Iniciamos este ciclo Catequético sobre Dios, como nuestro Padre, haciendo
mención de gran parte de la sociedad, cuyo mayor error es poner su vida en
manos de dioses muertos, que, en vez de sostenerla, nos la asfixian. El síntoma
más letal de tanta asfixia son tantas guerras que desde siempre, asolan buena
parte del mundo.
Sometidos a tantos males ancestrales, Dios compadecido de todos, escoge un
pueblo, Israel, a quien promete paz en sus fronteras, en la medida de su
fidelidad a Él. Israel, sin embargo, deslumbrado por el culto idolatra que los
países vecinos daban a sus dioses, recubiertos de oro plata, bronce...etc., a
quienes podían ver y tocar, fueron tras ellos.
Dios que es Amor, les envía profetas para enderezar sus caminos hacia la
Verdad, que no es otra que adorar al Dios Vivo, el que se vuelca a favor de
ellos, mientras que los inventados y fabricados por los hombres nos dejan a
nuestra suerte, que no siempre nos es favorable. Digamos que Dios es y
quiere ser nuestro Padre... Padre de los que, como dijo Jesús a la samaritana,
"le adoren en Espíritu y Verdad" (Jn 4,24).
Seguimos el miércoles.
P Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario