Hay quienes piensan que por mucho que se esfuercen, por medio de sacrificios y oraciones, en agradar a Dios, nunca serán dignos de Él. Pues sí, todo hombre llega a ser digno de Dios su Padre, si orienta su vida, sus opciones y decisiones, en vistas a recibir de Él su Sabiduría. Tengamos en cuenta que en la Espiritualidad bíblica Sabiduría y Palabra sin sinónimos. De hecho, Jesús, Palabra del Padre, es llamado por San Pablo, Sabiduría de Dios (1 Co 1,24). Veamos ahora este texto del libro de la Sabiduría: "Quien madruga para encontrar la Sabiduría no se fatigará; a su puerta la encontrará sentada... pues ella misma va por todas partes buscando a los que son dignos de ella” (Sb 6,14-16 ).
Cuando se predica el Evangelio, sus palabras que son "Espíritu y Vida” (Jn 6,63b) buscan entre los oyentes a los hambrientos de Dios. No es que estén ya convertidos, pero si quieren cambiar su vida por la Vida y la buscan en Jesús y su Santo Evangelio, el mismo Jesús les hace dignos del Espíritu y Vida que reposa en sus palabras. El Señor les considera pues, dignos lo mismo que consideró a sus primeros discípulos dignos-aptos para poder sufrir a causa de su Nombre
(Hch 5,41).
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