel por estar ahí, a quien un día conoceré en el último viaje.

-Padre Pío, mándame a Angelino, si le ves por allí, para que diga al mío que “funcione” porque o no sé hablarle, o se despista o... ¡No me hace ni caso!    

 Emma Diez Lobo

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