Yo no lo veo… No aparece en tu lenguaje
así hables, no conoces la caridad y mucho menos la humildad. Evalúas por lo que
tienen y, haces “tú criba” particular. No miras al necesitado y, ahí
precisamente está Dios, esperando que dejes el espejo y Le mires.
Pero no, tu dinero, tus negocios ¡TÚ y
lo tuyo!, es tu mundo... Tremenda imagen para Dios y qué poco te pareces a su
Hijo, más cuánto a los que Le rechazan.
¡Qué te sucede!, ¿no sabes que Dios te
califica?: O Dios o la acumulación y alarde de tu condición; o Dios y su
Palabra o en la lengua “la amistad con la casta podrida don dinero”…
“Amasadores” hasta el alma y a veces de
Comunión y crucifijos “con diamantes”…
No, no vienes de Pedro, ni de Pablo, ni de Roma, vienes de tu enorme
falta de caridad y Evangelio por saber.
Lo peor de un “católico” es decir que
lo es y “presumir de corbata italiana”. Me pregunto si tiene la osadía de entrar
en algún templo Cristiano…
Llegará un día en que escuches: “No
sé quién eres, aléjate de mí, malvado” (Lc 13, 22-30). Porque
Dios no encontrará en ti, el menor rasgo cristiano en los años que pudiste
hacer y no hiciste. Un católico es sensibilidad en acción.
¿Entiendes ahora por qué la puerta es
tan estrecha? (Lc 13, 22-30). ¡No sabes el riesgo que corres!
Emma Díez Lobo
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