Como ovejas sin pastor
Una multitud, hambrienta de Palabras de Vida, va tras Jesús sin dejarle apenas descansar. Distinguen perfectamente entre la predicación del Señor cuyas palabras son como saetas de fuego que alcanzan sus corazones y la de sus dirigentes, quizás hasta más elocuentes pero que carentes de espíritu no alcanzan a nadie, ni siquiera a ellos mismos. Esto nos lleva a decir que están los abrasados por el Evangelio, cuyas ovejas son también abrasadas y "los funcionarios" de la predicación que solo se preocupan de sí mismos y quedar bien con un auditorio más bien pasivo.
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