¡Esto
sí que es grande!... Vienes y te presentas en un pedazo de pan, en aquella noche, cuando te despedías del mundo.
El día de la cena, en el salón de piedra de la casa de tu amigo, elevaste un
pedacillo de aquella hogaza y dijiste: “Este
es mi Cuerpo que será entregado por vosotros, haced esto en conmemoración mía”.
¡Y ya
lo creo que se hizo, Señor! Primero, bajo tierra en las catacumbas y a
escondidas, después sobre tierra y
ahora… Ahora en cada calle de cualquier
ciudad que te sigue…
Me
enorgullezco de ti, de tenerte tan cerca y de saber que me esperas cada día
cuando quiero recomponer mi corazón con el Tuyo, porque me he enterado de que
en esa Hostia blanca está tu corazón físico… Yo creía que estaba tu cara ensangrentada o Tú entero, pero en pequeñito
como de 3 cm .
¡Perdona Dios si te imaginaba así! pero no ¡Qué va!, es parte de tu corazón, tu
Ventrículo Izquierdo… Y yo sé por qué.
Tú
eres el único que sabe por qué empieza a latir un corazón, la vida del alma, y
Tú eres el único que sabe cuando dejará
de latir el mío para llegar a Ti. Por eso, mientras hago el camino, necesito me
acompañes con tus latidos… de tu Ventrículo Izquierdo.
¡Corpus
Dómine! Para mí. La realidad de tu Cuerpo, me abruma, me exalta, ¡no puedes
imaginarte lo que siento cuando te deshaces en mi boca!... ¡Ufff, Dios, es
bestial!… A veces Te retengo largos segundos para saborear tu amor, pero ya
sabes, hay que tragarte sí o sí… Y me hechizo pensando en Ti y comienzo a verte
en los hombres…
Señor,
no te rías, pero a veces me quedo mirando la Hostia , la grande, la del cura, como si fuera a
salir algo de ella… La verdad es que no sale nada, pero ¿Sabes que veo?, como
es blanca como las palomas, veo tu paz, aquella “Paz a vosotros”; y como es redonda, veo al mundo por quien te
Crucificaste.
Por
Tu Vida -Cuerpo, Espíritu y Palabra-,
ahora me toca a mí darte la mía…
Emma Díez Lobo