Allá
que iba Juan (el Bautista) caminando con dos discípulos, uno era Andrés -el
otro no se sabe-, cuando vieron pasar a Jesús… Juan les dice: “Este
es el Cordero de Dios”…. Tal vez sus amigos no entendieron lo “del
cordero” pero lo de Dios seguro que sí, y fueron tras Él.
Jesús
al verles preguntó: ¿Qué buscáis?, y contestaron como los gallegos (siempre con
otra pregunta), y Tú ¿Dónde vives?
- “Venid
y lo veréis” (hoy,
en su Iglesia) y se quedaron con Él. Horas de asombro por el leguaje tan
especial de Jesús; conocerían a María y a José, su carpintería, su hogar... Y
Juan, de paso, vería a sus familiares.
Tan
emocionado estaba Andrés por lo sucedido (como nosotros al descubrirLe) que en
cuanto vio a su hermano Simón, le dijo: “Ven conmigo que hemos encontrado al Mesías”,
y te Lo voy a presentar (pasar La
Palabra de unos a otros).
Jesús
al verle... “Tú eres Simón (significa roca) y sobre ti, edificaré mi Iglesia”,...
Cuando Jesús dice algo ¡Cómo para discutir! Y sobre Simón-Pedro, La edificó. Es
esa donde también está María y puedes
escucharLe cada día; las otras no ¿eh?, que se han olvidado de la roca, de
Pedro, de María, de la Cena...
Rememorar aquellos pasajes es como
estar allí y conocer al primer Papa de su Iglesia. No, no nos hemos perdido
nada en absoluto, es lo que tienen los Evangelios, poder vivir la voz de Dios
en el presente. Por eso somos Católicos,
Apostólicos y Romanos.
Emma Diez Lobo
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