miércoles, 6 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra A los pies de Jesús escuchaba su Palabra (X)

 




Finalizamos este ciclo catequético sobre María de Betania, que encontró en las palabras de Vida y Espíritu que Jesús le iba diciendo la Luz Verdadera (Jn 1,9) que iría a colmar su corazón de las alegrías que no se desvanecen, incluso cuando los sufrimientos que a todos nos visitan, la rodeen amenazantes. María hizo su elección: El Discipulado, siempre golpeado por el odio y desprecio del mundo (Jn 16,14).

 Jesús proclamó a todos, empezando por ella que "había escogido la mejor parte" y que ningún poder de este mundo podría arrebatársela. Lo dijo también a sus discípulos de todos los tiempos, al proclamar que los poderes del infierno- de Satanás- jamás podrían abatir su Iglesia (Mt 16,18).

 El mismo Jesús acariciará y protegerá los corazones que le abrieron sus puertas, cuando les llamó a su Seguimiento por medio del Evangelio; y es que con toda verdad podemos decir que el Evangelio es la Sublime Llamada de Jesús al hombre (2 Ts 2,14).

 Benditos quienes, ante el Santo Evangelio, tengan la sabiduría de gritar exultantes: El Camino, la Verdad, y la Vida salen a mi encuentro: ¡Aquí Estoy! 

 

P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapostoles.com

 

Carta a la solidaridad

 



 

       Querida y apreciada solidaridad: Qué admirable es tu nombre, pero inmensamente mejores tus hechos y acciones. Te escribo para darte las gracias por el ejemplo que estás dando en estos días a causa de la DANA en esta bella tierra valenciana. Gracias por tu edificante alma. Gracias por ser un referente social. Gracias por la lección de vida. Tú siempre estás ahí dispuesta, vigilante día y noche, haga frío o calor, llueva o escampe, no aguardas a que te llamen, pues te presentas sin ser invitada y todos agradecemos tu “intrusismo”. Eres como un poliedro de infinitas caras porque infinitas son tus actividades: lo mismo te presentas con aspecto juvenil pletórico de fuerzas que vives en la débil ancianidad de noble voluntad. No te quejas, aunque te fatigues, sacas fuerzas de flaqueza, siempre sonriente para empapar las lágrimas de los damnificados o afectados. Tu lema es ayudar. Pero no eres jactanciosa, no presumes de hacer, sino que por el contrario quieres, por humildad, pasar desapercibida. Todos te queremos y no tienes enemigo alguno, –bueno, sí, uno, después me referiré a él–. No guardas rencor, siempre se te olvidan los malos modales con que algún despistado u orgulloso puede recibir en contadas ocasiones tu altruismo, pero no se lo tomes en cuenta son personas que solo tienen un mal pronto, como se suele decir, pero si les das un poco de tiempo te toman cariño, aunque su forma de ser no le permita mostrar su agradecimiento.

       Tienes también la gran virtud de presentarte tanto de forma aislada como en forma colectiva: grupos que tengan en común el pertenecer a un mismo nexo de unión. Basta que uno exponga una necesidad para que otros muchos se le adhieran: compañeros de clase o trabajo, cofrades, gentes con iniciativa… ¿O qué decir del voluntariado y donantes de órganos?

       Eres hermana de la caridad, pero, yo diría, que con otra perspectiva aledaña a ella, sin embargo algo más universal. Me explico. La caridad, por ser una virtud teologal –“teo”: raíz griega que significa dios– está motivada por un perfil religioso, algo propio de los cristianos; en cambio tú no estás imbuida por matiz alguno de creyente o espiritualidad. Transciendes lo religioso, pues lo mismo anidas en el corazón de un misionero que te vinculas al agnóstico o al ateo, mejor, todos los dioses son tu dios. Actúas por humanidad, moralidad o por ética y no necesariamente por sentimiento espiritual e inmortal del ser humano. Como todos los hermanos, os parecéis, pero con diferencias. Ella aparenta ser más seria, tradicional y conservadora, tú, en cambio, das un aire de liberalismo y jovialidad. Más juvenil.

       Anteriormente hacía referencia a que solo tienes un enemigo: por pura y estricta semántica es el insolidario, sinónimo de egoísta, saqueador o acaparador porque vive únicamente para sí mismo. Se cree que no necesita nada de nadie y por tanto… a la inversa. (Lo de acaparador lo digo porque estos días inmediatamente posteriores a la arriba referida DANA había gente que dejaban las estanterías de los supermercados vacías, carros de compras hasta los topes con artículos multiplicados, yo a eso lo llamo insolidaridad, pues te hacen una desleal competencia).

       En fin, aquí tienes un apasionado admirador que siempre estará a tu lado, un servidor siempre solidario con la solidaridad.

 

Valencia, 1 de noviembre, Día de Todos los Santos.

 

Pedro José Martínez Caparrós

lunes, 4 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra "A los pies de Jesús escuchaba su Palabra"(IX)

 




Seguimos pendientes de María de Betania, que, a los pies de Jesús, escuchaba su Palabra. Nos preguntamos: ¿No oiría el ruido que hacía su hermana en sus faenas de la casa? Pues   sí…pero "muy a lo lejos" absorta como estaba en los saltos que daba su alma, al recibir como en cascada, Palabras de Vida…".

Nos recuerda el impacto que alcanzó a Pedro, Santiago y Juan en la Transfiguración de Jesús (Lc 9,28-36). Los tres perdieron la noción del tiempo y del espacio, de ahí que Pedro en nombre de todos dijera a Jesús: ¡Que bueno es estar aquí, hagamos tres tiendas...! María de Betania representa la Plenitud de la Oración. No necesitó cursos ni métodos y menos aún de “expertos cualificados". Su amor a Jesús, abrió su alma a su Misterio y El, abriéndose camino hacia su corazón (Jn 14,23) tomó posesión de ella.

¡¡¡La insuperable grandeza de esta escena radica en que, la más que envidiable experiencia amorosa de esta mujer...!!!  está a nuestro alcance, al alcance de todo aquel que la busque y la desee pasionalmente.

En realidad, María de Betania, personifica la Sed que reconociéndolo o no, todos tenemos de Trascendencia…de Dios.

 

P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapostoles.com

 

sábado, 2 de noviembre de 2024

Partiendo la Palabra Dom XXXI. T. Ord. (Mc 12, 28b-34) ¿Necesita Dios nuestro Amor?

 




Un escriba pregunta a Jesús, cuál es el mayor mandamiento de la Ley. Jesús le responde: "Amarás al Señor, tú Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas". Jesús le está anunciando la Plenitud Gloriosa de nuestra relación con Dios. La respuesta nos parece sublime, paradisíaca, pero, ¿Como nos atrevemos a pretender amar así a Dios dada la debilidad de nuestro corazón? Y más aún; siendo Dios perfecto en todo, ¿Necesita de nuestro Amor?.

 Son preguntas desconcertantes. Encontramos la respuesta en la versión que nos da Lucas de este mismo pasaje. Lucas escribe que es el escriba quién proclama el Gran Mandamiento: "Amarás al Señor..." Y que Jesús le dice: "Haz esto y vivirás" (Lc 1O, 25...) - He ahí nuestra Fuerza- Gracia para alcanzar un día este Amor a Dios y al prójimo: !!Vivirás!! ¡¡Es un vivir desde Dios que nos hace vencer el espectro de la Muerte (1 Co 15,26) !!Vivirás!! He ahí la Promesa que recorre el Evangelio sin cesar: " En la Palabra estaba la Vida..." (Jn 1,1-5..) "Yo soy la Vida..." ( Jn 14,6 ). "El que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado - ya - tiene Vida Eterna" (Jn 5,24 )...etc. 

O sea que somos nosotros los que necesitamos que Dios nos ame y nos dé la Vida...entonces, y con esta Vitalidad que no es de la tierra sino del Cielo ya es posible una relación de Amor con Dios con todo nuestro corazón, alma y fuerzas... porque están enriquecidos- divinizados, como dicen los Padres de la Iglesia (por ejemplo, San Agustín), por la Presencia de Dios. Si, Jesús se hizo hombre, murió, resucitó y en su Evangelio nos dejó "su marca": ¡VIVIRÁS!

 

P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapistoles.com

 

miércoles, 30 de octubre de 2024

Partiendo la Palabra A los pies de Jesús, escuchaba su Palabra (VIII)

 



Insistimos en lo que dijo Jesús a Marta: “María ha elegido la mejor parte". Le está diciendo que su hermana ha elegido seguirle como Discípula suya. (Lc 10,38-42). 

Es cierto que la elección de Jesús puede desvanecerse si no decimos como nuestra Madre: Hágase en mi según tú Palabra. O lo que es lo mismo: Hágase en mi según tú elección. El "Hágase" de María de Betania fue propiciada por su " inclinarse ante Jesús; ante las palabras que le iba diciendo. Al escucharlas así, nuestra amiga sintió el estremecimiento del corazón y del alma de quienes "saben escuchar el Evangelio de Jesús".

El gozo y estremecimiento de quienes así lo escuchan, no es de este mundo. Es el gozo de quienes, buscando apasionadamente a Dios, reciben el Evangelio como un abrazo suyo. En María de Betania y en los que como ella buscan así a Dios se cumple la Bienaventuranza profetizada por el Salmista: "Bienaventurado el que tú eliges y acercas para que viva en tus atrios" (Es decir, junto a ti) (Sl 65,5).

Una última buena noticia: La elección de Jesús, surca el aire buscando quien la desee y acoja con toda su alma.

 

P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapostoles.com

 

lunes, 28 de octubre de 2024

Partiendo la Palabra VII " A los pies de Jesús escuchaba su Palabra" (VII)



Recordemos la escena: María de Betania no estaba embobada mirando a Jesús; está toda ella escuchando con tanto Amor su Palabra, que deja el camino libre y abierto, para que esta se adueñe de   su corazón y de su alma.

La disposición de María nos recuerda el deseo imperioso de David de estar cara a cara con Dios, expresado en este Salmo: "Una cosa pido al Señor y eso buscaré: habitar en la casa del Señor los días de mi vida, gozar de su dulzura." (Sl 27,4...).

Esta mujer, llena de Sabiduría, supo que estaba ante el Hijo de Dios, y... ¡Se olvidó de todo! Comprendió que las cosas por hacer en la casa podían esperar, que su prioridad era escuchar con el alma y el corazón inclinados, el Evangelio que salía de la boca de Jesús y gracias a ello, encontró... ¡el Tesoro de todos los tesoros, que daba resplandor divino a su vida!

Al escuchar así al Hijo de Dios se cumplió en ella esta exhortación de San Pablo: "El que se une al Señor, se hace un solo Espíritu con El”  (1 Co 6,17).

 

P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapostoles.com

sábado, 26 de octubre de 2024

Partiendo la Palabra Dom. XXX T. Ord. (Mc 10,46-52) ¿Para qué sirve el Evangelio?

 



 

Este Evangelio narra la curación de un ciego por parte de Jesús. Varios son los Manantiales de Vida que surgen de este pasaje. Veamos algunos: el ciego, al saber que Jesús pasa a su lado, le grita para que le cure; el aparente desinterés de Jesús por él; la presión de la multitud para que deje de importunar a Jesús; El ciego que contra toda esperanza (Rm 4,22)   siguió gritando a Jesús; Jesús que dice a sus discípulos que le llamen. Este hombre que al saber que Jesús si se interesa por él, arroja su manto, figura del hombre viejo, (Ef 4,22) y corre saltando hacia El...

Y tantos manantiales más, pero voy a decantarme por uno que me parece esencial para nuestro crecimiento como Discípulos de Jesús. Fijémonos en que cuando Jesús abrió los ojos de este hombre le dijo: " Vete, tú fe te ha curado". Bartimeo, así se llamaba este hombre, no se fue a su casa, ni a sus cosas. Decidió seguir a Jesús iniciando así el sublime camino del Discipulado. Una reflexión: ¡Cuantas maravillas e incluso milagros ha hecho Dios en nuestra vida y quizás no hemos dejado la maraña de nuestras cosas, descuidando así, nuestro seguimiento a Jesús!  Y recordemos, que no hay otro camino para seguir a Jesús que el de su Santo Evangelio.

 

P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapostoles.com