domingo, 30 de enero de 2022

Increpó al viento

 

         Despiertan a Jesús y se encuentra ante la tempestad del viento y el lago y ante la tempestad de la falta de fe de los suyos. Lógicamente tendría que actuar por orden de prioridad y por eso lo primero que hizo fue calmar a los elementos, que inmediatamente obedecieron. Ya en calma el temporal es cuando censura a los acompañantes de cobardes y faltos de fe.

         Quizá nuestra lógica humana hubiera empezado al contrario: Tranquilizaos, no os preocupéis, estáis conmigo y después solucionamos la causa del miedo.

         Pues ante nuestras tempestades los cristianos tendremos que invertir los términos. Primero buscar las causas de nuestras tormentas, apaciguarlas y ya una vez a bien consigo mismo, en calma y tranquilidad, sin nada que nos atormente, ponernos en manos de Jesús. Darle las gracias por estar ahí durmiendo a nuestro lado, arrepentirnos de nuestra necedad y pedirle que aumente nuestra fe. Difícilmente entraremos en oración sin tranquilidad, sosiego y calma.

 Pedro José Martínez Caparrós

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