A cuántos no importa
el significado de Navidad y la celebran...
¿Qué celebran? No sé, son los amantes de la tierra sin Dios con sus fiestas sin
sentido.
La nuestra lo
tiene, es sinónimo de serenidad en el alma por el Regalo que Dios nos envió
para abrirnos el cielo, cerrado hasta hace poco más de 2000 años, que si te
pones a pensar en los trogloditas, éste acontecimiento sucedió “ayer”, un poco
antes de los Godos.
Por cierto, gracias
a que las almas son imagen y semejanza de Dios porque si observas a los “troglos”
¡Madre mía qué feos!, pero menos que los irreverentes, seguro.
Pienso en los no
creyentes, debe ser tristísimo decir: “¡Aprovechemos
la vida que no hay más!” Pues tal vez un día de estos se encuentren en la
UVI... Y como el cura no aparezca con la estola camuflada y el sujeto esté
dormido... me parece...
Correspondamos a José
y a María que sin saber qué sucedería al Hijo de Dios, su humildad y obediencia
nos salvarían de la muerte. Llevemos pues El Belén en el corazón con toda gratitud y sentimiento.
A los perdidos, rehenes
del mundanal ruido, que descubran en el silencio a Jesús de Nazaret; a los que
“marcharon” y no necesitan la Navidad, sean tan felices como nunca soñaron; y a
nosotros, que la vivimos con Fe y esperanza, tengamos la Paz prometida.
En Dios, amigos,
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