sábado, 24 de noviembre de 2018

XXXIV Domingo del Tiempo Ordinario: JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO






Jesús ahora es rey, pero como Dios oculto

        Termina el año litúrgico con la celebración de Cristo como rey. Es una invitación al optimismo, pero un optimismo realista, sabiendo que Cristo es rey y que tiene las riendas de la historia en sus manos, pero ahora lo ejerce como Dios oculto. Esto explica que ahora aparentemente no se note y dé la impresión de  que la historia esté en manos del mal. Las lecturas que se proclaman manifiestan este contraste. Por una parte, Daniel habla de un dominio eterno que no pasará y el Apocalipsis del príncipe de los reyes de la tierra, por otra, en el evangelio Jesús proclama  su realeza en contexto de humillación y fracaso ante Pilatos.

        Solamente hay un reino, el reino de Dios. Jesús es rey al servicio del reino del Padre. Toda su vida gira en torno a esta finalidad.  Este reino consiste en transformar la humanidad. Si reinar es ejercer un dominio sobre alguien, Dios-amor reina cuando ejerce su amor transformador sobre una persona y sociedad y las transforma. Dios ha creado al hombre libre y éste ha optado por el odio, el egoísmo, que se traduce en la propia destrucción de la humanidad. Ante esta realidad Dios quiere reinar, invitando al hombre a aceptar su amor transformador. Ahora lo invita a transformar su corazón y a capacitarse para que trabaje por un mundo mejor, después lo resucitará y le hará compartir plenamente su gloria.

        Hay dos modos de cambiar una situación, desde fuera y desde dentro. Desde fuera es el modo normal de actuación de los poderes humanos, que dictan normas y las imponen con la persuasión y especialmente con la amenaza de la violencia para lo que crean un sistema judicial y represivo. No es  éste el modo de obrar de Dios, pues anula la libertad del hombre y en el fondo nunca consigue una sociedad justa y feliz. Puesto que la historia está en mano de los hombres, el modo de actuar de Dios es actuar sobre el corazón de los hombres y transformarlo, de forma que el hombre transformado transforme el mundo que está en sus manos: familia, trabajo, comercio, relaciones sociales... Por esto se nota que Dios reina en una persona y en un grupo cuando  con un corazón nuevo se trabaja por un mundo mejor. Lo expresa muy bien el salmo 145,7-10, que describe el reinar actual de Dios en liberar: “Dios  hace justicia a los oprimidos, da el pan a los hambrientos, Dios libera a los encadenados. El Señor abre los ojos a los ciegos, el Señor endereza a los encorvados. Ama Dios a los justos,  protege al forastero, a la viuda y al huérfano sostiene, mas el camino de los impíos tuerce; Dios reina para siempre”.
Toda la predicación de Jesús habla de esta realidad, especialmente en las parábolas, que hablan de reino de Dios como una realidad que ahora es pequeña, pero que en esta pequeñez esta oculta la grandeza del futuro (parábola del grano de mostaza), como un campo en que hay ahora trigo y cizaña, pero después habrá siega y solo quedará trigo (parábola de la cizaña), como  un sembrador que siembra sabiendo, que a pesar de aparentes pérdidas, al final habrá cosecha (parábola del sembrador)… Todo ello invita al optimismo, pero a un optimismo realista, sabiendo que Cristo es rey y que tiene las riendas de la historia en sus manos, pero todo esto como Dios oculto en un campo en que sus seguidores son un pequeño grupo, sociológicamente poco relevante, en medio de  cizañas y resistencias poderosas. El reinado de Dios es un proceso creciente, ahora  actúa en la debilidad, invitando a los hombres a aceptar el perdón de los pecados y con él la transformación del corazón, después se manifestará plenamente todo su poder salvador sobre una humanidad nueva y glorificada.

        Jesús en su ministerio terreno actuó al servicio del reino, primero como heraldo, pregonero, que anunciaba el plan de Dios con sus palabras y acciones. Anunció el comienzo del reinado y realizó milagros que, como signos, tenían la finalidad de manifestar de forma concreta qué significa que Dios comienza a reinar: cura para hacer ver que el reino de Dios es un no al dolor y que enjugará toda lágrima, resucita muertos para hacer que el reino de Dios es un no a la muerte y que resucitaremos, perdona los pecados para hacer ver que el reino de Dios es la transformación del corazón, se rodea de discípulos para hacer ver que el reino de Dios es creación de una nueva familia de hijos de Dios y hermanos entre ellos... Al resucitar de entre los muertos Jesús, en cuanto hombre, es la primera persona en que Dios reina plenamente, en cuanto que su humanidad está plenamente bajo el dominio de Dios-amor, sin dolor ni muerte, glorificado. Por eso Jesús se convierte en personificación del reino de Dios.  Esto explica que nosotros aceptamos el reino de Dios, aceptando a Jesús, uniéndonos a él y viviendo como él vivió. Nos ha transformado el corazón y nos ha hecho un pueblo de sacerdotes, reyes y profetas. Sacerdotes porque unidos a él hacemos de nuestra vida un sacrifico existencial, reyes porque somos señores de toda nuestra persona y del mundo que nos rodea, y profetas porque anunciamos la palabra del reino. Ahora Jesús resucitado reina en nosotros como Dios oculto, en medio de dificultades y debilidades, después reinará de forma plena y manifiesta.

        La fiesta de hoy  invita a tomar conciencia de nuestra situación como individuos y como comunidad, que ha recibido la tarea de transformar su ambiente; invita a dar gracias a Dios porque reina sobre nosotros y por los ambientes que hemos podido transformar, por la meta que nos ofrece y los medios que nos proporciona, y por otra parte, invita pedir perdón por todas las facetas en que no dejamos que Dios reine en nuestra vida y en nuestro ambiente.

En la Eucaristía se actualiza el presente y futuro del reino de Dios y como pueblo sacerdotal ofrecemos al Padre a Jesús y nuestra vida unida él, damos gracias por el reino y pedimos que seamos reyes de nuestro mundo y que el reino llegue a su plenitud: Venga tu reino.

Dr. Antonio Rodríguez Carmona

No hay comentarios:

Publicar un comentario