Un Salmista rebosante de gozo dice a Dios: "Me regocijo con tu Palabra como quien encuentra un rico botín" (Sl 119, 162). Nos preguntamos por qué tanto gozo de este hombre ante la Palabra de Dios, y la respuesta nos la da Él mismo haciéndonos ver que cumple las promesas contenidas en sus Palabras por el honor de su Nombre. En esto se apoya Azarías al interceder ante Dios por Israel, a la sazón cautivo en Babilonia. Azarías no apela a los méritos de los israelitas, pues estos han despreciado a Dios con sus continuas desobediencias. Apela a su Palabra, al honor de su Nombre por el que " la alianza hecha con Abraham que es irreversible" (Dn 3,34...). Es en este sentido que Jesús, hablando con su Padre proclama: "Tu Palabra es verdad"… es decir, la cumples (Jn 17,17).
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