La palabra muerte
da miedo, digan lo que digan entra un “yuyu” importante. Eso de: “A todos nos tiene que pasar, es lo más natural
del mundo”... ¡Ya!, porque quien lo dice no está en esa situación final. La
Fe es lo único que nos puede sacar “tímidamente” el miedo del cuerpo ¡No hay
otra!, pero debe ser terrible para los
no creyentes.
La Fe, más diminuta
que un grano de mijo hay que aumentarla con “comidita” y se me ocurre... Recordemos
a
Juan cuando nos habla del lugar donde irán los Hijos de Dios; recordemos
las apariciones
de la Virgen y sus palabras; recordemos a los
Santos, sus visiones, sus milagros y la alegría al dejar este mundo.
Y Jesús, el eterno
Jesús nos mostró su Resurrección que también es la nuestra. La frase “Dios
confío en Ti”, no la olvidemos jamás.
El amor de Dios, en
el momento final, hace que la mente cambie y el miedo se disipe si eres
creyente; lo manifestaba un familiar que decía ver a la Virgen a los pies de la
cama y tranquilamente se fue.
Estoy empezando a
entrenarme... No, no me pongo en la cama como dormida, lo que hago es presentar
al alma lo que sucederá, escuchar a Dios para sentir al prójimo, no enfadarme
casi nada, vender hasta las pestañas y cuando me levanto, dar gracias porque la
familia aún me tiene cerca.
Recuerdo a Juan
Pablo cuando dijo: “No tengáis miedo”. Pues haber si nos tranquilizamos que los
Católicos tenemos tanta suerte...
Emma Díez Lobo
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