La banalidad de un
hombre se percibe por sus actos.
La banalidad se agudiza
cuando alcanza a un sector amplio de la sociedad. Fijémonos que nunca como en
estos tiempos ha resonado y resuena entre nosotros la palabra solidaridad. Se
proclama y vitorea en discursos, manifiestos, mítines, pancartas, infinidad de
foros, etc. Me parece más que loable pero mucho me temo, por lo que vemos en la
pandemia que tantísima proclamación no sea para bastante gente más que:
"una campana que suena" como dijo Pablo acerca de la falsa caridad
(1Co 13,1).
Es bochornoso constatar
cómo muchísima gente están poniendo en peligro la vida de los demás, de
colectivos como por ejemplo el de los Sanitarios a cambio de algunas horas de
diversión. Son demasiados los que están manchando su supuesta solidaridad con
sus banalidades.
P. Antonio Pavía
https://comunidadmariama.blogspot.com/
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