sábado, 3 de junio de 2023

Partiendo la Palabra La Santísima Trinidad Jesús se entregó por mi (Jn 3,16-18)

 

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo para salvarlo, dice Jesús. Lo realmente impactante es que Jesús no opuso resistencia al ser entregado en, como El mismo dice, manos de pecadores (Mc 14,41).

 Veamos la secuencia de la entrega de Jesús en manos de pecadores:  Judas entregó a Jesús en manos de los miembros del Sanedrín que, perversamente ufanos, le condenaron y entregaron en manos de Pilato. Este sabía que Jesús era inocente pero no estaba dispuesto a malograr su honorable gloria, de ser gobernador de Judea por El, y le entregó al pueblo de Israel. Los israelitas, en general estaban molestos con Jesús porque su Evangelio ponía al descubierto sus apariencias de piedad, sacando a la luz que sus corazones eran extraños a Dios, por lo que salvaron a Barrabás y entregaron a Jesús a la muerte.  El Apóstol Pablo entendió muy bien el significado de la entrega de Jesús al escarnio de todos, que culminó con su muerte en la Cruz. Lo entendió de forma personalísima al decirnos: " Me amó y se entregó por mi " (Gal 2,20) Bien sabia Pablo que Jesús no se entregó por él a causa de sus méritos.

 Nos dice que Jesús le llamó al Discipulado a pesar de " haber sido un blasfemo y un perseguidor insolente." (1 Tm 1,12-13) Al reconocer su realidad de pecador, se desvaneció la distancia entre Jesús y él; las Palabras de Vida del Evangelio saltaron hacia su corazón y se tatuaron en su alma.

 Ojalá hagamos nuestra su   experiencia, que transcribimos: " Me amó y se entregó por mí, Pablo"

 Cambia el nombre Pablo por el tuyo.

 

P. Antonio Pavía

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