Ya nos hemos preguntado si nuestras obras agradaban o
no a Dios. Hoy señalo, que el hecho de que nosotros, que apenas somos un mini
puntito en el Universo, podamos agradar a Dios su Creador, parece más bien algo
de ciencia-ficción. Sin embargo, Isaías profetiza lo siguiente acerca de Jesús
y también de sus discípulos: "Eres precioso a mis ojos, de valor incalculable.
Yo te amo. (Is 43,4).
No son palabras humanas; salen de las entrañas de Dios
que las cumple, "por el honor de su nombre" como dice por ejemplo el
autor del Salmo 23. Por el honor de su nombre, Dios envió a su Hijo al mundo,
no para juzgarlo sino para salvarlo (Jn 3,17).
Por la Fuerza Divina de su Palabra, Jesús llama amigos
a sus discípulos de todos los tiempos a quienes dio y da las Palabras de Vida
que Él recibió de su Padre. (Jn 15,15).
Recordemos que en la Biblia la palabra amigo significa:
"Mi otro yo "Pues sí, con el Evangelio guardado en el corazón, no hay
duda de que nuestras obras sí que agradan a Dios... somos " El otro yo de
su Hijo"
P. Antonio Pavía
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